El salario mínimo
El director de Actualidad Económica, Miguel Ángel Belloso, escribe en la columna del último número de esta revista que, entre los «notables disparates» perpetrados por Zapatero están, por ejemplo, la subida reiterada del salario mínimo y la subida de las pensiones. Y todo ello lo enmarca en la política belicosa de izquierdas del presidente del Gobierno, convertido ya por todos en el monstruo de las galletas.
Bien, en cuanto a la subida del salario mínimo, Belloso lo considera un disparate, agárrense, «porque ha expulsado del mercado de trabajo a mucha gente que estaría dispuesta a emplearse por menos dinero». Recuerdo que el salario mínimo estaba en 2004 en 500 euros y ahora está en unos 600.
Y en cuanto a las jubilaciones de todos estos años, Belloso también lo tacha de disparate porque «ha cargado intolerablemente el presupuesto público haciendo insostenible el sistema de pensiones». Recuerdo que algunas pensiones siguen estando por debajo del umbral de lo que la ONU considera pobreza.
En fin, el artículo no tiene desperdicio (también dice que Zapatero heredó la tasa de paro más baja de la historia cuando en realidad ésta se produjo en 2007, ya con él en la Moncloa), ni tampoco mayor trascendencia. Pero sirva el texto como paradigma de la cantidad de ditirambos y estrambotes que estas semanas se están sucediendo en la prensa nacional porque algunas aves ya otean la presa de unas elecciones, después de casi ocho años de sequía desgarradora. Hay hambre, y me da que ese hambre tiene poco que ver con el interés nacional ni con los problemas de España.
La última y grave patochada del Gobierno con el decreto antidéficit y la deuda de los ayuntamientos ha disparado aún más las ofensas que, en algunos casos, alcanzan tintes personales. En una televisión nacional he oído esta noche llamar «borracho» a Zapatero y en un periódico se le tachaba esta mañana como un personaje «peligroso» con una mente obsesa y vacía. Se están oyendo muchos exabruptos y muchas críticas y no siempre razonadas. Ni educadas. Sin embargo, lo que nunca había visto hasta ahora es que se atacara a un presidente del Gobierno socialista por subir algo, no mucho, el salario mínimo y decir encima que eso crea paro porque muchos jóvenes estarían dispuestos a trabajar en esas condiciones, o peores. Es decir, que no les importaría ser humillados con trabajos de mierda donde se pagan salarios de mierda. Manda cojones. Como si la única solución fuera el suicidio. Como si la única alternativa fuera el castigo. Como si no existieran otras soluciones.
http://www.youtube.com/watch?v=yo8ZF5Ta1t0&feature=related