Entrevistas

27 agosto 2007

ÁNGELES DE IRISARRI, ESCRITORA

“La convivencia de las tres religiones no fue tan pacífica como se dice”

“No conocía la zona del Ocejón, pero me ha parecido muy hermosa y sorprendente”
En su último libro, y lleva publicados 24, la escritora Ángeles de Irisarri (Zaragoza, 1947) dedica un capítulo al carnaval de Almiruete. El libro se titula “Gentes de las tres religiones. Retazos de la historia de España desde 711 hasta 1492” (Editorial Martínez Roca, 312 páginas). Se trata de veinticinco historias de ficción ambientadas en la España en la que convivieron judíos, moros y cristianos, y no siempre con la benevolencia con la que una parte de la historiografía quiere presentar. Irisarri, que es licenciada en Filosofía y Letras, presentó la novela el pasado 16 de junio en el Museo de Botargas y Mascaritas de Almiruete, al pie del Ocejón, en una de las comarcas más hermosas de Guadalajara. La novela es coral y pretende zambullir al lector en una época fascinante de nuestro pasado. Desde Reyes y reinas, hasta mercaderes y campesinos. Hombres, mujeres y niños dentro de una historia que abarca desde los inicios de la Reconquista hasta el primer viaje de Colón. Cristianos, moros o judíos se cruzan en veinticinco historias desarrolladas en esa época de España y participan de los hechos más sobresalientes. Ángeles de Irisarri explica las dificultades de las tres religiones para convivir y detalla múltiples escenas históricas, entremezcladas con un piélago de personajes propios de aquel tiempo. La fiesta de carnaval, que la novelista ubica en Almiruete, es una de las historias más entretenidas y destacadas del libro. Una fiesta pagana que al final termina en crimen.
Nueva Alcarria, 20.08.07
Raúl Conde

¿Cuál es el argumento del libro?
Son veinticinco historias de la historia de España en ficción. He tenido que elegir porque abarca un periodo muy largo de la historia, desde la invasión musulmana al 1492, el descubrimiento de América. He elegido y entrelazado unas cosas con otras y ha salido lo que ha salido.

¿La convivencia de las tres religiones fue tan pacífica e idílica como acostumbran a presentarla?
Pues no. Vivían moros, cristianos y judíos en un mismo solar, en la península Ibérica. Entonces bueno, durante unas épocas dominaron unos, los musulmanes primero, que entraron a sangre y fuego, luego los cristianos se convirtieron casi todos al Islam y los musulmanes se casaron con mujeres visigodas. Luego, a partir de la batalla de las Navas de Tolosa, empieza el predominio cristiano, que conquistaron territorios hasta Sierra Morena. Entonces los cristianos que quedan en tierra musulmana son una minoría, luego cuando conquistan las ciudades y los pueblos, los moros que quedan son también una minoría. A esa minoría no tienen consideración política, si bien hay leyes para ellos en los fueros. Subsisten las tres religiones como pueden. Hay persecuciones, hay mártires, cuando el predominio es cristiano, también de vez en cuando toca matar moros. Los judíos siempre han sido minoría. Lo mismo tierra cristiana que en tierra musulmana. Así que en cuanto a la convivencia, en este país idílico que nos hablan ahora, pues no fue así. Hubo épocas de guerra, de tregua, de paces. Tanto tiempo da para mucho.

¿Por qué fija el tiempo de la novela entre la invasión musulmana y el descubrimiento de América?
Bueno, pues porque ahí es cuando conviven en España las tres religiones. Me planteé así el tema. En 1492, además, es el año de la conquista d Granada, que marca un hito. Desaparecen los moros como poder de toda la península.

Dejando aparte los episodios de ficción, ¿qué hechos históricos más destacados narra en las historias del libro?
Lo primero la invasión árabe, cuando viene Tarik y Muza. Luego he puesto una vida en Al-Andalus plácida, de las sultanas, de las esposas de Abderramán II, que tuvo un montón de mujeres y treinta o cuarenta hijos. Claro, he tratado de poner clases altas y bajas. En esta de los moros me ha tocado clase alta. Luego también la resistencia cristiana. Algunos condes se van al norte, por la zona de Asturias y Cantabria, zonas que no están romanizadas. Se habla de la batalla de Convadonga, debió ser una escaramuza porque no había población. De gentes bajas he introducido una historia de carnaval, que desarrollo en un pueblo de Guadalajara precisamente, Almiruete, que por cierto, estuve hace unas semanas dando una charleta y muy maja la gente, encantada de haber estado.

En Almiruete narra la historia de Munio.
Efectivamente, de Munio el cabrero. Allí por lo visto hay muchas cabras, o había, y el cabrero se pasaba casi todo el año en los montes, apacentando a las cabras con su carro. Para la fiesta de Carnaval, que ya sabes que precede a la Cuaresma, y la Cuaresma en aquellos tiempos venían los ayunos y no se podía hacer carne. El carnaval es una fiesta pagana. En los pueblos y ciudades se disfraza la gente. En Almiruete llevan unos disfraces muy curiosos, las botargas y mascaritas. Me pareció interesante, me contaron esa historia y la puse.

¿No conocía el pueblo antes de escribir la historia?
No, no lo conocía, pero para un escritor no es óbice porque te lo describen como me lo describieron y luego fui a verlo.

¿Cómo supo entonces de la existencia de los carnavales de Almiruete?
A través de un amigo mío, bajaba por unas escaleras de El Corte Inglés, empezó a hacerme gestos por las manos y me contó el carnaval de Almiruete. Luego también me documenté mucho gracias a un erudito: Enrique Paniagua, que tiene una casa en Almiruete. En el pueblo me invitó la Asociación Cultural, hicimos la charla en el museo de las botargas y me agasajaron mucho. Pude ver allí además los trajes de las botargas. Además, aunque me hizo un día de perros porque las 24 horas estuvo lloviendo, me gusta mucho el paisaje de allí. Llovía a cántaros, me sorprendió el paisaje porque había muchos verdes.

La lista de autores consultados, que señalas al final del libro, es bastante prolífica. ¿Le ha exigido la obra un trabajo exhaustivo de documentación?
Todas las novelas históricas lo exigen y deben exigirla a todos los escritores de novela histórica.

¿El lenguaje que ha introducido en el texto tiene algo de particular?
Es un poco arcaico, pero es mío. Este es ya mi vigésimo cuarto libro, es un lenguaje que he hecho mío. Algunos vocablos de la época que narro he introducido, pero se entiende perfectamente.