El cine español
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Pedro Almodóvar, al margen de la opinión que nos puedan merecer él y sus películas, representa un icono internacional de la cultura española. Supo innovar, crear un estilo y aprovechar el aura de una Movida que, en parte, ha terminado por patrimonializar. Tiene fama, prestigio y premios. Y sus declaraciones obtienen repercusión en medios de todo el mundo. Por eso quizá debiera ir con más cuidado a la hora de pronunciar frases tajantes. Hace dos días presentó Los abrazos rotos en el Festival de Cannes y habló de casi todo menos de su película. Por ejemplo, que «en España no hay voluntad de defender el cine». Francamente, no se entienden muy bien estas palabras teniendo en cuenta, como informa elpais.com, que en España durante el último año se han hecho más películas que en Francia o en EE UU. En total, 173 filmes gracias a las ayudas oficiales. Muchas no se han llegado ni a estrenar. ¿Se quiere o no se quiere al cine español? Desde luego, en cantidad, no cabe duda. Otra cosa es si estas subvenciones, que a mí me parecen necesarias, están bien dirigidas y mejor gestionadas. La conclusión es que ya no quedan salas en nuestro país para albergar tanta película española.
Almodóvar también dijo otra cosa sorprendente: «En Francia se me entiende mejor que en España, me trata mejor el público, y también la prensa, porque escribe sobre mí con menos prejuicios que la española». Vaya por delante que a mí el «estilo Almodóvar» me gusta, aunque más el de sus primeras películas que el de las últimas. Pero el jefe de Cultura de El País, Borja Hermoso, le ha contestado en su blog recordando las críticas que le ha dedicado la prensa francesa a su última película.
Sin desperdicio:
‘Le Monde’ titula: Almodóvar hace brillar su falta de inspiración
«Y aquí está ‘Los abrazos rotos’, melodrama negro en el que los afines se sentirán como en casa: un director que cae en la trampa de la ficción, una madre posesiva de un bello adolescente, un amor roto por un accidente de coche y hasta una secuencia completa de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’. Este reciclaje es la prueba de una falta de inspiración. Pero la ventaja de un gran creador sobre el común de los mortales es que él puede llegar a sentirse inspirado incluso por la ausencia de inspiración, y que no pierde el estilo al mismo tiempo que las ideas nuevas». (…) «Además de un homenaje a su propio talento, el director desgrana citaciones y alusiones. Sirk, Buñuel, Hitchcock, véase Antonioni, son invocados, siempre oportunamente, pero sin realmente alimentar la película en nada».
‘Le Figaro’ titula: Fotonovela
«Almodóvar, que utiliza ‘Tristana’ y ‘Vértigo’ como muletas, experimenta una intensa pasión por la fealdad y los clichés. No hay por qué compartirlo. Penélope Cruz, que sueña con ser actriz y se acuesta con un empresario viejo, se agita con una peluca rubia en esta estética de peluquería en la que se cita ‘Viaggio in Italia’… ¡mamma mia!». ¿Y qué más, Pedro?».
‘Libération’ titula: Pedro al borde de la Cruz de nervios
«Con los ojos completamente cerrados, Almodóvar no quiere ver que el mundo ha cambiado y su cine también. Que se ha evaporado el tiempo en que quedaba bien en recurrir a la Movida». (…) «En esta película-laberinto habita un hada: Penélope Cruz, que encarna a Lena…».