Espía, que algo queda
Una de las serpientes del verano que hacen que los periodistas nos volvamos más tontos de lo que ya estamos es eso de que el Gobierno espía al PP. Lo dijo De Cospedal en una entrevista con Efe, en una terraza de verano, con la playa de la Costa del Sol al fondo. Y luego Rajoy se ha empeñado en mantener algo que, hasta el momento, no ha podido demostrar con ninguna prueba. Ni siquiera ha ratificado su denuncia pública acudiendo a los tribunales.
Esta mañana, el presidente del Partido Popular, que es un hombre que no tiene remedio, ha concedido una entrevista a Europa Press (ojo la habilidad de las agencias para racionalizar sus entrevistas en verano). Y ha dicho lo siguiente: «Nada menos que un vicepresidente del Gobierno (Narcís Serra) tuvo que dimitir por un caso de espionaje. Incluso se llegó a espiar y lo publicaron todos los medios de comunicación, a su Majestad el Rey», exclamó. Por ello -sigue el teletipo- insistió en que «no hay por qué rasgarse las vestiduras» por las denuncias que está realizando actualmente el PP.
O sea, que como hace treinta años se espió al Rey, es lógico que ahora se espíe a Federico Trillo. Así. Tal cual. Con un par. Por una regla de tres ad hoc. Sin aportar nada nuevo. Sin demostrarlo.
Estamos condenados, gobierne quien gobierne, a una democracia tan mediocre que tira para atrás.