La Garlopa Diaria

15 marzo 2009

Fastidiar, copular, molestar

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Arco de Ayllón

Sábado, doce menos cuarto de la mañana. Bar «El Arco» de Ayllón, pueblo castellano que comparte tierra y arquitectura con la sierra de Guadalajara. Pido una caña y me la traen acompañada de dos choricillos. Despliego los periódicos encima de la barra y trato de leerlos, pero los gritos de dos parroquianos me lo impiden. Están sentados detrás de mí y hablan a voces sobre la palabra follar. Sí, sí, follar. Uno de los tertulianos trata de convencer al otro de que este término forma parte de las voces del diccionario de la Real Academia Española. «Que sí, coño, hazme caso, que follar está en el diccionario», dice. El otro le replica: «A lo mejor está joder en vez de eso». Y el primero termina zanjando la cuestión: «Pero si lo ha dicho Zapatero el otro día, será porque se puede usar esa palabra». La conversación entre ambos se interrumpe porque viene otro señor, se saludan efusivamente (que equivale a vocear aún más) y continúan la charla por otros derroteros. Y entonces me da por pensar que las tertulias abúlicas de Castilla, aquellas que describía Pla en sus dietarios, son hoy el reflejo de una sociedad que mira el mundo con más sentido común y bastante más relajo que las ciudades. Con menos pasión. Con más sagacidad. Por eso en un pueblo de Segovia, a media mañana, dos señores entrados en años pueden discutir sobre la palabra follar sin necesidad de que nadie les lance miradas. Si acaso, alguna sonrisa cómplice y divertida.

La primavera en Castilla ha entrado con bríos. Hace un fresco soportable que deja un sol de mediodía radiante, onírico. Un lujo que invita a salir al campo o a sentarte en un patio a devorar algún buen libro. En silencio. Sin molestias. En El Norte leo que Valladolid le ha arrebatado a Madrid la sede de la feria de vino Iberwine, la tercera más prestigiosa de Europa. Es una prueba más de la pujanza de una comunidad autónoma que no necesita ni reformas estatutarias ni luchas contra trasvases para encontrar su identidad. Aunque eso no significa que no tenga problemas. Parece ser que la Autovía del Duero (cualquiera que sea aficionado a los Ribera sabrá de lo que hablo, la actual N-122) todavía se retrasará otros 18 meses porque Fomento tiene que rellenar no sé qué papelito más. Hace pocos días estuvimos en Ávila y Gredos: hay pocos paisajes tan sugestivos y evocadores como el de esta sierra. Me ha gustado siempre Castilla y León por lo que transmite de vida, optimismo y salud. Es una tierra terapéutica, de las que vivifican a cambio de poco. Nunca he sido amigo de nacionalismos y creo que en el proyecto de de las comunidades autónomas. Pero, al margen de burocracia, hay una realidad que se palpa a cada paso, a cada árbol y a cada rostro.

Desde Ayllón, de vuelta a mi pueblo, la radio sintonizó ella solita, por este orden: Radio Burgos, SER Aranda, SER Soria, Radio Madrid y SER Guadalajara. Y ello, en apenas 35 kilómetros de recorrido. Esto es Castilla, un territorio fronterizo, huidizo. Una entidad difuminada en los despachos, pero tan real como la torta de pasas que me traje de la panadería.

Y, por cierto, follar sí está en el diccionario de la RAE. Se define así: «Tener relaciones sexuales». Y son sinónimos fastidiar, copular y molestar. Ojo con los paisanos.

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