Chovinismo
Una de las tonterías más grandes que suele cometer el periodismo deportivo es el chovinismo. No ocurre sólo en España, sino en otros países tan entregados como el nuestro a la «pasión del fútbol». Soy español y quiero que la Selección española gane el Mundial, pero no quiero que los periodistas deportivos de mi país me traten como imbécil. Cada vez que se acerca un Mundial, una Eurocopa, unos Juegos Olímpicos, un Roland Garros, un Tour o lo que sea, la mayoría de periodistas deportivos (no todos) se enfunda la camiseta de España y hace periodismo con la bilis. Desde la pasión, desde el ‘hooliganismo’, no desde el rigor. Es evidente que narrar un Mundial no es lo mismo que informar de un Pleno de las Cortes, y que el estilo cambia por fuerza. Hasta ahí es lógico. Lo que no me gusta tanto es esta especie de euforia colectiva radical cuando de lo que se trata es de hacer una crónica o escribir una columna sobre deporte. Se pasan. Creo que muchos compañeros se pasan, y es una apreciación hecha desde el respeto total. Tan pronto nos hundimos en la miseria (repasen las portada del día siguiente a Suiza) como nos zambullismo en un optimismo militante (observen las portadas de hoy). Siempre hay islas desde luego (las crónicas de Santiago Segurola en Marca, Orfeo Suárez en El Mundo o José Sámano en El País), pero la mayoría opta por un estilo entre ‘Ultra Sur’ y patriotero que la verdad es que tira para atrás.
De todos modos, y a modo de descarga de nuestra prensa deportiva, miren cómo en nuestro entorno tampoco se privan de nada. Estas son las portada de hoy de L’ Equipe (París) y La Gazzetta dello Sport (Milán).
