El Foro por la Memoria excavará la fosa de Cobeta en otoño del próximo año
El texto definitivo de la Ley de la Memoria Histórica recibió el visto bueno de la ponencia de la Comisión Constitucional, reunida anteayer en el Congreso de los Diputados. El asunto se votará en el pleno del Parlamento del próximo 30 de octubre. Después pasará al Senado y, finalmente, entrará en vigor en cuanto se publique en el Boletín Oficial del Estado. Entretanto, el tema sigue generando una polémica avivada por políticos, historiadores y periodistas, fundamentalmente. Guadalajara no ha quedado al margen de esta coyuntura. Aunque la discusión no se ha trasladado en ningún momento a la calle y ni siquiera está presente en determinados ámbitos sociales, lo cierto es que el nombre de Guadalajara ha estado ligado a la recuperación de la memoria histórica desde que el PSOE propuso convertirla en ley. Primero por la retirada el 23 de marzo de 2005 de las estatuas de Franco y Primo de Rivera, que ocupó páginas en la prensa nacional y minutos en los telediarios. A nivel local, Guadalajara también ha trabajado en la retirada de símbolos franquistas y en la excavación de fosas de republicanos que fueron fusilados durante la Guerra Civil.
Las asociaciones que trabajan en la recuperación de la memoria histórica calculan que hay 900 fosas en toda España y alrededor de 30.000 desaparecidos. En Guadalajara no se conoce con exactitud el número de fosas, aunque el número será sensiblemente inferior a otras provincias por una razón histórica: la mayoría del territorio de la provincia estuvo en manos republicanas durante toda la guerra, excepto la zona norte, en torno a Sigüenza a un lado y otro de la carretera de Barcelona. El primer desenterramiento en una fosa del franquismo en Guadalajara ocurrió los días 27, 28 y 29 de octubre de 2006. Fue en el municipio de Cincovillas, cerca de Atienza. Tres miembros de una familia fueron fusilados el 20 de marzo de 1937 como “consecuencia directa de la acción represora en la zona ocupada por las tropas rebeldes al gobierno de la República de España durante la llamada Batalla de Guadalajara”, según consta en el informe arqueológico de la excavación redactado por J. Conde. Las víctimas eran tres vecinos de la localidad de Cendejas del Padrastro: Higinio García, Felisa Moreno, que estaba embarazada de siete meses en el momento de ser asesinada) y Gregorio Moreno. Javier Moreno, coordinador del Foro por la Memoria, asociación vinculada a Izquierda Unida encargada de realizar el trabajo en las fosas, explica el procedimiento en estos casos: “los interesados se ponen en contacto con nosotros. Hacemos el análisis histórico, buscamos los testimonios, verificamos la recreación de los hechos y hallamos la fosa. Después iniciamos la vía judicial, presentamos denuncia, en el caso de Cincovillas en los juzgados de Sigüenza, para denunciar el crimen y luego el arqueólogo dirige los trabajos de excavación. Después damos noticia al juzgado, la policía judicial recoge los restos e incluso se hacen pruebas de ADN para reconocer a las víctimas y después las familias, normalmente, vuelven a enterrar los huesos de sus familiares de forma digna”. El arqueólogo que trabajó en Cincovillas, J. Conde, afirma que fueron “Paulino, el alcalde, y los vecinos Isaías y Licinio los que aportaron sus datos para poder encontrar la fosa, que estaba cerca de la carretera para no entorpecer los pastos y las tareas agrícolas”. Primero apareció la mitad del cuerpo de los tres individuos, de la cintura para abajo. De la pelvis para arriba, nada. Conde añade que “esto se explica porque la profundidad de la fosa era desigual, la parte de arriba de los cuerpos estaba más cerca de la superficie y por eso quizá han desaparecido casi por completo, sólo quedan piezas óseas. Tampoco encontramos restos de armas. El resto de los huesos se entregaron al juzgado de Sigüenza”.
Primera fosa
La excavación en la fosa de Cincovillas se hizo de acuerdo a un proyecto profesional y una metodología científica y rigurosa. El presupuesto rondó los 12.000 euros, que fueron financiados en su totalidad por la Diputación de Guadalajara. El ex diputado provincial de Cultura, Francisco García, recalca a este diario que “fue la primera intervención en una fosa del franquismo en la provincia, nosotros apoyamos esta iniciativa porque nos parecía importante para nuestra historia. Cuando descubrimos los huesos fue un momento muy emocionante porque el hijo de las víctimas y sus familiares estaban presentes y nos echamos a llorar”. El historiador Javier Ruiz, encargado de realizar el informe histórico de la excavación en Cincovillas, confirma que el matrimonio ejecutado “huía de la justicia de Franco”. Se marcharon de la zona en conflicto en La Alcarria, pero no abandonaron el país. Fueron reconocidos posteriormente en Guadalajara. Los nacionalistas segaron sus vidas sin un juicio de por medio. J. Conde está convencido de que “recuperar la memoria histórica común y objetiva, como reivindicación, es el fin último, porque el eclipse de esa memoria histórica, que se sustenta en el seno de la sociedad, no es casual sino intencionado”. Javier Moreno, del Foro por la Memoria, avanza que entre el alud de peticiones para recuperar cadáveres de las cunetas en los que fueron arrojados por el franquismo, el año que viene harán dos intervenciones especiales: una durante la primavera en León y otra, entre verano y otoño, en Cobeta. En esta localidad del Alto Tajo, un pastor recibió el tristemente célebre “paseíllo”. Fue fusilado también antes de finalizar la contienda fratricida. Otro pueblo cercano a Atienza también está en los planes del Foro por la Memoria.