Avance histórico de la UE, gran acuerdo para España
Decían los agoreros que no habría fondo sino solo préstamos a cambio de ajuste fiscal, recortes en pensiones y más austeridad. El resultado del Consejo Europeo más largo de la historia es un pacto histórico para la Unión Europea. Y un gran acuerdo para España: recibirá 140.000 millones de euros del fondo de reconstrucción, de los que 72.700 serán transferencias directas (subvenciones a fondo perdido) de un tope de 77.300 millones. Alrededor de 67.000 en créditos. Las ayudas directas se han reducido un 22% desde la propuesta inicial en el Consejo Europeo. Para España, solo un 6,5%. Es decir, nuestro país ha retenido el 93,5% de las transferencias inicialmente previstas por la Comisión. Decía el PP que Sánchez iba a la cumbre «sin hacer los deberes». Atendiendo a los datos, y dejando a un lado el sectarismo, la realidad es que su negociación ha sido notable. No ha sido bronco, ha evitado la confrontación en público y ha logrado, junto al primer ministro italiano, que Merkel (a diferencia de 2008 y 2011) y Macron liderasen un acuerdo que estructura el futuro de la UE alrededor del objetivo de permear una economía más ágil, más verde y más digital. Sin ajuste fiscal no hay saneamiento de las cuentas, pero sin políticas de cohesión no hay mercado interno.
Más allá de la visión nacional, lo relevante es la europea. El pacto establece un mecanismo inédito de hasta 750.000 millones de euros para ayudar a los países más afectados, incluyendo hasta 390.000 millones de euros en transferencias directas. Estas cifras suponen un estímulo sin precedentes. Los líderes de los 27 sientan las bases fiscales de la Unión (una de las asignaturas pendientes), asume la mutualización de la deuda (un ejercicio de unidad inédito), aumentan las compensaciones al norte (Rutte no consigue derecho de veto, pero sí que Holanda, que es contribuyente neto, aporte menos dinero al paquete) y refuerzan la condicionalidad para asegurar reformas. Reformas que, en el caso de España, se arrastran desde hace mucho tiempo: educación, sostenibilidad de las pensiones, innovación del tejido productivo, transición ecológica, reindustrialización y una revisión de la reforma laboral, que eliminó el peso de las organizaciones sindicales en la negociación colectiva…
El acuerdo es bueno para Europa. Los países del sur logran la inyección necesaria para la reactivación de sus economías, pero las ayudas llegarán por tramos y los nórdicos podrán paralizarlas -con un mecanismo que podría bloquear tres meses los abonos- si hay incumplimientos. Es un equilibrio complejo que permite movilizar un fondo equivalente al 18% del PIB comunitario para encarar la crisis económica y social por el coronavirus. Ojalá hace una década hubiera habido esta disposición desde Berlín.