Peñafiel y su museo del Vino, espejo en el que se mira Torija para su futuro
Las villas de Peñafiel y Torija se parecen en dos cosas esenciales: tienen una plaza Mayor extraordinariamente interesante y un castillo que sirve de cobijo para sendos museos. Y también en que el lechazo que sirve Pocholo en su asador poco tiene que envidiar a los mesones de la capital de la Ribera del Duero. La diferencia es que Peñafiel es una localidad más grande, con casi 6.000 habitantes, mayor capacidad de atracción turística, decenas de restaurantes y hostales, varias fábricas y unos viñedos con renombre internacional. Torija, que ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, está en 600 habitantes, según datos del INE del año pasado. Es un pueblo próspero pero más modesto que la villa vallisoletana. Tienen en común también que ambas localidades se encuentran en una ubicación privilegiada: Peñafiel porque está en el centro de Valladolid, a medio camino de su capital. Y Torija porque es la puerta de la Alcarria, a veinte kilómetros de Guadalajara y setenta de Madrid, en plena Autovía de Aragón.
Tanto el museo del vino ubicado en el castillo de Peñafiel como el museo del Viaje a la Alcarria del castillo de Torija tienen cosas en común que merecen ser explotadas. Este fue el motivo principal del viaje realizado hace quince días por la presidenta de la Diputación, María Antonia Pérez León, y la diputada de Turismo, Mercedes Cardín, al corazón de la Ribera. La fortaleza de Peñafiel está transformada en un Museo del Vino desde donde se promociona la cultura, producción y demás aspectos relacionados con este producto, con especial atención la Denominación de Origen Ribera del Duero. Pese a que la Diputación de Guadalajara no tiene previsto una orientación tan específica para el castillo de Torija, la presidenta ha querido comprobar de primera mano la experiencia de sus ocho años de funcionamiento.
Cien mil visitas anuales
Acompañados por el alcalde de la localidad, Félix Ángel Martín, recorrieron las instalaciones que disponen de espacios tan diversos como salón de actos para congresos, biblioteca, tienda o sala de catas. En total, más de 2.700 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, que guardan importantes similitudes estructurales con el castillo de Torija. Desde la apertura del Museo, se ha superado la media de 100.000 visitas anuales. Previamente, los responsables de la Diputación han visitaron en la localidad de Urueña, también en la provincia de Valladolid, la denominada Villa del Libro. Esta iniciativa, pionera en España e inspirada en otras experiencias puestas en práctica en Europa, tiene como objetivo la dinamización económica, cultural y turística a partir de la recuperación de los espacios públicos no sólo como lugar de compraventa de libros, sino como núcleos de celebración de eventos ligados a la literatura. El impulsor de todo ello es Joaquín Díaz, maestro de etnólogos y folkloristas y cantautor reputado, director de la Revista de Folklore de Caja España y de la Fundación que lleva su nombre, también con sede en Urueña. Al mismo tiempo, la presidenta de la Diputación ha mantenido también en estos días un encuentro de trabajo con su colega vallisoletano, Ramiro Ruiz, con el fin estrechar las relaciones entre ambas instituciones. La vicepresidenta segunda y responsable de Turismo hizo lo propio con su homólogo en una reunión que también ha contado con la presencia de técnicos de este servicio.
“Punto central” del vino
El castillo de Peñafiel se ubica en lo alto de un espigón que separa los valles del Duero y del Duratón y que domina visualmente siete valles lo que le confiere por su localización y volumen una presencia muy singular dentro del paisaje. Por su situación estratégica las vistas del entorno desde el Castillo son panorámicas y de gran belleza por sus amplias perspectivas. La forma alargada de su planta sigue la dirección Norte – Sur y tiene una longitud de aproximadamente 210 metros; su anchura es de 20 metros y termina hacia el Norte formando un ángulo agudo. Parece un barco, pero con apariencia de castillo.
En el recorrido por las diferentes salas del Museo del Vino se muestra la cultura del vino y los aspectos relacionados con la producción, desde que la uva nace en el viñedo hasta el consumo, pasando por las diferentes materias estrechamente relacionadas con la viticultura. Es el punto central del vino de Castilla y León, según reza la propaganda oficial. En la planta baja del Museo se explica la planta de la vid, la viticultura, la vinificación, los artesanos del vino, los útiles de medida, la crianza y la reserva, los consejos prácticos para degustar los diferentes vinos, la cata, la calidad, el consumo y comercialización. En la planta superior se explica el vino y la relación con la mitología, con la Historia, la Literatura y el Arte, y con las fiestas y la gastronomía. En el sótano dispone de Sala de Catas, Sala de Exposiciones, Salón de Actos para congresos y relaciones de empresa, además de Biblioteca y Punto de Información Turística, y los fines de semana y festivos tiene Parking vigilado y servicio gratuito de autobuses para acceder al Castillo. Asimismo se realizan cursos de cata de un día o de una semana, dependiendo del interés.
La experiencia del castillo de Peñafiel es un buen ejemplo para que tanto los responsables de la Diputación de Guadalajara como del Ayuntamiento de Torija copien ideas y adapten formatos o técnicas que han triunfado en la villa vallisoletana. Desde hace muchos años, Peñafiel se ha convertido en un referente nacional, y especialmente en el ámbito del centro de la península, en el área de las dos Castillas, con una capacidad probada para extraer el máximo beneficio al patrimonio histórico.
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Nuevo edificio en el Patio de Armas
Además del museo al famoso viaje de Cela, la Diputación Provincial quiere convertir el castillo en Centro de Recursos Turísticos. Aunque actualmente el museo del Viaje a la Alcarria se encuentra cerrado, la intención de la Diputación es trasladar al menos parte de sus fondos a un lugar donde puedan ser visitados mientras se ejecutan las obras previstas en el castillo. La Corporación provincial aprobó en pleno el pasado mes de octubre adjudicar a la empresa Técnicas de Arquitectura Monumental SA (Artemon) la construcción del Centro de Recursos Turísticos proyectado en el castillo de Torija. El coste de estos trabajos, que van a comenzar de inmediato, ascenderá a 2,8 millones de euros y deberán estar concluidos en un plazo de diez meses.
El edificio de nueva planta diseñado para albergar Centro de Recursos Turísticos tendrá una superficie total de casi 2.500 metros cuadrados y estará ubicado en el patio de armas del castillo, aunque respetará escrupulosamente la estructura y su monumental aspecto exterior. Estará dividido en cinco plantas y las tres principales, con más de 300 metros cuadrados cada una, se reservarán para salas de exposiciones dedicadas a mostrar las riquezas turísticas de diferentes comarcas de la provincia. Además, contempla accesos a la torre del homenaje y a la cubierta, que será visitable en parte y conectará con la ronda de la parte superior de las murallas. También se integran los hallazgos de la intervención arqueológica que ha puesto al descubierto restos de las caballerizas y de la bodega, además de un aljibe situado en el centro del patio de armas. El Servicio de Arquitectura de la Diputación ha tenido que solventar los inconvenientes impuestos por el hecho de construir dentro de un recinto amurallado, una limitación resuelta con el aprovechamiento de la luz cenital y la apertura de grandes huecos entre los distintos forjados de los pisos. A ello se añade una singular fachada en hormigón blanco, en la que la distribución y dimensiones de los huecos corresponden a un algoritmo matemático.
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El museo del Viaje a la Alcarria, una iniciativa rentable
Con motivo del 50 aniversario de la publicación del libro del escritor Camilo J.Cela, que ha hecho famosa en el mundo esta comarca guadalajareña, se albergó en la torre del homenaje del castillo un museo que anualmente es visitado por miles de turistas. Se trata del primer museo del mundo dedicado a un libro y en esta ocasión le sirve al turista como punto de partida para conocer los pormenores de lo que posteriormente se encontrará durante su viaje por la Alcarria, así como de la historia de esta comarca universal.
La Torre del homenaje del castillo de Torija estaba más hueca que la bodega de un abstemio. Se arreglaban los accesos, se empedraba el patio de armas, se encoquetaban las mazmorras, pero el edificio seguía vacío, sin vida. Su carácter emblemático al pie de la carretera de Barcelona y su enclave como punto de arranque de la Alcarria Alta no eran suficientes para que sus administradores se decidiesen a convertirlo en un monumento con nervio interior. Se organizaban fugaces exposiciones en la pequeña sala del antiguo calabozo, se ofrecían esporádicos conciertos de verano en su patio recién empedrado y la Asociación Cultural “Barbacana” aprovechaba su recinto para celebrar semanas culturales… Pero faltaba algo. En el pueblo todos querían que el hermoso castillo sirviese para algo más y fuese el detonante para iniciar el arranque del pueblo. Incluso por parte de la Diputación Provincial, su propietaria, hubo intentos de construir una peculiar hospedería entre sus muros. El elevado coste del proyecto hizo abandonar la idea. Entonces al periodista Manu Leguineche se le ocurrió la idea: fundir la conservación del castillo a la figura de don Camilo y del viaje a la Alcarria. Desde el primer momento los propietarios del castillo aceptaron la sugerencia del periodista y retrasaron un “sí” definitivo hasta conocer las intenciones de don Camilo. El encargado de comunicar a Cela la “buena nueva” fue el pintor Jesús Campoamor, amigo íntimo del Nóbel. “La idea le pareció estupenda, nos confiesa Campoamor, sólo puso dos condiciones: que se formase un Patronato que se hiciera cargo de la dirección del museo, y que el poeta García Marquina y yo nos encargásemos de la recopilación de los materiales que iban a poblar las paredes de la sala”. Con estas premisas la Diputación Provincial se tomó un interés especial y se iniciaron las obras de adecuación de las tres salas que compondrían el futuro museo. El encargado de las obras fue el arquitecto José Luis Condado.
El curioso visitante que se detenga en el museo podrá encontrar una primera edición de 1948 del “Viaje a la Alcarria” que perteneció a Margarita Pedroso, quien fuera amor platónico de Juan Ramón Jiménez, y diversas ediciones en inglés, francés, hindú, japonés y sueco. Dentro de la denominada por Marquina mitología del viaje, encontramos las fotografías de los personajes y lugares más destacados a lo largo del libro. Allí encontramos a Félix, el carretera Martín Díaz que acerca al viajero en su carro hasta Torija, a Manolo que cantaba jotas en el patio del Parador, y a un sinfín de personajes que ambientados junto a las fotografías de los pueblos y los paisajes de la Alcarria en la posguerra, nos introducen en la España de los años cuarenta. La mayoría de las fotografías son reproducciones hechas con láser por Mario Bernal, de los originales que en su día realizó el fotógrafo Kart Wlasak, quien acompañó al escritor durante buena parte del viaje, y que se encuentran en la Fundación Camilo José Cela, en Padrón. El resto son instantáneas pertenecientes a los archivos de Marquina y Bernal.