Guadalajara se lanzó a la calle contra ETA
El pie de foto de la edición de Nueva Alcarria del día siguiente decía esto: “miles de ciudadanos de bien secundaron la movilización por la defensa de la vida, la libertad y la paz”. Y así fue. El domingo 13 de julio de 1997, tras el tenso secuestro del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y su posterior asesinato por parte de la banda terrorista ETA, Guadalajara entera salió a la calle para condenar este vil atentado. Está considerada la mayor manifestación en la historia de Guadalajara. Fue un grito de repulsa nítido y unánime: “¡Basta ya!”, el lema que a partir de entonces se convirtió en santo y seña del espíritu de Ermua. Espíritu que, al parecer, atraviesa ahora sus horas más bajas.
Contrasta comprobar esta situación, diez años después de la muerte del concejal del PP en Ermua, con el grado de movilización que provocó su secuestro y asesinato, en definitiva, el chantaje al que la banda ETA pretendió someter al pueblo vasco y al Estado español. La manifestación de Guadalajara fue primero silenciosa, se convocó a las nueve de la noche y puso tras una pancarta, con un crespón negro en el centro, a la plana mayor de la política local. La gente gritó al final: “¡ETA, escucha, esta es nuestra lucha!”. Las manifestaciones y muestras de protesta se sucedieron de forma espontánea, como reacción al impacto que había supuesto la cuenta atrás en el asesinato de Miguel Ángel Blanco. El pueblo de Guadalajara reaccionó con firmeza, pero sin actos violentos, coreando gritos en contra de ETA y a favor de la libertad y de la democracia. Todos los grupos políticos de Guadalajara, con el alcalde, José María Bris, a la cabeza, apoyaron las movilizaciones ciudadanas.
En la plaza Mayor hubo gritos, silencios y velas encendidas. La gente llegaba desde la plaza de Santo Domingo. La cifra de asistentes, cerca de 15.000 personas, fue confirmada por la Policía Local y los responsables del Ayuntamiento aseguraron “no haber visto nunca jamás a tantos guadalajareños concentrados juntos”. Marisa de Andrés, entonces miembro de la Ejecutiva Provincial del PP, dedicó unas palabras en público, en medio de un sepulcral silencio: “gracias a todos por estar aquí, en vuestra casa y en vuestro trabajo, porque eso es la más firme expresión de que a pesar de que a veces nos pueda dominar el dolor y la rabia, en estos momentos es cuando más debe primar la serenidad y el orgullo de saber que somos demócratas, que hay una enorme mayoría de demócratas en España y que entre todos aislaremos a estos asesinos y acabaremos por vencerlos”. La gente rompió a aplaudir durante diez minutos, según las crónicas. Gema Ibáñez apostilló en este periódico: “Transcurrido este tiempo, y con la emoción fluyendo por entre los presentes, los 15.000 manifestantes, manos en alto, corearon “Libertad”, “ETA no, vascos sí”, “ETA, míranos las manos, nosotros no matamos” y “ETA, escucha, ésta es nuestra lucha”. Una nueva salva de aplausos cerró el acto, no sin antes prender las velas, que desde el viernes, han estado iluminando una plaza testigo del dolor de los guadalajareños por el vil asesinato del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco Garrido a manos de la banda terrorista ETA.
La mesa de Ajuria Enea, que en aquel momento todavía servía de marco de unión de todas las fuerzas políticas democráticas del País Vasco, adoptó una serie de medidas a las que podían adherirse, a título simbólico, cualquier administración pública. El Ayuntamiento de Guadalajara y la Diputación Provincial anunciaron su apoyo a estas medidas aquel fatídico 13 de julio. Al día siguiente, ambas instituciones convocaron sendos plenos extraordinarios para ratificar esta decisión y decretar dos días de luto oficial. Para todos los representantes políticos de Guadalajara en aquel momento, “la repulsa del pueblo español hacia el terrorismo no ha hecho más que comenzar”. José Marías Bris, alcalde de Guadalajara en 1997 por el PP; Francisco Tomey, presidente de la Diputación también por el PP; Blanca Calvo, concejal del Ayuntamiento de Guadalajara por IU, Luis de Grandes, diputado nacional del PP; Luis Sevillano y Juan José Palacios, del PSOE; y Jonás Picazo, gobernador civil fueron algunos de los dirigentes políticos que sostuvieron la pancarta que expresó, de forma rotunda, el rechazo de Guadalajara a ETA.
DETALLE
“Basta Ya” en toda la provincia
La provincia de Guadalajara, y no sólo la capital, reaccionó en conjunto contra el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Aquel domingo 13 de julio de 1997 hubo concentraciones en la mayoría de pueblos de la provincia, aunque en algunos de forma destacada. Juan José Alcalá, alcalde de Sacedón, en declaraciones a los medios aquel día, afirmaba que las horas vividas los días anteriores “fueron muy duras”. Y agregó: “como Miguel Ángel, yo también soy joven y también me dedico a la política porque el pueblo me ha elegido”. Por eso no entendía que la crueldad de ETA haya llegado a su cima más alta, “al destrozo de una familia entera”. En el pueblo, según Alcalá, se ha sentido la emoción y se ha llorado “por lo que Miguel podía haber vivido y ya no vivirá”. Molina de Aragón fue otro de los pueblos donde hubo manifestación, esta vez, la tarde del viernes anterior al asesinato del concejal de Ermua. La emoción de los molineses llegó cuando el padre de una víctima de ETA leyó en la localidad un comunicado de solidaridad con la familia Blanco Garrido, para quien también tuvo su recuerdo el pueblo de Maranchón, que se concentró igualmente mostrando su repulsa y en donde el pleno de la corporación decretó dos días de luto oficial. El alcalde de entonces, Alberto Lozano, se mostró especialmente afectado: “al igual que yo, Miguel Ángel tampoco se dedicaba a la política profesional. Me siento totalmente identificado con él, muy afectado”. En el mismo sentido se manifestaron los vecinos del cercano municipio de Anquela del Ducado, que con vestidos y ropas de color azul, fabricaron un gran lazo que quedará colocado en la fachada del Ayuntamiento. También Brihuega se echó a la calle contra ETA. En este ayuntamiento, al igual que en Yunquera y Mondéjar, se instaló un lazo azul en la fachada de la casa consistorial. Jesús Sierra, alcalde de Heras de Ayuso, entonces y ahora, agradecía a sus vecinos “la solidaridad espontánea mostrada el sábado a la una de la tarde, cuando el 95% de los vecinos se concentró ante la fachada del Ayuntamiento y guardó cinco minutos de silencio”. El municipio de Azuqueca de Henares también reaccionó ante el secuestro de Miguel Ángel Blanco con concentraciones y manifestaciones, mostrando su más firme rechazo “al chantaje asesino de la banda fascista, que con el secuestro y posterior muerte de Miguel Ángel, quieren secuestrar y asesinar la libertad del pueblo español”.