Fundidos
Esta foto tiene copyright y apelo a la bondad de su autor para poder colgarla aquí sin que me denuncie ante la tropa de Teddy Bautista. El fotógrafo es Uly Martín, al que conocí durante una comida en casa de Manu Leguineche. La imagen es excepcional y muestra todo un retrato de la situación delicada que vive el Gobierno, y con él, el país entero. Zapatero no abrió la boca en toda la mañana. Salgado estuvo circunspecta y taciturna. Y las caras de circunstancias, indiferencia, indolencia y hasta aburrimiento del presidente y de algunos de sus ministros es sólo eso, un instante, un momento, una escena fugaz a través del disparo de una cámara. Pero me parece también la viva estampa de un Gobierno arrollado por las circunstancias y por la magnitud de la crisis.
Dejemos a un lado las causas de la tormenta (ladrillazo, política de PP y PSOE, especuladores…). Dejemos a un lado el fondo de los intereses políticos que representa cada partido. Lo cierto es que la manera de encarar la gestión de la crisis por parte de Zapatero y su Ejecutivo está siendo errática y equivocada, que no son exactamente lo mismo. Incluso los aciertos, como la regulación del sistema financiero, el Gobierno es incapaz de capitalizarlo a su favor o, al menos, sacarlo adelante sin sobresaltos. El Gobierno está tocado y semihundido. Por el fracaso de su apuesta «social» para salir del atolladero. Por sus fallos en la política económica. Por su descoordinación interna. Por su ausencia de liderazgo, político ni social. Por su falta de ideas claras y, por tanto, su falta de mensajes claros. Por su inacción aun adoptando cientos de medidas menores. El Gobierno está tocado y semihundido porque, además, empieza a quedarse solo en el Parlamento. Es un Gobierno en minoría y la ausencia de apoyos parlamentarios puede cavar su propia tumba. Da la sensación permanente de que no sabemos hacia donde vamos. Si a la izquierda, como se había dicho desde 2008; o hacia la derecha, tal como exigen Bruselas y los mercados. ¿Protegemos a la gente o protegemos antes a los mercados? ¿Somos socialistas de carné o somos socialistas en los hechos?
Y el decreto ha salido adelante porque CiU se ha abstenido. Pero cualquiera que haya escuchado el discurso de Duran Lleida habrá observado que ha sido demoledor. Cortés en las formas, pero absolutamente demoledor en el fondo. Mucho más que el de Rajoy. Y no sólo porque haya pedido elecciones anticipadas (aunque para noviembre), sino por el anuncio de su negativa a apoyar los próximos presupuestos generales y por la alusión directa que ha hecho a Zapatero, decretando su final: «Esto no se aguanta más», le ha espetado. «Se acabó su etapa como presidente».
En todo caso, al margen de los errores garrafales de Moncloa, observo también que existe un cierto clima de acoso y derribo hacia el Gobierno que no conduce precisamente a la estabilidad y la confianza que necesita cualquier país serio. Flota en el ambiente político, pero también en los medios, en la élite financiera, en el run-run empresarial. En España, a diferencia de lo que está ocurriendo en otros países de la Unión Europea, aquí no sólo se hostiga a la crisis; también al Gobierno que pretende combatirla. Digamos que se junta todo: la incompetencia del Ejecutivo con las pocas ganas de arrimar el hombro no sólo de la oposición de todo lo que la rodea, por donde circulan demasiados intereses económicos. Rajoy ha rechazado un decreto que contiene medidas que lleva reclamando desde hace más de año y medio. Criticaba el gasto y ahora también critica el ahorro. Y además no ha presentado ninguna alternativa. ¿Alguien sabe qué haría el PP si ahora estuviera en el poder?
Zapatero y el Gobierno deben asumir su responsabilidad y gobernar. El mercado inmobiliario está hundido. El mercado laboral está bloqueado. La investigación y el desarrollo brillan por su ausencia. La educación sigue sin pactarse. Las pensiones están congeladas y los despidos siguen a la orden del día. Y seguimos en casi un 40% de paro juvenil. El país está hecho unos zorros. El Gobierno no quiere consultar con nadie sus medidas y el PP está deseando que el Gobierno caiga para entrar triunfante en La Moncloa. Y mucho ojo con los extremismos porque suelen crecer cuando el terreno está abonado de depresión económica.
Zapatero tenía la cara esta mañana de haber hecho lo que no quería hacer. Rajoy tiene la cara de no apoyar lo que hubiera hecho de estar al mando. Y el resto de país se consume enmedio de este enorme cisco que empieza a ser ya insoportable.