Ansorena
Ansorena es sinónimo de excelente cocina. De altos vuelos. En Madrid el Asador Ansorena es un clásico de Chamartín, pero ahora hay una taberna asociada a este grupo, Taberna Ansorena [Víctor Andrés Belaúnde, 8], que merece la pena por la relación calidad-precio. No se sale de madre (unos 35 €) y ofrece una calidad en los platos que para sí la quisieran otros locales más caros y acaso con mayor renombre. Está situado detrás de Príncipe de Vergara, muy cerca de Serrano, y la última vez que fuimos andaba por la barra el ministro Ángel Gabilondo tomando el aperitivo. Fue una sorpresa agradable porque me parece que el ex rector de la Universidad Autónoma es uno de los tipos más inteligentes de la política española, y además vasco. Y si un vasco se siente bien en un restaurante es que quizá éste merece la pena.
Y, ciertamente, así es. La taberna Ansorena es una taberna con cocina seria. Un sitio más que recomendable, básicamente, por la oferta de cocina de la tierra: buenos platos de cuchara, potentes callos a la vizcaína, sabroso bacalao al pil pil y una notable retahíla de entrantes como el bonito o las anchoas. En el local te recomiendan el pastel de manitas de cerdo y suelen tener un guiso del día, pero nuevamente creo que el mayor acierto es ir a lo seguro, que es la carne, como el lomo de buey, o bien terciar a experimentos como los chipirones encebollados, que son excelentes. La carta de vinos es correcta y tiene descubrimientos que no se pasan de precio, como algún Rueda. Y de postre, un clásico que no falla en la tradición vasconavarra: la pantxineta.
Creo que Ansorena es una de las mejores casas de comida que pueden encontrarse hoy en un barrio muy prolijo, precisamente, en casas de comida. Es pequeño, casero, acogedor y sin estridencias en la cuenta.
