La T-4 económica
Zapatero ha anunciado una batería de medidas de calado para rebajar el déficit que seguro logrará calmar el ansia de los mercados, pero no de la gente que le votó de buena fe creyendo que el Partido Socialista no recortaría derechos sociales. El presidente del Gobierno, acogotado por la presión de Bruselas, la Casa Blanca, los mercados, la Bolsa y los especuladores, ha terminado asumiendo buena parte del discurso de la oposición. Lo que, por otra parte, hace inverosímil la posibilidad de que esa misma oposición redoble su petición de adelanto de elecciones justo cuando el presidente va a acometer las medidas que lleva meses pidiéndole. Y si Obama llamó a Zapatero es porque entiende que España es un riesgo para la economía mundial y las exportaciones americanas. Lástima que Obama, o cualquier otro líder mundial, no llamara al presidente del Gobierno de entonces cuando este país crecía por encima de la media europea mientras el salario mínimo no pasaba de 500 euros o los contratos basura enfagaban nuestro mercado laboral. Ahora, ni eso. Y más aún: EEUU tiene el mismo porcentaje de déficit que España. Exactamente igual que Reino Unido. Ya sé: mal de muchos… Pero, ¿quién está en disposición de dar lecciones?
Lo que ha presentado hoy Zapatero no es un plan tan bestia como el de Grecia, pero sigue la misma senda. Básicamente, porque ha tocado fibras sensibles: funcionarios, cheque-bebé, fármacos y, sobre todo, una alarmante y vergonzosa reducción de las pensiones. Sólo las mínimas y las no contributivas (faltaría más) se quedan al margen de este recorte, aunque hay que tener en cuenta que las no contributivas están por debajo del umbral de la pobreza y, por supuesto, por debajo del salario mínimo. Las medidas anunciadas son un torpedo en la línea de flotación de la política que hasta ahora ha defendido el propio Zapatero. Si no iba a haber una salida a la crisis que no fuera social, no se entiende ahora muchas de las iniciativas que va a emprender el Gobierno. Si los más desfavorecidos no iban a pagar la factura de la crisis, no se entiende ahora que sean los funcionarios, las madres y los jubilados los que se conviertan en «paganinis» . La oposición, de todos modos, tampoco puede sacar demasiado pecho. Está estancada en las encuestas -lo que quiere decir que causa mucho rechazo- y además nunca defendió la política de ampliación de derechos sociales que ahora se está cargando el PSOE desde Moncloa.
Ha sido una mañana frenética. El periódico tiene hoy cinco o seis temas de portada para elegir Primera. Cuentan que en la bancada del PP corría el siguiente SMS: Lo de hoy es la T-4 económica de Zapatero. Es una metáfora bestial. Y falaz. Entre otras cosas, porque después de la T-4, Zapatero volvió a ganar las elecciones. Sin embargo, creo que el bandazo de este miércoles es histórico. El presidente ha quebrado su propia política, ha renunciado a su principal baluarte electoral y ha dejado en manos del PP nada menos que el discurso de la política social. ¿Por qué no ha anunciado el Gobierno que va a aumentar la presión fiscal sobre las rentas más altas? ¿Y por qué no ha tocado las Sicav? Y ahora falta saber la reacción final de los sindicatos, que hasta ahora han sido los grandes sostenedores del Gobierno en la calle.
«Va usted por mal camino», le ha espetado Rajoy a Zapatero en la tribuna. No. Es el país el que va por mal camino. Con Zapatero, pero también con Rajoy. Si la fiesta ha terminado, quizá lo más lógico sería que la pagaran aquellos que la disfrutaron.