El tercer carril será una realidad en dos años y medio
Los conductores que sufren habitualmente la Autovía de Aragón, que atraviesa entero el Corredor del Henares, han recibido una noticia con sabor agridulce. La inminente adjudicación de las obras de reforma de la A-2, que se hará efectiva antes de que acabe este año, conllevará la construcción del tercer carril en un tramo de 31,7 kilómetros entre el final de la variante de Torrejón de Ardoz y la entrada a Guadalajara por el cruce de Cuatro Caminos. Por primera vez desde que se empezó a hablar de ello, en la época de los Gobiernos socialistas de los años ochenta, el proyecto del tercer carril parece recibir luz verde de manera definitiva. Sin embargo, la frecuencia de vehículos y la capacidad de la vía hace mucho tiempo que aconsejaban esta obra, que desde el principio se convirtió en un arma arrojadiza entre Partido Socialista y Partido Popular.
La apertura del tercer carril es fruto de una reforma integral de la A-2, cuyo contrato licitó el Ministerio de Fomento el pasado mes de junio. Concretamente, se inscribe dentro del tramo de esta autovía entre Madrid y la intersección con la autopista R-2, a la altura de Taracena. En total, 62 kilómetros. El presupuesto es de 578.519.957 euros. El plazo de la concesión es de 19 años y el sistema de retribución establece el pago por parte de la Administración a través de una tarifa por vehículo/kilómetro. Este proyecto forma parte del Plan de Acondicionamiento de las Autovías de Primera Generación impulsado por Fomento. El 23 de julio terminó el periodo en el que las empresas interesadas presentaron sus propuestas. Hoy 14 de septiembre es el día marcado por Fomento para dar a conocer cuales son las firmas que han presentado proyectos. El siguiente trámite ya es la adjudicación, que el ministerio confirma que se hará antes de que acabe este año.
Retraso acumulado
El periodo para ejecutar las obras previstas es de 29 meses a partir de la adjudicación. Eso quiere decir que en ningún caso antes de mediados de 2010 el tercer carril estará abierto al tráfico, y contando con que se cumplan todas las previsiones. Paradójicamente, la autopista de peaje R-2, que realiza el mismo trazado que la A-2 hasta Guadalajara, se inauguró en octubre de 2003, con lo que el tercer carril, cuando se abra, llegará siete años después que la radial impulsada por Fomento durante la etapa de Álvarez-Cascos como ministro y explotada por una empresa privada. La comparación escuece, sobre todo teniendo en cuenta el largo y tortuoso historial de polémicas y retrasos que acumula el tercer carril de una de las autovías del país que soportan más tráfico. El tramo entre Alcalá y Guadalajara recibe cada día alrededor de 100.000 vehículos.
En octubre de 2006, el alcalde de Alcalá, el ‘popular’ Bartolomé González, explicaba en la agencia Efe que “la construcción del tercer carril de la A-2 va con un año de retraso”. Ojalá fuera sólo un año, pensarán los conductores alcarreños. La agilidad no ha sido precisamente una distinción de este proyecto, ni en anteriores gobiernos del PP ni tampoco del PSOE. El alcalde alcalaíno considera que las obras del tercer carril concluirán en 2010, tal como ya ha confirmado Fomento. Sin embargo, las primeras previsiones apuntaban al año 2008. Los dos años de retraso se deben uno por la licitación y otro por el desarrollo. En realidad, el retraso se remonta a épocas muy anteriores. En otoño de 1999, el entonces ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, visitó las obras de la ciudad del AVE en Yebes y sentenció: “el tercer carril no se hará hasta que esté en marcha la autopista de peaje Madrid-Tudela”. Dicha autopista se ha quedado varada en Taracena, pero lo cierto es que la radial acumulará siete años de funcionamiento cuando el tercer carril, por fin, esté construido. En 2002, los parlamentarios del PSOE presentaron sendas mociones en el Congreso y en el Senado pidiendo al Gobierno presidido por Aznar que acelerara el proyecto. El PP rechazó esta propuesta. Luego anunció que las obras empezarían en 2003: 16,3 kilómetros y 15 millones de euros de presupuesto. Francisco Álvarez-Cascos, que ya había asumido el mando del antiguo Ministerio de Obras Públicas, hablaba de convertir la A-2 en “una vía de alta capacidad”. Pero la promesa volvió a echarse para atrás.
Los políticos del PSOE de Guadalajara se hartaron a pedir el desbloqueo de este proyecto desde 1996 hasta 2004. Más tarde, ya con Zapatero en La Moncloa, enmudecieron. La puntilla definitiva llegó tras el acuerdo rubricado en Toledo el 24 de octubre de 2005 entre el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José Mª Barreda, y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, para la ejecución del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT). Una de las principales actuaciones que contempla es, precisamente, el tercer carril de la A-2 que, si no lo impide un nuevo obstáculo político o administrativo, será una realidad a mediados de 2010. Más de una década habrá tardado la Administración del Estado para hacer un carril de treinta kilómetros en el cinturón industrial más importante de Madrid.