Relevo en el PP
La presidenta de la Diputación Provincial, Ana Guarinos, fue elegida el pasado fin de semana presidenta del PP en Guadalajara, con el abrumador apoyo del 96% de los votos, en sustitución de Antonio Román. El relevo sigue la estela de cuatro de las cinco provincias de Castilla-La Mancha, en las que el PP ha optado por situar de presidente provincial a la misma persona que dirige las respectivas diputaciones. Es un modelo lógico que siguió el PSOE y que suele resultar eficaz porque permite desarrollar una labor orgánica enteramente provincial a quien tiene la responsabilidad de gobierno en el mismo territorio. La diferencia ahora es que el liderazgo de Guarinos, al contrario que el de sus antecesores Tomey o Román, viene directamente apadrinado por Toledo.
La historia es conocida para quien esté al cabo de la política local. A Tomey lo manda Fraga a Guadalajara para digerir las luchas internas de la entonces Alianza Popular. El invento funciona y acaba resistiendo 16 años en la Diputación, pese a tener un contexto adverso en otras instituciones gobernadas por el PSOE. Tras los escándoles judiciales que dieron con sus huesos en el Supremo, Luis de Grandes pilota el relevo de Tomey y de casi toda la dirección provincial. El sustituto para encabezar el partido fue Antonio Román, un tipo sin pasado y sin adscripciones a ninguna familia interna. Román asciende en un momento en que Aznar goza de mayoría aboluta, pero en Guadalajara fue recibido con un incendio en el partido. La rebelión de Ortega y los díscolos le hace tambalearse, pero al final consigue superarla gracias al apoyo de hombres como De las Heras o Porfirio Herrero.
Hace doce años, Román cogió un partido desnortado y en la oposición en la Junta y la Diputación. Ahora lo deja instalado en el gobierno de estas instituciones y tras recuperar, primero, y consolidar después, el Ayuntamiento de la capital. No parecía, al principio, un hombre destinado a marcar una época en el PP de Guadalajara. Un joven de una familia de las de toda la vida en Guadalajara, deportista, preparado, médico. Lo que ustedes quieran. Pero también algo timorato y muy poco expeditivo en la tarea de oposición en el Ayuntamiento durante su época de senador. La suerte y la sociología de esta ciudad le vinieron de cara: se lleva por delante a Alique, arrasa en la provincia, apoya a Cospedal, es elegido diputado regional y contribuye a dar la puntilla que posibilitó el triunfo histórico de la albaceteña Finalmente, Rajoy arrasa y él acaba con un escaño en el Congreso.
En las elecciones municipales de 1999, el PP consiguió el 43,9% de los votos y 533 concejales. En las de 2011, el porcentaje se elevó al 46,7% y el número de ediles a 636. La diferencia con el PSOE ha pasado de apenas un punto y medio en 1999 a 11 puntos el año pasado. El PP ha ganado en Guadalajara todas las elecciones que se han celebrado desde 2008. Y en la capital, Román es alcalde tras consechar en los últimos comicios el 54.2% de los votos, lo que significó 24 puntos más que el PSOE. En 2003 esa distancia era solo de un punto.
A pesar de estos datos, Román se va porque Cospedal ha preferido a Guarinos, algo que estaba cantando desde el momento en que la secretaria general del PP optó por no incluir a la molinesa en su gobierno. Cospedal logra así controlar aún más el partido en Guadalajara -igual que en el resto de provincias- e implanta un modelo de partido inédito hasta ahora en el PP de Castilla-La Mancha. Tal como hicieron Bono y Barreda en el PSOE, el modelo que ahora abraza el PP se basa en el poder institucional ahormado a través de la Junta de Castilla-La Mancha. La prioridad de Cospedal ha sido rodearse de fieles incombustibles comprometidos con su propia causa personal. Solo así se entiende que la sustitución de Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco por Porfirio Herrero, dos novatos de la política alcarreña, pueda ser presentado como un ejemplo de renovación interna en la Ejecutiva. Por no hablar de la resurrección de López Polo como secretario de una pintoresca Oficina Parlamentaria.
El tiempo y los resultados electorales, en una época mucho más incierta que la que se encontró Román, pondrán a cada uno en su sitio. Pero no deja de ser curioso que Cospedal y el PP, ya integrados en Fuensalida, opten en el partido por un esquema de organización que tanto criticaron a sus adversarios.