REPORTAJE

Cuando el pueblo arrima el hombro

El Ayuntamiento de Tendilla ha ejecutado varias obras gracias a la colaboración ciudadana El consistorio quiere impulsar una escuela taller dirigida a los jubilados para fomentar más la participación ciudadana
En un pueblo es necesario arrimar el hombro, pero no siempre ocurre. La localidad alcarreña de Tendilla es un ejemplo extraordinario de colaboración ciudadana. Imitando las antiguas ‘hacenderas’, cuando todo el pueblo colaboraba, por ejemplo, para limpiar el pueblo. El Ayuntamiento de Tendilla ha ejecutado distintas obras, en lo que va de legislatura, gracias en parte a la colaboración ciudadana de varios vecinos, a los que mueve únicamente el afán por trabajar por su pueblo. Son obras menores, pero importantes para la vida cotidiana de los tendillanos. No todo hay que dejarlo a las administraciones.
Nueva Alcarria, 21.01.08
Raúl Conde

Arreglar una fuente, pavimentar un trozo de calle o pintar un edificio público. Son algunas de las iniciativas que se han podido hacer en Tendilla en los últimos meses gracias al Ayuntamiento de este municipio alcarreña, pero sobre todo a la colaboración ciudadana. Tendilla es una villa con poco más de trescientos habitantes. Actualmente está declarada “Conjunto histórico” por la Junta de Castilla-La Mancha. Su presupuesto municipal no es para tirar cohetes. Llegan pocas ayudas para todo lo que hay que hacer. Durante el último mes, han recibido una buena noticia: el Gobierno regional financiará la construcción de una nueva depuradora y la Diputación Provincial, que en noviembre sustituyó las tuberías del agua corriente. En cambio, hay otro tipo de obras que son fundamentales para el pueblo, aunque consideradas menores, que no se hubieran podido hacer sin el impulso y la colaboración de los vecinos.

Siempre se ha dicho que en los pueblos, cuanto más pequeños, mejor ambiente y convivencia. Tendilla es un ejemplo de pueblo no tan pequeño (al menos, en la provincia de Guadalajara, donde la mayoría de los pueblos tienen menos de cien habitantes), y está demostrando que en virtud del esfuerzo de algunos de sus vecinos, se pueden hacer muchas cosas. Da igual que sea en la piscina, en el frontón o en una calle. Se trata de arrimar el hombro en beneficio de todos. Juan Antonio Medel, teniente de alcalde, valora muy positivamente la colaboración ciudadana: “han participado en muchas cosas y la verdad es que es de agradecer, en el frontón, en las dos fuentes de agua potable, en el pilón del frontón y antiguamente en la ermita de la Salceda”.

Pocos recursos

El Ayuntamiento tendillano ha cerrado 2007 con un presupuesto de 600.000 euros. “No está mal”, recalca Medel, “en la provincia hay muchos pueblos que tienen menos dinero, pero a pesar de todo no nos llega para todo”. Por sus limitaciones económicas, el consistorio no puede externalizar todos los servicios, es decir, no puede pagar a una empresa para que haga todas las obras. No se podría hacer todo lo necesario para el pueblo si no fuera por la colaboración ciudadana y, desde luego, mucho menos que lo que se ha hecho hasta ahora. Por eso es imprescindible la colaboración de la gente. Las obras las dirige el Ayuntamiento, pero las ejecutan los vecinos. Se trata de una imitación de las antiguas hacenderas, una época en la que todo el pueblo iba a arreglar un camino o a limpiar el barro de una riada. El Consistorio tiene dos empleados para las labores de limpieza y de búsqueda de averías y para realizar pequeñas intervenciones municipales. Con esos empleados y con ayuda de algunos vecinos, se han hecho más de una docena de obras. Hasta la fecha, han sido entre 50 y 60 los vecinos colaboradores. Las edades varían pero la mayoría es gente mayor y de 40 años para arriba, incluso trabajadores activos en el pueblo. A los miembros del ayuntamiento también les ha tocado “pegar la hebra”. El propio teniente alcalde ha realizado físicamente innumerables actuaciones.
Desde la toma de posesión del nuevo equipo de Gobierno del Ayuntamiento, hay varias obras que se han hecho entre el Ayuntamiento y la colaboración ciudadana. A saber: la recogida del sobrante del depósito del Zarzal para el depósito principal; la recogida y encañado de la fuente de Los Cuatro Caños; la pavimentación del pico final de la calle general Muñoz y Muñoz; el parque arenero y la fuente en la zona ferial; la arqueta sinfónica y rejilla para recogida de aguas fluviales en calle Sacedón; el parcheo provisional del frontón; la fuente y el pilón del frontón; la fuente del jardín de la calle General Muñoz y Muñoz; la limpieza y el pintado del edificio de la piscina municipal; las arquetas y la tapa de la captación del zarzal; la reparación de herramienta mecánica, la hormigonera y la desbrozadota y el pintado y la decoración con escudo del depósito del Zarzal. Además, hay otro tipo de actitudes que también son encomiables. Por ejemplo, la donación de un vehículo al Ayuntamiento por parte de Santiago Sánchez Leal.

Según Medel, “las colaboraciones ciudadanas en Tendilla vienen de antiguo, se llevan haciendo hace bastantes años, pero ahora se han volcado con nosotros”. La mayoría de las ejecuciones son obras “que no entrañan riesgo físico”, matiza el primer teniente de alcalde y dueño del bar Juycar. “Es gente voluntaria, no profesionales”. Por este motivo, avanza que el Ayuntamiento tiene la intención de promover una Escuela Taller dirigida fundamentalmente a jubilados. “Se trata de que hagan pequeñas cosas para su entretenimiento, pero que al mismo tiempo sirvan para el pueblo”, explica. Hasta el momento, no se han dirigido a la Junta para formalizar una petición y el Ayuntamiento de Tendilla estudia la posibilidad de encauzar esta idea que, de alguna forma, regularía las colaboraciones ciudadanas de estos últimos años.

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La hacendera, trabajo en comunidad

No hace tanto tiempo que en España existían las hacenderas, algo parejo a lo que actualmente ocurre en Tendilla con las colaboraciones ciudadanas. Es una institución concejil mediante la cual todos los miembros de pleno derecho del concejo estaban obligados a prestar trabajos en beneficio de la comunidad. Se realizaban en comunidad, eran de varios tipos según la finalidad de la obra. Si la obra era considerada de interés general estaban obligados todos los vecinos, si era de interés limitado para una zona concreta se convocaba a la comunidad afectada. En los pueblos divididos en barrios separados, caso muy frecuente, se generaban conflictos porque normalmente dicha división iba acompañada de otra similar en las zonas de trabajo. Un vecino del barrio alto debía acudir a componer las defensas del río que protegían las fincas del barrio bajo. La motivación más fuerte se basaba en razones de solidaridad de la todos necesitaban de alguna manera. Cada vecino acudía provisto de las herramientas que se le habían indicado, podía ser pico y pala, herramientas de corte, carro…. según la planificación realizada por La Junta. En General eran un ejemplo de democracia espontánea, con liderazgo también espontáneo. La disciplina interna era aceptada de buen grado. Se imprimía un cierto carácter festivo, en el que las bromas y los comentarios jocosos eran constantes. El vino y el escabeche con cebolla era obligado cuando el trabajo a realizar era suficientemente largo. Lo aportaba algún vecino que de esta manera quedaba exonerado de su obligación de acudir personalmente o que se beneficiaba especialmente de la obra. La organización corría a cargo de una Junta o Juez que planificaba la tarea, revisaba la correcta realización y establecía los tajos. Algunos piensan que el refrán “con su pan se lo coma” hace referencia a la costumbre de llevar cada uno pan de casa y la organización ponía lo demás, que solía ser escabeche y cebolla…. Como los cargos eran muy rotados existía cierta cultura de la organización y de comprensión con el que manda. No acudir a una llamada a hacendera suponía cargar con una multa y ser tachado de egoísta por el resto, por lo que la asistencia era masiva.