Cinco vinos
El Periódico ha pedido a cinco conocidos sumilleres que recomienden cinco caldos a precios asequibles. El encargo es difícil porque en este mercado casi todo son habas contadas: no hace falta gastarse 100 euros para comprar una buena botella, pero tampoco los saldos que encontramos habitualmente en el súper o en el colmado de la esquina pueden servirnos de guía.
De momento, sin ánimo de pasar por lo que uno no es, voy a hacer cinco recomendaciones en las que no es necesario dejarse el sueldo, pero que tampoco cuestan dos duros. Todos son tintos (he acotado la búsqueda) y todos merecen la pena para el disfrute de un buen vino. Ahí van.
LEGARIS (Magnum o Tinto crianza 2005). Si encuentran del 2004 ya sería la de Dios… Es un Ribera del Duero infalible. Tiene un intensidad en el aroma que aconsejo combinar con carnes proteicas, como un buen chuletón de ternera o de buey. Dicen los enólogos que en la boca es seco a la entrada y que tiene equilibrio entre la acidez y el regusto frutal. Legaris, que ya es una etiqueta consolidada, echó a andar en 1998 de la mano del grupo Codorniú (aquí está la España real: Cataluña invierte en Castilla, y viceversa). Cuando estuve en sus bodegas, en Curiel de Duero, quedé impresionado por unas intalaciones modernistas, de diseño, que juegan con el minimalismo justo en la tierra de la rectitud y la tradición. Me he reservado una botella Magnum para llevármela estas fiestas a Barcelona. Prometo trazar una crónica completa del festival cuando la descorche…
ELÍAS MORA (Tinto Crianza 2005). Pertenece a los vinos de Toro, donde cada año hacen más y mejores. Resumen el portento que surge cuando se juntan la capacidad del terruño y la inteligencia de los enólogos y de todos aquellos que hacen que el vino experimente y avance. Este de Elías Mora me lo recomendaron en una tiendecita de antigüedades y recuerdos en la calle principal de Zamora, en el casco viejo. «No es de los más conocidos, pero pruébalo, no te arrepentirás», me dijo el dueño del local. Es cierto. Ahora les traslado la recomendación. Atrévanse a salir del habitual circuito de Riojas y Riberas. Ya es hora de rendir honores a una uva, la Tinta de Toro, y a un viñedo formidable que a mí me tiene encandilado. En la cata que tienen colgada en Youtube, su elaboradora dice que ha querido combinar la fruta con el regaliz. Les recomiendo tastar este caldo elegante, intenso y, como todos los de Toro, potente.
PERINET (Tinto Crianza 2005). Pertenece a la bodega Mas Perinet y si no les suena les diré que uno de sus impulsores responde al nombre de Joan Manuel Serrat. Suelo regalar este vino a quien gusta de Serrat, de sus canciones y de las sensaciones que transmiten los cantautores como él. Pura combinación onírica. Merece la pena este vino, y no sólo por el nombre del famoso que lo proyecta. Exhibe virtudes propias y deslumbrantes: complejo, elegante, suave, amable en boca. Tiene toda la fuerza de la zona del Priorat, que ha pasado de ser una suministradora de vino peleón a una fábrica de prodigios. Apenas sobrepasa los veinte euros y es una delicia absoluta.
REMÍREZ DE GANUZA (Reserva 1997): Un Rioja de bandera. No es una bodega histórica, pero sí pujante. Dicen que representa al «nuevo Rioja», moderno, de autor, más abierto. Cátenlo. En El País Club de Vinos he llegado a encontrarlo por menos de 40 € la botella, aunque también es muy recomendable un reserva de 2003, más barato, a 19,70 €. Puede regar con aplomo un buen guiso, unas judías pintas o unas codornices fritas. Contundente, conserva el poso de los viñedos de la Rioja Alavesa (está ubicado en Samaniego), pero con una mezcla de innovación perfecta. Calidad superior. Deleite total.
PINNA FIDELIS (Crianza 2005). No es una de las bodegas más conocidas de la Ribera del Duero, pero sí una de las más fiables. Lejos del precio de un Trus o de un Pago de Carraovejas, Pinna Fidelis tiene repartida su oferta, básicamente, en un roble dignísimo, agradable al paladar, meloso (ideal para hacer regalos, quedar bien y no dejarse la nómina en el intento), un crianza espectacular y un reserva brutal (en barrica francesa). Pinna Fidelis significa Peñafiel, y allí estuve hace poco tiempo visitando estas bodegas. Vayan y pidan que les dejen catar sus caldos porque producen una sensación muy agradable. A mí, por relación calidad-precio, el que más me convenció fue el crianza. Sorprende desde el principio, cuando uno empieza a olerlo en la copa. Tiene un rojo picota voluptuoso y me resultó carnoso. En la boca, deja una huella prolongada que invita a seguir degustándolo. La última botella que abrí de este vino fue durante el puente de la Constitución, en la casa del pueblo, después de hacer en familia unas chuletas y mientras el frío empezaba a arruinar el otoño. Ustedes me dirán si existe algo que pueda proporcionar más felicidad.
Felices Fiestas.
Yo te voy a recomendar dos a ti, Raúl, dado que te gustan. Alredor de 20 / 25 euros la botella:
Hipperia, de Pago de Vallegarcía, un vino de los Montes de Toledo.
Y Pujanza, un Rioja sorprendente.
¿Los conoces?
Me los apunto macho, seguro que son interesantes. El Pago conocía de su existencia, pero no lo he catado. Del otro, primera noticia. Prometo comentarte lo que me parecen los dos. Felices fiestas!