Financiación autonómica
1.- Pactar la financiación de las comunidades autónomas entre el Gobierno central y los gobiernos regionales no es un saqueo del Estado ni tampoco un expolio. Es precisamente lo contrario: es hacer Estado, al menos, tal como está concebido el Estado en la Constitución española. Los gobiernos autónomicos son la máxima representación del Estado en sus territorios, es decir, que son Estado, forman parte del mismo. Por tanto, pactar el modelo de financiación autónomica es una forma de articular el país. Y el que no lo entienda así, quizá debería releer el Título VIII de nuestra Carta Magna.
2.- Es posible que el Gobierno se haya equivocado en el momento de pactar este acuerdo. Quizá debería haberlo cerrado el año pasado, cuando la situación económica era boyante. El coste de imagen para Moncloa hubiera sido menor y el baile de cifras se hubiera digerido de mejor manera.
3.- El Gobierno se ha equivocado, de nuevo en la imagen, dando la sensación de que negociaba en solitario con Cataluña. Cuando en realidad no es así. Salgado ha trabajado intensamente desde que asumió el cargo. Se ha reunido con todos los presidentes autonómicos y muchas comunidades, incluidas algunas gobernadas por el PP, se muestran de acuerdo con el documento elaborado por Economía. Y al final todas cobrarán lo pactado.
4.- La Generalitat de Catalunya ha negociado sólo a través de su consejero Castells. Error. Debería haber enviado una comisión formada por un representanto de cada uno de los tres partidos que componen el Gobierno catalán. La negociación hubiera sido más fluida y nos hubiéramos evitado esta imagen de conchabeo con ERC de los últimos momentos.
5.- El nuevo modelo no es suficientemente justo con las regiones más pobres. En Aragón arrencian las críticas a su gobierno y recomiendo leer este texto de Heraldo. La ponderación de la población se reduce y, por tanto, salen ganando las comunidades más ‘ricas’ y cuya economía muestra mayor dinamismo. Los gobiernos de comunidades como Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia o Aragón no han sabido ponerse de acuerdo para defender una postura común ante el Gobierno central. Grave error en mi opinión por parte de todos estos dirigentes.
6.- Las comunidades autónomas de Madrid, Valencia y Baleares siguen los pasos de Cataluña. Siempre suscriben todo lo que Cataluña reivindica. ¿Por qué entonces no dan la cara como Cataluña? Cuando Esperanza Aguirre, sibilinamente, dice que «Madrid no quiere ser tratada de forma diferente a los demás, sino igual» está diciendo una verdad a medias. Habla de igualdad, sí, pero de igualdad con aquellas regiones que más contribuyen a las arcas estatales y, por tanto, también las que más reciben. O sea, que al final se sube al carro de Cataluña.
7.- La autonomía más insolidaria del Estado no es Cataluña. Son Euskadi, gobernada por el PSOE, y Navarra, gobernada por el PP. Ambas gozan de un concierto fiscal propio. Y casi todo lo que recaudan se lo quedan. ¿Por qué entonces algunos dirigentes de los dos grandes partidos hacen tanto el juego al extremismo manteniendo un discurso anti-catalán y nunca se acuerdan de los derechos forales, que son una reliquia medieval?
8.- Si el PP piensa que todo este proceso ha sido un mercadeo sin escrúpulos y una frivolidad por parte de Zapatero, ¿por qué el PP de Castilla-La Mancha le reprocha a Barreda no haber conseguido 50 millones más? ¿Y por qué el PP de Cataluña le echa en cara a la Generalitat no haber obtenido una cifra más alta?
9.- La financiación autonómica, oficialmente, se cerrará el próximo miércoles en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Finanaciera. Pero que nadie se lleve a engaño: en ese Consejo, el Ministerio de Economía tiene mayoría. Por tanto, la verdadera aprobación de la financiación se produce con el pacto con todas y cada una de las autonomías.