Tapices y Textiles, patrimonio de Castilla-La Mancha
Tras finalizar el libro “Museos de Castilla-La Mancha”, tal como explica en la introducción, el investigador José María Ferrer se propuso abundar en el rico patrimonio de tapices y textiles de la región. Se trata de un vector del patrimonio etnográfico de Castilla-La Mancha no siempre suficientemente valorado. “Esta falta de aprecio –escribe Ferrer- hacia nuestros textiles, gran parte de las mejores alfombras salidas de nuestra región pertenecen hoy al patrimonio de museos extranjeros, principalmente norteamericanos. En cuanto a los tapices, aunque conservamos piezas maravillosas de los mejores talleres flamencos, no contamos con ningún ejemplar de los que se elaboraron en nuestro único taller de tapices del XVII, el de Pastrana. Aún así, en los últimos tiempos el panorama está cambiando y se aprovechan algunas de las ocasiones en las que salen al mercado piezas singulares vinculadas a nuestro entorno”.
El libro editado por Aache, siempre atenta a través del trabajo de Antonio Herrera Casado a los huecos que la cultura de nuestra tierra necesita cubrir, se titula “Tapices y Textiles de Castilla-La Mancha”. Los autores son José María Ferrer, autor de numerosos libros de ensayo cultural sobre la región, y Victoria Ramírez, profesora de arte especializada en la materia. A lo largo de sus 318 páginas, los autores realizan un exhaustivo repaso a los tapices y tejidos regionales. El trabajo lo han estructurado en tres bloques. El primero de tejidos, bordado y encajes, el segundo de alfombras y el tercero de tapices.
De Lagartera a Sigüenza
En lo que respecta a los textiles, los autores del volumen clasifican varios tipos: los textiles virtuales, incluyendo los vestigios arqueológicos, las damas ibéricas, túnicas romanas y el mundo visigodo; los textiles cortesanos, entre ellos las reliquias de Santa Librada; los textiles militares, religiosos y, por último, los populares. Algunos lo son tanto como los trajes de Lagartera. En el capítulo de las alfombras, Ferrer y Ramírez distinguen los antecedentes históricos, las alfombras de Alcaraz y su entorno, las de Cuenca y posteriores. Por último, en el apartado de tapices, los autores realizan un recorrido histórico de sus antecedentes y después inciden en los tapices de las manufacturas de Pastrana, que han hecho famosa a su extraordinaria Colegiata y que es uno de los principales atractivos de la ciudad ducal. Los tapices en templos, palacios y museos, los góticos, los prerrenacentistas y renacentistas, los barrocos y los dieciochescos también encuentran su espacio en el libro.
El volumen se completa con una extensa bibliografía y con un álbum de imágenes en color. José María Ferrer se ha encargado de realizar un repaso de las artes textiles, con aportes inéditos acerca de tejidos antiguos y modernos, civiles y religiosos, con especial atención a las vestimentas litúrgicas, de las que tan impresionantes vestigios quedan aún repartidos por iglesias, catedrales y museos. Además ofrece una completísima revisión del arte de las alfombras en Castilla-La Mancha, radicado en tierras de Albacete, y hoy repartidas por museos de todo el mundo. Por su parte, Ramírez presenta por primera vez el estudio completo de todos los tapices que existen en esta región, con análisis de fechas, autores y significados. Son especialmente significativas las grandes colecciones de tapices de Pastrana, Sigüenza, Cuenca y Toledo.
La catedral de Sigüenza posee dieciséis tapices flamencos de gran valor, poco conocidos y no estudiados hasta ahora. En ocho de ellos está representada la «Historia de Rómulo y Remo». En los otros ocho, que denominamos «Alegorías de Palas Atenea», se plasman las virtudes que la mitología atribuye a esta diosa. Todos fueron tejidos en el siglo XVII en Bruselas, en los talleres de los Le Clerc y los Eggermans. Ambas manufacturas trabajaron en las dos series, repartiéndose el trabajo. Donados por D. Andrés Bravo de Salamanca, obispo de la diócesis desde 1662 a 1668, son citados por primera vez en las Actas del Cabildo de la catedral en el año de 1664 como valioso regalo del citado obispo.