La estafa del Parador de Molina
El ministro de Industria, José Manuel Soria, anunció ayer que no se van a acometer nuevas construcciones de Paradores, «dado que no es aconsejable realizarlas desde el entorno presupuestario actual». No lo dijo en una rueda de prensa en la sede de su ministerio o después de un Consejo de Ministros. Lo dijo en un desayuno organizado en Madrid por el Grupo Intereconomía. ¿No había otro sitio un poco más solemne para comunicar una decisión de este calado?
Soria cifró en 100 millones de euros la deuda de Paradores. La sociedad estatal gestiona 93 alojamientos y da empleo a 3.400 personas. Y, a partir de ahora, será presidida por Gela Alarcó, ex alto cargo de turismo en la Comunidad de Madrid y ex mujer de Rodrigo Rato.
La medida paraliza la ejecución del Parador de Molina de Aragón, junto a los de Muxía, Alcalá la Real, Badajoz, Béjar, Estella, Lérida y Villablino. Obsérvese que ninguno de estos establecimientos se ubica en territorios industrializados, ricos y turísticos como Madrid, Barcelona, Valencia ni País Vasco.
–Primera conclusión: El Estado sigue apostando por aumentar la brecha (aún más) en la España de dos velocidades (o de varias).
El descarte del Parador de Molina se produce tan solo cuarente y nueve días después de estas palabras de Ramón Aguirre, ex diputado nacional del PP por Guadalajara y presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), de quien depende Paradores: «la licitación de las obras del Parador de Molina se hará a finales de enero y la ejecución del mismo podría realizarse entre este año y 2014, si no se produce ninguna dificultad en el camino». Parece que esas dificultades no las sabía entonces y ahora han aparecido. Cabe pensar así porque, en caso contrario, Aguirre habría cometido uno de los actos más torpes e irresponsables en la política de esta tierra en los últimos tiempos. Ya dijimos que pasó enero y no había noticias. Nunca pensamos que fuera tan cierto aquello de «no news, good news».
Ramón Aguirre tiene un puesto clave para haber desbloqueado el Parador de Molina, sobre todo, después de convertir esta reivindicación en uno de sus caballos de batalla contra el Gobierno Zapatero en la anterior legislatura. Exactamente igual que la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, que permanece muda en esta película. No estuvo muda, eso sí, el 19 de mayo de 2011. Ese día, en plena campaña electoral, visitó Guadalajara y soltó la promesa de acabar el Parador durante su primera legislatura. Aún le queda mucho tiempo, pero convengamos en que la cosa empieza mal.
–Segunda conclusión: el PP utilizó en campaña el Parador de Molina (Cospedal llegó a prometer otro en el Palacio Ducal de Pastrana sin decir que los Paradores los construye el Gobierno central y que ese edificio es propiedad de la UAH) y ahora ha faltado a su compromiso con esta tierra. ¿Dirá algo el presidente provincial del partido? ¿Dirá algo la presidenta de la Diputación? ¿Dirán algo los parlamentarios del PP por Guadalajara?
Uno de éstos últimos habló ayer. El senador Porfirio Herrero aseguró que este Parador no se hacía porque la empresa estaba en «quiebra». No es cierto. Paradores de España facturó 252 millones de euros en 2011, un 1% menos que el año anterior. Acumula una deuda de más de 80 millones, pero su situación no es de suspensión de pagos. Este Gobierno, además, se ha encontrado con una adjudicación presupuestaria destinada a un proyecto que ahora cancela. ¿Por qué lo hace? Parece normal descartar proyectos nuevos, pero no aquellos que ya tenían una asignación en las cuentas del Estado.
–Tercera conclusión: el Gobierno actual desaprovecha la encomienda para los Presupuestos de 2012 que aprobó el anterior, justo antes del traspaso de poderes, por la que se autorizó a Tragsa el inicio de las obras. El proyecto estaba aprobado, pero no adjudicado. ¿Todo vale en la lucha contra el déficit público?
Desde que asumió la cartera de Industria, Soria ha deslizado la posibilidad de permitir la entrada de operadores privados en Paradores. Pero nunca ha concretado cómo, ni cuándo, ni dónde. ¿Se va a privatizar el conjunto de la red de Paradores o solo los más rentables? ¿O se van a privatizar también los Paradores de nueva construcción? Si es así, que Molina vaya olvidando la idea de tener una infraestructura así. Resultará difícil convencer a alguna cadena hotelera para que desembolse en el corazón de Castilla una inversión de 29,7 millones de euros en un recinto de 21.000 metros cuadrados y 80 habitaciones, que son las características manejadas por el Gobierno anterior en el Parador molinés.
–Cuarta conclusión: si el Gobierno va a privatizar Paradores, cabe decir que los proyectos estarán a partir de ahora ligados a la rentabilidad y no al servicio público y la dinamización económica que siempre presidió la gestión de esta sociedad.
En la otra orilla, el PSOE ha reclamado dimisiones. No están ellos tampoco para exigir demasiadas cosas. Tuvieron siete años para acometer un proyecto relanzado tras el incendio del Ducado en 2005 y que se retrasó sin crisis y con crisis. Es cierto que Barreda insistió para que no se abandonara la idea, pero gente muy cercana a su gobierno no tiene problemas en reconocer que «no se quiso» hacer antes la obra. Es decir, que faltó determinación política. Cuestión de voluntad, no de números.
–Quinta conclusión: el PSOE siempre podrá decir que ayudó a poner la primera piedra, pero siempre podrá lamentar también que no aprovechara todo el mandato del zapaterismo para acabar lo que empezó tarde. Si Molina no iba a tener autovía, al menos sí el Parador. Al final ni una cosa ni la otra.
La sexta conclusión está por llegar. Habrá que esperar años, quizá décadas, hasta ver erigido el Parador. Un proyecto fundamental para la comarca de Molina que tirios y troyanos han convertido en una burda estafa. Los primeros por regalarse demasiado los oídos con una melodía que tardó demasiado en afinar y los segundos por echar por tierra la partitura que ya estaba en el pentagrama, a falta solo de ser interpretada. Ahora nos hemos caído con toda la orquesta.