Nadeando
Y, desde luego, ya no habrá nada que contar, sólo habrá noticias, y las noticias no cuentan nada; se administran simplemente como las vitaminas o los analgésicos. Walter Benjamin dice que «si el arte del narrador se ha hecho cada vez más raro, la difusión de la información tiene en ello una parte decisiva. Cada mañana se informa de las novedades de todo el planeta. Y con todo esto carecemos de historias singulares y significativas. Esto sucede porque no llegamos ya a ningún evento que no esté repleto de explicaciones. En otros términos, casi nada de lo que sucede va a favor de la narración, casi todo va a favor de la información». Y ésta es una construcción explicativa de abstractos.
Pero no creo que la información contribuya por sí misma al olvido o a la liquidación del narrar, sino que es la mera comunicación en la que la información se ha convertido. Y es en la comunicación donde todo se explica: el espacio y tiempo dedicados a hablar de una tragedia, lo que hacen es explicarla, tornándola así no significativa para nosotros. La víctima misma de esa tragedia queda así reducida a mero elemento pasivo de un hecho, que al explicarse se justifica como un hecho inevitable y necesario, según esa fatalidad de las circunstancias; pero, sobre todo, como chivo emisario o uno que paga por todos para que todo prosiga en paz.
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO. La Razón, 16.08.09