Artículos en Nueva Alcarria

10 noviembre 2007

NUCLEARES

El PP llevará en su programa electoral la construcción de nuevas centrales

Los populares entienden que “es necesario incrementar la participación de las nucleares en la producción energética nacional”
El Partido Popular quiere más centrales atómicas. El diario ABC adelantó hace escasos días las intenciones de la formación conservadora de apostar a fondo y sin complejos por la energía nuclear con nuevas centrales. Los populares anunciaron que, previsiblemente, incluirán esta propuesta en su programa electoral. La idea proviene de un estudio elaborado por Faes, el buque de pensamiento del PP presidido por José María Aznar. La noticia no ha sentado nada bien entre los grupos ecologistas. Zapatero, por su parte, quiere sustituir progresivamente la energía nuclear por las renovables y reducir su peso en el “mix” de generación eléctrica.
Nueva Alcarria, 05.11.07
Raúl Conde

La producción energética es un sector clave de la economía del país. La energía nuclear, que tiene muy mala imagen en España, ha provocado más de un encontronazo político, tanto para el PSOE como para el Partido Popular. Las posiciones han variado notablemente con el paso de los años. El ex presidente del Gobierno, Felipe González, que en los años ochenta decretó una moratoria nuclear que paralizó la construcción de cinco nuevas centrales (entre ellas la de Trillo II en Guadalajara), reconoció en un artículo en “El País” que se retractaba de esta decisión y admitía la dependencia de la energía nuclear. A buenas horas, pensaron los partidarios de las nucleares. El PP nunca ha escondido su posición a favor de esta clase de energía. La propia Loyola de Palacio, cuando era comisaria europea de Industria, proclamó en más de una ocasión que la energía nuclear era imprescindible e incluso sostenible con el medio ambiente. Los grupos ecologistas han protagonizado una campaña feroz en contra de las nucleares, tal como se demostró en las presiones que hicieron sobre el Gobierno para el cierre y desmantelamiento de la central “José Cabrera”, en Almonacid de Zorita. Parecía una polémica anestesiado, pero esta semana ha vuelto a rebrotar.

El Partido Popular ha confirmado, tal como adelantó el diario ABC el pasado lunes, que apuesta por la energía nuclear con nuevas centrales. Su postura aparece enfrentada a la que abandera el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ha declarado abiertamente ser partidario de ir rebajando la dependencia que la producción energética mantiene de la nuclear. La periodista de ABC, Cristina de la Hoz, escribía: “En España es poco menos que un tema tabú y pocos se atreven a salir de la senda de lo políticamente correcto para defender, siquiera, la revisión de la energía nuclear en nuestro país. En cambio, el PP parece dispuesto no sólo a abrir el debate de la política energética, sino incluso a hacer una apuesta moderada por las nucleares e incluirla en su programa electoral” (29.10.07). Al parecer, el PP entiende que es necesario mantener, e incluso incrementar, “la participación de las nucleares en la producción energética nacional” y, por otro, abogar por la construcción de centrales de nueva generación, mucho más eficientes, más seguras y de dimensiones más reducidas que las ahora existentes, eso sí, en los emplazamientos actuales, conscientes de que “a nadie le gusta que le pongan una nuclear cerca de casa”. ABC cita fuentes del consejo asesor del programa electoral de los populares.

Elevada dependencia

La propuesta de los populares tiene su base en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presidida por José María Aznar. Esta entidad editó en marzo de este año un informe elaborado por Guillermo Velarde, catedrático de Física Nuclear y presidente del Instituto de Fusión Nuclear de la Politécnica de Madrid, de donde se recogen muchas de las consideraciones que hacen en el PP sobre esta controvertida materia. Velarde afirma que “la elevada dependencia energética española y los compromisos de Kioto refuerzan sus ventajas (la de las nucleares) para España. Otra ventaja muy importante es que la energía nuclear no produce gases de efecto invernadero, a diferencia de las centrales térmicas y de ciclo combinado. Los preocupados por el asunto del cambio climático parecen ignorar este aspecto”. Gran parte del informe se destina a desmenuzar los sucesos de Chernobyl, hace 21 años, y la amenaza real que supuso, dado que el accidente de la central ucraniana se convirtió en un hito de los “antinucleares”. Para ello se basa en un documento de 5 de septiembre de 2005 de la ONU (“Chernobyl Forum”) que rebaja las consecuencias fatales de la explosión del reactor 4 de esta central, destinado al enriquecimiento de plutonio para cabezas nucleares y no para generar electricidad.

El documento de FAES, el “think thank” del pensamiento imperante en el PP, considera además que es posible enfrentarse con suficiente garantías como para salir bien parado el asunto de los residuos radiactivos de vida largo. Los populares proponen un “Transmutador” que, por una parte los convierta en residuos de vida corta y, por otro, los comprima a diez veces la densidad inicial, aunque todavía está en fase de desarrollo. La actual moratoria nuclear, -que el informe atribuye en parte a la campaña de ETA contra la central de Lemóniz-, supuso compensar a las eléctricas con 600.000 millones de pesetas con cargo a los recibos de la luz; aumentar la emisión de gases de efecto invernadero y desmantelar “la industria nuclear española, produciendo la fuga de de más de 1.000 físicos e ingenieros”.

Quizá no por casualidad, los planes del PP en materia nuclear se han conocido justo después de la polémica protagonizada por Mariano Rajoy y un primo suyo en torno al cambio climático, en las que el líder de la oposición venía relativizar esta cuestión. Desde el PP, según el diario monárquico, señalan que “todos los expertos destacan que una de las ventajas de esta fuente de energía es que no contribuye al calentamiento global” y, en consecuencia, al cambio climático al no producir gases de efecto invernadero. “Aquí el único que todavía sigue instalado en lo de “nucleares, no, gracias” es Zapatero, porque mucha gente de su Gobierno ya lo ve factible y no entiende lo de la moratoria nuclear”, siempre según fuentes populares. ABC recordó en su información la postura de destacados dirigentes, proclives o cercanos a la izquierda, que han manifestado sin ambages su adhesión a la energía atómica. Por ejemplo, Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos de la UE, que “se ha mostrado a favor de no descartar la energía nuclear”. También el secretario general de CC.OO., José María Fidalgo, se ha posicionado “claramente favorable a su uso”. La actitud del Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero va en otra línea y quiere sustituir progresivamente la energía nuclear por las renovables y reducir su peso en el «mix» de generación eléctrica. Esto ya se está produciendo aunque el Gobierno no lo proponga, ya que como está aumentando la demanda de electricidad y las nucleares son las mismas, el porcentaje, obviamente, baja. En todo caso, el debate sobre las nucleares volverá a estar presente en la campaña electoral del próximo mes de marzo.

——————————————————————————————

Nucleares, por ahora, sí

La producción eléctrica española sigue teniendo una alta dependencia de la energía atómica

La energía nuclear es cara, peligrosa y sus residuos son contaminantes a largo plazo. A cambio, contribuye a generar electricidad sin emitir gases de efecto invernadero. Son los dos argumentos principales que utilizan los partidarios y los detractores de una fuente energética polémica, pero imprescindible hasta la fecha para garantizar el suministro de la demanda energética, que sube como la espuma y más que se espera en los próximos años. En España, más del 20% de la electricidad proviene de la energía nuclear. Tras el cierre de Zorita, el PP propone seguir el modelo francés y construir más centrales. El PSOE prefiere rebajar esta dependencia.

Los defensores de las centrales nucleares anhelan un revival similar al del carbón. Francia, cuya generación eléctrica procede en un 54% esa fuente de energía, ha aprovechado los recientes desencuentros con Moscú para instar a la UE a incluir la energía atómica entre las respuestas a los problemas de suministro. Europa está tan inquieta por la fragilidad del suministro que ni siquiera la energía nuclear es ya un tabú en el debate. Aún así, tampoco ese recurso, que sólo se utiliza para generar electricidad, bastaría para solventar el problema. Por el momento, es que la dependencia energética (48% en la UE y 78,3% en España) amenaza la sostenibilidad de la mayor concentración de riqueza del planeta que es Europa. En un continente sin apenas materias primas, las multinacionales europeas dominan extraterritorialmente mercados como el del litio o el cacao, el café o los diamantes. Europa puede perder ese control sin ver peligrar su modelo de vida. Pero la energía resulta imprescindible para mantener en marcha la maquinaria económica de los Veinticinco países miembros de la Unión Europea.

España cuenta con un total de 10 instalaciones nucleares ubicadas dentro de su territorio peninsular, entre las que se encuentran ocho centrales: Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Santa María de Garoña, Trillo I y Vandellós II. La central de José Cabrera, más conocida como Zorita, cesó su actividad el 30 de abril de 2006, tras 38 años de funcionamiento ininterrumpido. Su desmantelamiento se prolongará hasta 2015, con un coste de 170 millones de euros. Por su parte, Vandellós I se encuentra actualmente en proceso de desmantelamiento. Nuestro país posee, además, una fábrica de combustible nuclear en Salamanca -Juzbado- y un centro de almacenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad en El Cabril. Según el Foro Nuclear que agrupa a las empresas de energía atómica, en 2006, las centrales nucleares españolas produjeron un quinta parte de la electricidad de forma segura, fiable y respetuosa con el medio ambiente.

En enero de 2004, el Gobierno de Zapatero anunció su compromiso para sustituir “gradualmente y en un periodo máximo de 20 años” la energía nuclear por otras opciones más limpias, más seguras y menos costosas, como la solar y la biomasa. Sin embargo, desde entonces muchas cosas han cambiado. Por ejemplo, el precio del barril de petróleo, que ya ronda los 74 dólares y seguirá subiendo en los próximos meses. Una situación ya de por sí preocupante a la que hay que sumar dos variables que pueden poner el mercado energético ‘patas arriba’: el Protocolo de Kioto y la escalada nuclear de Irán. Desde la entrada en vigor de Kioto, los países deben controlar sus emisiones de gases de efecto invernadero, so pena de pagar cuantiosas multas, y la producción de energía con petróleo, carbón o gas es una enorme fuente de contaminación. Y mientras los países se lo piensan, la crisis desatada en Irán ha puesto en serio peligro uno de los mayores mercados mundiales de crudo, especialmente para Europa, y son muchos los países que buscan fuentes de energía que no les hagan depender tanto de países altamente inestables, como lo son los productores de petróleo situados en el Golfo Pérsico.