Ramón Aguirre: termina enero y las obras del Parador de Molina siguen sin estar adjudicadas
El ya ex diputado por Guadalajara Ramón Aguirre (Madrid, 1953) fue nombrado por Rajoy presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, la poderosa SEPI, a mediados de enero. Es un cargo importante dentro del organigrama en Economía e Industria del Ejecutivo, máxime teniendo en cuenta el proceso de privatizaciones que se avecina. Aguirre era hasta ahora portavoz adjunto del Grupo Popular. Su puesto ha estado siempre en Madrid. Sus oraciones y su acción política, también. Hace cuatro años le metieron con calzador de paracaidista en la lista del PP al Congreso por Guadalajara, y aquí ha estado cobijado. Bien discreto.
A lo largo de esta legislatura ha sido incapaz de viajar más allá de Guadalajara o Azuqueca para dar una rueda de prensa o participar en algún acto público. Todo ello no le impidió hacer bandera del proyecto del Parador de Turismo de Molina, por supuesto, para ponerlo en solfa y airear la supuesta humillación que habrían sufrido los ciudadanos molineses en todo este culebrón.
De la SEPI dependen, entre otras empresas públicas, la agencia EFE, Enagás, Enresa, RTVE, Enusa, Navantia y Tragsa. Precisamente, esta última es la encargada de ejecutar la construcción del Parador molinés. Fueron operarios de Tragsa los que metieron las máquinas, días antes de las elecciones, en el paraje en el que irá ubicado el parador para luego largarse a los dos días y dejar todo como estaba. O sea, como un solar.
El Parador de Molina es un proyecto que nació mal, siguió peor y esperemos que termine algo mejor. El Gobierno decidió emprender esta iniciativa después del fatídico incendio del Ducado. Era ministro de Industria José Montilla Aguilera y su mano derecha, Raimon Fraile. Zapatero había visitado los pinares socarrados y el Gobierno prometió inversiones en la comarca.
Fue en ese momento cuando cuajó la idea de promover un Parador que, junto a conversión de la N-211 primero en vía rápida y luego en autovía, estaba llamado a convertirse en un revulsivo para el Señorío de Molina y para Guadalajara. Está previsto que la infraestructura cree 70 puestos de trabajo directos y 150 indirectos. A pesar del retraso acumulado, parece que la cosa iba en serio después de la foto que se hicieron delante de la maqueta del edificio el ex presidente Barreda, la ex subdelegadísima del Gobierno y el entonces secretario general de Turismo, Joan Mesquida, quien puso la primera piedra en septiembre de 2011. El director de Paradores, Miguel Martínez, llegó a decir en el castillo de Sigüenza que el recinto molinés no tenía vuelta atrás «por el empeño personal del presidente de Castilla-La Mancha».
Después vino la película consabida. La inacción de Industria y de Tourespaña, además del silencio del Ayuntamiento de Molina y la inoperancia de la subdelegadísima del Gobierno (que en toda esta historia se mostró ineficaz, escondida y casi muda), facilitaron que el proyecto acabara guardado en uno de esos cajones perdidos de la Administración. Resultado: Barreda llegó a las elecciones de mayo sin poder dar una fecha exacta de cuándo estaría acabado el Parador. El PSOE consiguió retener el Ayuntamiento de Molina, pero el retraso de una infraestructura tan importante para esta zona ha sido, y sigue siendo, un lastre para los socialistas.
El PP no ha desaprovechado la bala. Ana Cristina Guarinos puso siempre su cara más áspera para analizar un asunto que el PP, qué cosas, no consideró vital durante los ocho años de gobierno de Aznar. Sin embargo, fue el diputado Aguirre quien se reveló entre sus compañeros como el azote de Industria, aprovechando hábilmente la frustración que este asunto ha generado en Molina. El ahora presidente de la SEPI focalizó la crítica en el anterior Gobierno a través de una serie de ruedas de prensa que ni siquiera tuvo el detalle de convocar en Molina. Aguirre arreó estopa con esta historia. Incluso fue más allá y en septiembre pasado aseguró: «el Parador se hará con el PP». Y cuando se despidió de su acta de diputado por Guadalajara, a primeros de año, anunció que «podría estar acabado en 2014» . Que conste.
Tras llegar a la presidencia de la SEPI, Aguirre confirmó que no había ninguna consignación del dinero para el Parador en los presupuestos de Tourespaña, y que esta institución ha tenido que hacer una encomienda de ejecución y financiación a la compañía Tragsa para que dicha compañía, antes de que termine el mes de enero, adjudicara el inicio de las obras para que puedan empezar los movimientos de tierra y de periodos de cimentación.
El mes de enero se ha terminado y las obras siguen sin adjudicarse, aunque el Ayuntamiento sí ha recibido el pago de las licencias. La Otra Guadalajara protesta, y con razón. El Parador continúa paralizado, aunque la experiencia en la Administración indica que suele pesar más la voluntad política que la falta de euros. La presidencia de la SEPI se antoja clave para desfacer el entuerto.
Así que ahora el señor Aguirre ya no tiene ni obstáculos ni excusas para lograr lo que tantas veces reclamó desde la oposición. No lo tendrá fácil, desde luego. Tragsa no vive sus mejores momentos: la empresa pública facturó 955 millones de euros en 2011, un 24% menos que el año anterior, y su beneficio retrocedió un 50%. Para rematar el cuadro, la compañía acumula una deuda pendiente de cobro de 550 millones de euros, la mayor parte, impagos de las comunidades autónomas (Expansión, 20.12.2011).
La hemeroteca obliga a Aguirre a retratarse. También su experiencia de cuatro años como representante de esta provincia que ahora espera un gesto suyo, a pesar de haber entregado su acta de diputado, para ver hecha realidad una promesa que se remonta a los años sesenta.