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25 agosto 2009

SOMOS EL TIEMPO QUE NOS QUEDA

Carreteras: Seguimos con el drama

"No funcionan las campañas ni las advertencias. Tampoco la prevención. Funciona disparar contra el bolsillo, y no siempre. Por eso el Gobierno ha instalado en las carreteras casi trescientos radares".
El Decano de Guadalajara, 21.08.09
Raúl Conde

La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, aseguró el lunes que los españoles están «maduros» para aceptar la prohibición de fumar en todos los lugares públicos. Este país se ha acostumbrado a algunos hábitos que antaño parecían impensables. Por ejemplo, no fumar en los hospitales. Repasen los capítulos de «Cuéntame» y verán. Algo así puede estar ocurriendo con las medidas sobre seguridad vial que está implantando este Gobierno. La gente rezonga, pero al final acabará aceptando la realidad que marca la frontera entre lo civilizado y lo irracional. Cuestión de tiempo. Y de educación.

España tiene un problema con los muertos en carretera. Lo tiene desde hace décadas, pero durante los últimos años el drama ha alcanzado cifras escandalosas. En 2008 murieron en carretera 3.082 personas. Son muchas, pero algo menos que en años anteriores. Lo cual se debe, sobre todo, a la Ley de Seguridad Vial. Casi lo único que consiguieron pactar el PSOE y el PP en la anterior legislatura. El problema es que esa legislación, que supuso la entrada en vigor del carné por puntos, no ha sido suficiente. La siniestralidad no ha decrecido como se esperaba. Así que la Ley de Tráfico volvió a modificarse a mediados de junio. Fue entonces cuando quedó aprobado el nuevo sistema de multas. Conclusión: El año que viene ya no se podrá ir ni a 121 kilómetros por hora, se pagarán 100 euros desde el primer kilómetro de exceso y se endurecerá el castigo para los que se atrevan a llevar inhibidores de radares.

La cosa se pone fea para los conductores porque los conductores somos incorregibles. Al menos eso es lo que nos dicen. El pasado fin de semana fue el más trágico en lo que va de año: murieron 31 personas durante las fiestas de la Virgen. El 52% de estos accidentes ocurrió por la noche, entre las 00.00 y las 07.00 horas, y en trayectos cortos y vías secundarias. El matiz no es baladí. ¿Muchas fiestas en los pueblos? Sí, y acaso también muchos ‘kamikazes’. La Comisión Europea sostiene que España es el país europeo con más muertos en carretera por el alcohol. ¿Qué falla? Tráfico lo tiene claro: El personal va a su bola. Pasa de las recomendaciones. Y sigue sin hacer caso de lo que dicen esos anuncios de la DGT en los que se ven mutilados y amputados por irse a la cuneta. No funcionan las campañas ni las advertencias. Tampoco la prevención. Funciona disparar contra el bolsillo, y no siempre. Por eso el Gobierno ha instalado en las carreteras casi trescientos radares. Por eso se va a implantar en Guadarrama el primer dispositivo que vigila la velocidad media en un tramo. Y por eso algunas asociaciones de automovilistas han puesto el grito en el cielo por entender que Tráfico dispara sus ingresos a golpe de radar.

Lo cierto es que el coste humano que suponen los accidentes es algo que no puede pasar inadvertido a nadie. El número de muertes es escandaloso y cualquier ciudadano con dos dedos de frente exige a quien corresponda que haga todo lo posible para reducirlo. Sin embargo, entre acabar con esta lacra y cobrar por respirar dentro de un vehículo media un abismo que las administraciones pueden evitar. Según Expansión, la recaudación generada por las sanciones llegará a los 100 millones de euros. Tráfico asegura que la nueva ley está pensada para perseguir al infractor, no para atizar al que conduce respetando las señales. No se entiende muy bien entonces por qué muchos de los catalogados por la DGT como «puntos negros» permanecen todavía sin controles de velocidad y, en cambio, se atiborran de radares los tramos con mayor circulación. Tampoco se entiende la forma de aplicar el carné por puntos. El País ha publicado esta semana que algunas capitales, entre ellas Guadalajara, no han descontado un punto a los conductores que infringen las normas. Es más: en el caso de Guadalajara, ningún ayuntamiento de la provincia ha recortado el saldo de puntos a sus vecinos. Estas «capitales díscolas, que cobran a sus ciudadanos las multas pero dejan impunes a los infractores que circulan por sus calles en lo que se refiere al descuento de puntos, tienen a su alcance la tecnología para cumplir la normativa; simplemente no lo hacen por falta de voluntad» (17.08.09). ¿Es esto serio? ¿Es justo para los conductores? ¿Qué clase de mensaje se lanza con esta disparidad de criterios para aplicar una normativa nacional? ¿Nadie fiscaliza a estos municipios?

Seguro que los conductores necesitamos mejorar nuestra educación vial. Segurísimo. Pero el Estado, además de instalar radares, también haría bien en adecentar el estado de las carreteras secundarias o retocar el trazado de las autovías que se construyeron hace veinte años. Incluso podría construir más kilómetros de autopista (y no necesariamente de peaje). Es probable que la mayoría de ciudadanos estemos preparados para apretarnos más el cinturón. O sea, para cumplir las normas que miran por la seguridad de todos. Lo que no estamos preparados es para que nos tomen el pelo con la billetera.

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