La Garlopa Diaria

25 febrero 2010

Lecciones

ELPAIS.com ha inaugurado un nuevo blog, firmado por el veterano periodista José María Izquierdo, que está dedicado a comentar/ridiculizar en tono sarcástico a los periódicos de la competencia, básicamente, El Mundo, ABC y La Razón.

El espacio está orientado a dar una respuesta desde la izquierda a lo que publica y comenta la prensa conservadora. Como idea, muy bien. Pero creo que ese blog tiene dos problemas. Uno, que su autor firma textos larguísimos que cuesta leer completos en pantalla. Y dos, que utiliza un estilo que conculca el que siempre había defendido el grupo Prisa, bastante más moderado en el fondo y, sobre todo, en la forma.

En cualquier caso, este blog, que se suma a los reportajes que esta semana ha publicado El País contra los canales de derechas de la TDT,  ha servido para desatar un cruce de comentarios interesantes desde el punto de vista de la profesión.

Y de entre todos los artículos que se han publicado hasta ahora me ha gustado especialmente el de Pedro G. Cuartango en su columna de El Mundo. Primero porque huye del sectarismo, cosa que se agradece. Y segundo porque se nota que reflexiona desde su experiencia en la profesión y también desde el sentido común del periodismo. Independientemente desde donde se escriba o para quién se trabaje, y por encima de ideologías. Yo creo que sus palabras son de lo más sensato y realista que hemos leído durante los últimos tiempos en el ruidoso ambiente del periodismo madrileño.

Atentos:

«Cuando uno se pone como ejemplo y se atreve a llamar «basura» al prójimo, lo que está haciendo es revelarnos una actitud de superioridad, característica de quien cree pertenecer a una etnia o una secta privilegiada. No debería hacer falta recordar las locuras en las que han incurrido históricamente los que se han arrogado la obligación de imponer su verdad a los demás.

Todos sabemos en qué consiste el buen periodismo, lo mismo que podemos diferenciar entre unas buenas o una malas patatas con chorizo. No hace falta dar lecciones. Yo llevo 32 años trabajando en este oficio y he visto de todo. Lo que más preocupa ahora es la degradación de la calidad de la información en aras de la inmediatez. Y también la tendencia a convertir las noticias en espectáculo. Pero el que esté libre de culpa que tire la primera piedra.

El periodista, como cualquiera que trabaja por cuenta ajena, es un señor que tiene que sobrevivir y está obligado por ello a hacer muchas cosas que no le gustan, a ser esclavo de algunos silencios y dueño de bastantes miserias. Esta profesión es poco gloriosa y exige demasiado esfuerzo. Basta de lecciones, ya tenemos suficiente con aguantarnos a nosotros mismos».

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