El colmo
Llevo tiempo insistiendo allí donde puedo, como por ejemplo en estas líneas, que la campaña tan difamante e hiriente en contra de la inexperta ministra de Igualdad está alcanzando tales cotas que, al final, lo que consigue es desvirtuar el fondo de la crítica que se lanza.
Pero hoy hemos llegado al límite del paroxismo. El orgasmo de los vejestorios machistas y recalcitrantes que aún siguen pululando por nuestras viejas y nuevas redacciones. En la portada de La Razón manda el siguiente titular: «La Ley de Igualdad provoca un escándalo sexual en Alcalá Meco». Se refiere a las supuestas juergas que se corrieron algunos funcionarios en esta prisión con mujeres presas. La noticia en sí es que Interior ha destituido a la cúpula de la prisión por comportamientos «irregulares», y que algunas funcionarias, es cierto, han achacado a la equiparación de escalas fruto de la Ley de Igualdad (juntar a funcionarios hombres con mujeres reclusas) el comportamiento vomitivo que, al parecer, se ha dado en esta cárcel madrileña.
Y entonces va la prensa decimonónica y dispara sin remisión: una ley aprobada por el Parlamento provoca un escándalo sexual. El colmo. O sea, que el responsable no es el funcionario o los funcionarios sinvergüenzas que han cometido las faltas, sino una ministra del Gobierno. Es como decir que la culpa de que exista ETA la tienen las leyes antiterroristas o decir que la culpa de que existan ladrones reside en el Código Penal. Menos mal que la ministra de Igualdad no es ministra del Interior.