Sagaretxe
Creo que el mejor chuletón de Madrid capital lo hacen en la Sidrería Sagaretxe [Eloy Gonzalo, 26], que de sidrería no tiene más que el nombre porque es un restaurante serio y competente. Lo del chuletón no es propaganda. Es la realidad que se impone sobre un enorme plato caliente donde sirven un ejemplar gigante y asado al carbón. Por maravillas de la cocina, no se queda tieso. Permanece tierno, jugoso. Ofrecen una pieza muy gruesa que conquista el paladar desde el arranque. Por decirlo en dos palabras: un festín, una experiencia.
En todo caso, si consultan ustedes cualquier guía o revista de ocio de Madrid observarán que este local aparece siempre por debajo de los 35 euros. No se fíen porque no es cierto. Pasa de los 45 largos y puede subir hasta los 60 si la comida se alarga con alguna copa que, claro, no perdonan.
El restaurante, una sucursal de un grupo guipuzcoano, presenta una decoración clásica de taberna vasca: paredes con maderas cruzadas, iluminación pastel, colores ocres y una extensa y suculenta barra repleta de pinchos donostiarras. En concreto, presumen de cocinar hasta 150 variedades. Adentro, el salón es amplio y tiene reservados en el piso de abajo, pero quieren apurar tanto el espacio que juntan demasiado a los comensales. Las mesas para dos son pequeñas, tirando a ridículas. La carta es amplia, variada, con predominio de las raíces: dicen que son expertos en tortilla de bacalao. Yo recomendaría, además del imprescindible chuletón, cualquier otra carne y la riqueza del resto de bacalaos. También las banderillas de anchoas y pepinillos, el jamón, el salteado de setas (francamente exquisito y abundante) y las croquetas. Puro derroche de sabores. Quizá algo caro, pero es uno de los mesones que debe anotarse si lo que se pretende es disfrutar comiendo carne. Recomendable.