La novia alcarreña de «Manolete», un mito en papel
Carmen Esteban, periodista, presentó recientemente la historia de la relación entre una figura emblemática del toreo, Manolete, y la que fue su amante durante cuatro años, Lupe Sino, una mujer “adelantada de su tiempo” y “que consiguió ser la primera chica yé-yé de los años 60”, según explicó su autora. “Ambos eran una pareja moderna, dos transgresores, y a pesar de sufrir su relación los problemas de la oposición por parte de la madre del diestro, siguieron adelante”, explicó Esteban. “La escogí a ella porque quería reivindicar el personaje femenino”. La periodista, que eligió el Museo Chicote para celebrar el acto por tratarse del lugar en el que la actriz y el diestro se conocieron por primera vez, admitió “estar obnubilada” por poder contar con el polifacético artista Joaquín Sabina y el torero y admirador de la figura de Manolete, José Tomás, en la presentación.
Antonia Broncalo Lopesino, que así se llamaba realmente la artista, nació el 6 de marzo de 1917 en Sayatón, una pequeña aldea de Guadalajara. Con catorce años, su familia decide trasladarse a Madrid y ella empieza a trabajar como criada, pero su talento y rebeldía le llevaron a acabar en el mundo del cine junto al director italiano Fernando Mignoni. Este fue el trampolín para comenzar una relación con uno de los toreros más importantes del momento, Manolete, que ya se había fijado en ella y concertó una cita en la coctelería Chicote en 1943. A partir de ese momento, transcurrieron juntos en una relación con muchas dificultades, hasta que les sorprendió la muerte del diestro en la plaza de Linares el 28 de agosto de 1947.
“Correcto y derechón”
Sabina justificó su presencia en el acto, “a pesar de ser un intruso, por la necesidad de saber algo de esa misteriosa mujer escrito por alguien que no fuese el guionista de Adrien Brody”. El artista, autor de la canción ‘De purísima y oro’ que sirve de homenaje a la figura del protagonista del libro, aclaró «la necesidad que existía de contar esta historia» para desvelar, “con absoluta naturalidad, los misterios de su figura: su relación con las drogas o su verdadera postura política”. Sabina insistió en cómo “el taurinismo oficial, correcto y derechón, se contradice con Manolete, representante de un antiseñoritismo digno de aplauso”.
Precisamente, el torero siempre ha sido utilizado como una de los símbolos internacionales asociados al franquismo, con numerosas leyendas a sus espaldas como aquella que cuenta que se negó a torear en una plaza de Méjico hasta que no retirasen una bandera de la República. Esteban contradijo esta versión y destacó la imposibilidad de que “alguien pudiese pensar realmente que el diestro fuese de derechas, máxime cuando odiaban a la mujer que él quería”. La columnista desveló diversas anécdotas que asociaban a Manolete en el bando contrario al franquismo, como negarse a torear en una corrida que homenajeaba a Himmler.
En la misma línea se expresó José Tomás, “uno de los pocos toreros que no tienden a ser recalcitrantes” según Esteban, que reconoció “la emoción por estar en un lugar tan emblemático como éste”. El torero, que ha estado retirado de los ruedos temporalmente desde septiembre del 2002 hasta este verano, subrayó “la idoneidad de Carmen para sacar adelante esta historia de amor”. “Para hacer cosas en la vida, uno tiene que poner el alma”. Agradecido a la periodista por haberle permitido conocer a uno de los personajes más cercanos a Manolete, el también diestro Silverio Pérez, Tomás concluyó su intervención con una confesión que el torero le reveló poco antes de morir: “Si fue bueno como torero, mejor lo fue como persona”.
Española, no mexicana
Desde que se hiciera público que el director de cine danés Menno Meyjes tenía la intención de rodar una película, con Adrien Brody y Penélope Cruz de protagonistas, sobre los desgraciados amores de Manolete y la actriz Lupe Sino, se ha publicado en la prensa en alguna ocasión que a Lupe Sino se le considera mexicana y no española. Esto es un enorme error, ya que esta mujer era de un pueblo de Guadalajara que se llama Sayatón. Su verdadero nombre era Antoñita Bronchalo Lopesino (su segundo apellido le sirvió para crear su nombre artístico: Lupe Sino). “En realidad este continuado error sobre su nacionalidad es producto del maltrato que esta mujer sufrió en su época, reflejado en la memoria histórica de los españoles”, según apunta el crítico Rafael G. Zubieta. Desde la muerte del torero, cayó sobre ella una maldición de habladurías y maledicencias que la borrarondel mapa, y ahora, con motivo de la película que contará su desgraciada vida, sería conveniente hacer unas aclaraciones sobre esta historia que tanto se ha falseado en la historia oral de la tauromaquia.
El primer encuentro de Manolete y Lupe Sino se produjo en Madrid, en el bar Chicote y fue Pastora Imperio, amiga de la actriz y el torero, la que los presentó en 1943. A partir de aquel día, los contactos entre ambos se fueron haciendo cada vez más frecuentes hasta que entablaron una relación tan seria y estable, que se puede decir que Antoñita Bronchalo fue el único y gran amor del torero cordobés. Lupe Sino era una mujer guapísima que llamaba la atención a primera vista. Morena de melena ondulada, estatura media, ojos verdes y boca sensual, tenía una bonita cara redondeada y una mirada preciosa además de un cuerpo bien hecho, sin estridencias en las redondeces que resultaba armonioso y bello y una voz sugerente y agradable. Lupe tenía fama de gastosa, de comprar cosas caras, cuya factura pagaba religiosamente su novio. En su pueblo incluso cuentan que era algo despilfarradora. Tenía un carácter muy fuerte y no cedía a la oposición de la familia de su novio. Sabiendo que Manolete estaba muy influenciado por su madre, tenía la esperanza de que el amor de ambos superaría cualquier obstáculo.
Desde que comenzó esta relación, Antoñita Bronchalo se topó con la hostilidad del entorno del torero (su cuadrilla la llamaba la serpiente), principalmente con la de la madre, Angustias Sánchez. Se decía de Lupe que era una “buscota” , una chica Chicote que en la guerra civil estuvo casada con un comisario político, capitán del Ejército Republicano, dato que nunca se pudo probar. También se decía que había tenido relaciones con otros toreros como Domingo Ortega o Antonio Márquez, pero lo cierto es que Antoñita Bronchalo no era tan mala como la pintaron.
La actriz fue una mujer moderna para su época, mal vista por su estilo de vida progresista y rompedor. Tuvo el inmenso mérito de sacar ella sola adelante a sus hermanas, a las que logró instalar muy bien en Madrid, pero nunca se libró del estigma de chica Chicote que le colgaron. Siempre fue actriz secundaria, aunque muy conocida en su época. Hizo varias películas de cierto éxito: interpretó La famosa Luz María dirigida en 1942 por Fernando Mignoni, en la que participaron actores como, Fernando Morán y Joaquín Borgía. Siendo ya novia de Manolete, en 1944, hizo de Teresa en El Testamento del Virrey , filme dirigido por Ladislao Vajda. Entre otros, actuaron junto a ella Juan Calvo, Irene Caba, José Isbert, Manolo Morán o Mercedes Vecino. Lupe Sino se codeaba con los mejores actores de la época. En 1948, ya muerto el torero fue contratada para El marqués de Salamanca , que dirigió Edgar Neville y ya no volvió a hacer nada más de importancia. Lupe Sino no alcanzó la fama que buscaba en el cine, y la que tuvo, la encontró a la sombra del hombre al que amó: Manolete.
Amor en Fuentelencina
Manolete vivió aquellos años (de 1943 a 1947) con amargura, pues observaba con dolor cómo su gente rechazaba a la mujer que amaba. Con ella viajó dos temporadas a México, donde vivieron un prolongado y apasionado amor, y junto a ella pasó los momentos más felices de su vida en Fuentelencina (Guadalajara), donde pasó de descanso casi todo el año 1946. En julio de 1947, Manolete volvió al pueblo de su novia. El novio de la niña Bronchalo era especialmente querido en el pueblo. Echaba partidas de frontón, jugaba al fútbol, a las cartas y al dominó en el bar con todos los paisanos. Las hermanas se iban con sus novios a bañarse al río Valdefuentes, donde había una poza de agua clara y un manantial. Manuel guardaba su coche, un Hispano-Suiza impresionante en el corralón de la casa del farmacéutico del pueblo. El torero fue inmensamente feliz esos dos veranos en tierras manchegas, pues encontró el amor y la paz que tanta falta le hacían, ya que la enorme responsabilidad que tuvo con su público le tenía muy cansado. 50 años más tarde, en Fuentelencina, se organizó una exposición dedicada al torero en el cincuenta aniversario de su muerte.
Al morir Manolete, Lupe Sino podría haber sido la viuda de España, dueña de todo el morbo del mundo, pero en aquella época no valía de nada ser pareja de hecho. Vivir como ellos vivieron era estar en pecado y chocaba con la moral impuesta por la iglesia tras la contienda civil. Lupe vivió unos meses muy duros tras la muerte de su hombre. La situación era muy dolorosa y tras participar en su última película, se marchó a México y allí se casó años más tarde, ironías del destino, con un abogado mexicano llamado Manuel Rodríguez, hombre bien situado y de gran fortuna del que se divorció al poco para volver a España. Lupe murió sola en su casa de Madrid, en septiembre de 1959, de muerte repentina. Si media España lloró cuando murió el hombre de su vida, la muerte de Antonia Bronchalo pasó desapercibida. Para desgracia de ella, ni siquiera tuvo sitio en el ciclo romancesco de las coplas al torero. Sólo El príncipe gitano en un tango se acordó de ella, en la copla del maestro Juan Solano que decía así: «Manolete, Manolete,/ ya te lo decía yo, / que un torito de miura / iba a ser tu perdición…/ «La novia de Manolete / ya no lleva más collares/ porque Manolete ha muerto/ en la Plaza de Linares».
Despiece
La historia de amor en Sayatón llevada a la gran pantalla
Otro escritor que se ocupa de «Manolete» es Juan Soto Viñolo, en su libro «La vida y los amores de un torero de leyenda» (La Esfera de los Libros), aunque ya el mismo título es más que insinuante para desvelar que la vida y el arte del torero más famoso de todos los tiempos es un magnífico hilo conductor para narrar otros contextos ajenos a la actividad taurina, por ejemplo, la historia de España de su época. En este libro se condensan la infancia del personaje en Córdoba y su juventud en el Madrid de la República; la guerra civil; su lucha por sobrevivir y ayudar a los suyos; el amor de su vida, Lupe Sino; y la cornada que acabó con su vida a los 30 años de un toro de Miura, la tarde asfixiante de un 28 de agosto en Linares. Y como son tantos los libros sobre “Manolete”, a veces se citan unos a otros, y a propósito del que ha escrito Soto Viñolo, este autor se ha querellado por presunto plagio contra Gonzalo Sánchez Agustí, que en «Ediciones Espejo de Tinta» firma la obra «Manolete y Lupe Sino, una pasión tormentosa». El volumen de Sánchez Agustí está centrado sobre todo en los amoríos del diestro, que al conocer a su novia “se aficionó a la vida nocturna y golfa de Madrid, la de los tablaos y la juerga”. Otra biografía en este sesenta aniversario de la muerte del torero cordobés, escrita por la francesa Anne Plantagenet, se titula “Manolete, el califa fulminado” (Algaba Ediciones) y cuenta «el itinerario trágico de un chaval que quería ser un héroe, de un hombre corriente devorado por su propio mito». Y por supuesto, como todas, absolutamente todas las obras recientes que tratan la figura de «Manolete», ésta habla también de “la locura de amor por la controvertida Lupe Sino, que escandaliza a la España franquista”. En “Sol y Sombra de Manolete” (books4pecket) su autor Fernando González Viñas trata de desvelar “todas las claves del mito”, por supuesto apoyándose en las referencias a su novia y a las costumbres y prejuicios de la España de la época. También, por último, hay publicados tres ensayos psicológicos sobre «Manolete» y sus circunstancias» (Tutor), escritos con la pasión y sabiduría de un médico muy docto en tauromaquia, el psiquiatra Fernando Claramunt, que cabalga por “Los adentros de la personalidad” del diestro a través de sus circunstancias familiares y artísticas; que refleja los “Pinceles de luces” que utilizaron para retratar al héroe, entre otros, Picasso, Dalí, Zuloaga, Vázquez Díaz, Roberto Domingo, Ruano Llopis…» y “la Guardia de Honor de la Poesía”, con Manuel Machado, Miguel Hernández, Agustín de Foxá y Gerardo Diego, todos en tiempo de elegías. Por otra parte, hay que citar la película ‘Manolete’, protagonizada por Adrien Brody y Penélope Cruz, y dirigida por Menno Meyjes, la película se adentra en la historia de amor vivida entre el gran torero y la temperamental Lupe Sino. El filme cubre los últimos años de la vida de Manolete, cuando ya convertido en una gran figura nacional, conoce y se enamora de Lupe, una mujer que inculca su intenso amor por la vida a un torero enamorado de la muerte.