OPINIÓN

UPyD, un barco tocado

"En los comicios generales de 2008, Rosa Díez obtuvo un escaño. El pasado 7-J logró un eurodiputado y su promedio de voto fue inferior al 3%. Dadas las expectativas puestas, los resultados de UPyD no fueron para tirar cohetes, por mucha sonrisa y mucha garra verbal que derroche su paladín"
Henares al día (Junio, 2009)
Raúl Conde
Rosa Díez, recabando apoyos en Guadalajara el pasado 28 de abril.

Rosa Díez recabando firmas en Guadalajara (28.04.09).

Tras los resultados de las elecciones europeas, se ha instalado una especie de alarma generalizada en los grandes partidos por el auge de Unión Progreso y Democracia. El partido de Rosa Díez es eso: el partido de Rosa Díez. No ha superado aún una incipiente etapa donde se confunde la parte por el todo y todavía no ha conseguido consolidar el espectro sociológico al que se dirige. Por ejemplo: ¿Qué piensa UPyD de la crisis económica? ¿Está a favor o en contra del aborto libre a partir de los 16 años? Seguro que las respuestas figuran en su programa electoral, pero lo cierto es que se trata de mensajes que no ha conseguido trasladar a la opinión pública. Básicamente, este tapón de ideas se debe al excesivo celo puesto en dos asuntos sobre los que ha hecho pivotar su eclosión. Por un lado, el discurso de reafirmación nacional en torno a la unidad de España en plena tramitación de las reformas de los Estatutos autonómicos. Por otro, la defensa de un progresismo nominal, bien envuelto en la bandera patria, para aprovechar el tambaleo de las políticas del PP y el liderazgo de Mariano Rajoy. Ojo: estos escenarios no son lo que eran. El debate territorial está solapado por la crisis económica y Rajoy, aunque no es un líder planetario, acaba de ganar dos elecciones (gallegas y europeas). El nacimiento y ascenso de UPyD no es casual. Está alentado por disidentes del PSOE, es cierto. Pero está convenientemente atizado por medios de comunicación próximos al Partido Popular y a la derecha más cavernaria. El discurso de Díez es muy parecido al practicado por Alejandro Lerroux: un nacionalismo españolista, una pretendida radicalidad en la defensa de la libertad y la igualdad y un culto al personalismo que diluye por completo la imagen del partido. Enric Juliana, subdirector de La Vanguardia, escribe: “El plan consistía en cargarse a Mariano Rajoy con la palanca de Rosa Díez. El objetivo era abrir una brecha de notables proporciones en el centroderecha que obligase al Partido Popular a una solución de urgencia –¿Esperanza Aguirre?, ¿Rodrigo Rato?–, con el indispensable apoyo de los medios que han promovido el experimento (Telemadrid, la Cope y el diario El Mundo)” (13.06.09).

En los comicios generales de 2008, Rosa Díez obtuvo un escaño. El pasado 7-J logró un eurodiputado y su promedio de voto fue inferior al 3%. Dadas las expectativas puestas, los resultados de UPyD no fueron para tirar cohetes, por mucha sonrisa y mucha garra verbal que derroche su paladín. Antonio Pérez Henares piensa que “existe cierta sensación de que ha habido una cierta perdida de fuelle y no sólo de cierto estancamiento sino de achicamiento” (Periodista Digital, 11.06.09). Es cierto que se trata de una formación política de reciente creación y que falta ver aún cómo se traduce su evolución en las próximas elecciones municipales y regionales. De momento saben que se han estrellado contra el bipartidismo. La fidelidad demostrada por los votantes del PSOE y, sobre todo, del PP, puede frustrar las posibilidades de futuro de fuerzas alternativas. Ya ha ocurrido con Izquierda Unida y puede repetirse en el caso de UPyD.

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