La Garlopa Diaria

25 octubre 2009

20 años de El Mundo

Zapatero en la fiesta del 20 aniversario de El Mundo.

Zapatero en la fiesta del 20 aniversario de El Mundo.

El jueves pasado, el diario El Mundo celebró sus primeros 20 años en una fiesta de esas que se suelen decir multitudinarias en el Pabellón de Deportes de la Comunidad de Madrid. Más de 5.000 personas, mucho famoseo, mucho ‘chao-chao’, mucho empresario, mucho gente ‘guapa’ y muchos canapés después de los discursos, a última hora, ya con las copas recién devoradas por esos hombres de la madrugada que responden al nombre de periodistas.

El Mundo es el periódico más vibrante de la prensa española en la actualidad. Antes de morir, recuerdo que un nada sospechoso Haro Tecglen dedicó una de sus últimas columnas a avisar a sus compañeros de El País: «Ojo a los de El Mundo, ojo al periodismo agresivo y directo que practica esta gente, ojo a los buenos periódicos que están haciendo». Parece que Prisa no hizo mucho caso de los consejos del viejo maestro. 

Se podrá compartir o no sus criterios profesionales, su línea editorial y su estilo periodístico, pero lo cierto es que situarse como el segundo periódico de España y uno de los grupos de comunicación líderes en español en tan solo dos décadas no es tarea nada fácil. Más allá de las ideologías, responde a un planteamiento periodístico vibrante, esforzado e inteligente. O por lo menos eso me parece a mí desde hace muchos años. En la redacción veo a un director que vive por y para el periodismo, que hace más horas que los conserjes, y a una mayoría de redactores entregada a su oficio. Porque el periódico paga bien y porque se disfruta escribiendo para la segunda cabecera del país y la primera en internet.

Zapatero, por cierto, fue uno de los máximos protagonistas del acto del aniversario. Y me gustaron, sobre todo, dos cosas de su discurso.

La primera, la mención expresa que hizo de Manu Leguineche, algo equivocada en el calificativo, pero siempre emotivo en el fondo. Moncloa, ya sea con Zapatero o con De la Vega, siempre se acuerda de Manu, y justo es reconocerlo.

La segunda, el reconocimiento público y explícito que hizo el presidente de la aceptación de la crítica como parte del juego democrático que debe encajar cualquier gobernante en el poder. Reconoció que El Mundo es un periódico distante en las formas y en el fondo con su política, pero se felicitó por el ejercicio de la crítica libre y no puso ni un pero al hecho de pensar diferente. Estar con los que no piensan como tú, vino a decir, es una obligación más de un jefe de Gobierno. Lucía Méndez lo explicaba en su crónica: muchos no terminan de reconocérselo, pero uno de los méritos de Zapatero es «su defensa de la libertad de expresión por encima de las críticas que pueda recibir y su tesis de que los líderes políticos tienen que aguantar lo que les echen en los medios de comunicación molestando lo menos posible». Zapatero recalcó: «Así es la libertad, así es la democracia, así es la tolerancia».

Ustedes perdonen, pero me parece un logro muy importante que el presidente del país tenga ese comportamiento con los medios de comunicación. Especialmente con los que no son afines a él. Y si no, comparen con épocas anteriores no tan antiguas.

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