La Garlopa Diaria

25 julio 2019

Suicidio histórico

Ni el PSOE quiso una coalición de inicio ni Podemos ha demostrado cintura para encajar lo que objetivamente era una buena última oferta (una Vicepresidencia y tres ministerios) para un partido que hasta ahora no había mostrado interés por la política institucional. No hubo nunca una negociación de fondo, con método y calendario, para acordar un Gobierno estable a través de un programa que orillara las diferencias y consensuara las políticas públicas, al modo, por ejemplo, de la coalición del SPD con Los Verdes en Alemania.

Aitor Esteban ha estado muy acertado cuando ha reprochado a Sánchez su incapacidad para sumar apoyos, pero también cuando le ha enviado dos mensajes a Iglesias:
-Usted quiere asaltar el cielo, pero el cielo se asalta nube a nube.
-Usted quiere gobernar en coalición, pero no es sensato pretender asumir Hacienda cuando eres un partido sin experiencia de gobierno en la Administración General del Estado.

El espectáculo de estos días y el amargo reproche de hoy preludian más cera. La investidura fallida supone un suicidio histórico para la izquierda. En parte, comprensible por la alergia histórica entre corrientes ideológicas. En parte, incomprensible porque supone una ruptura brusca después de un periodo en el que PSOE y Podemos habían sumado fuerzas en la moción de censura, en los Presupuestos y en alianzas a escala autonómica y municipal. El batacazo de hoy no guarda relación con estos precedentes.

Podemos forzó al PSOE a un Gobierno de coalición. Lo logró. Luego dejó escapar la liebre por un quítame allá las políticas activas de empleo, que además están transferidas. Iglesias vuelve a equivocarse, aunque salen los dos partidos con el traje desgarrado. El descarrilamiento de la investidura es un fracaso imputable a Sánchez al ser el candidato. Y, pese a que Iglesias tiene razón cuando aduce la necesidad de soldar competencias y recursos a las carteras asignadas, la realidad es que después de todas las ofertas, todas las filtraciones y toda la retahíla de subterfugios en el reparto de culpas, lo que queda es que, por segunda vez, Podemos vuelve a tumbar un Gobierno socialista. Esa idea será fuego de artillería para los cañones de Ferraz frente a una izquierda aún con acné.

El fiasco supone un fraude a los millones de personas que se movilizaron el 28 de abril para frenar al trío de Colón. Un fraude y una irresponsabilidad que hunde a las izquierdas, de nuevo, en la bronca y la decepción.
Estamos ya en precampaña.

Dejar un comentario