MUJERES CONTRA FRANCO

Tomasa Cuevas, homenajeada por las mujeres de la resistencia

El Centro Cultural Blanquerna en Madrid homenajea a las mujeres que lucharon contra Franco, entre ellas, la alcarreña Tomasa Cuevas La escritora Almudena Grandes destacó que, a pesar de los sufrimientos de estas mujeres, “siempre mantuvieron la sonrisa” El marido de Tomasa Cuevas, Miguel Núñez, dijo que “no hubiera sido posible la resistencia sin las mujeres”
Si ya de por sí la historia de este país ha dejado en el olvido a miles de hombres que lucharon en la resistencia contra la dictadura de Franco, ni qué decir tiene que las mujeres han sido maltratadas por la historiografía oficial y oficiosa. Para equilibrar un poco esta injusticia, el Centro Cultural Blanquerna, la embajada cultural de la Generalitat de Cataluña en Madrid, tributó un homenaje el pasado martes a las “mujeres contra Franco” y, en especial, a dos luchadoras infatigables: Tomasa Cuevas, nacida en Brihuega y fallecida hace dos meses, y Leonor Bornao. Ambas se distinguieron no sólo por luchar por sus ideales, inequívocamente democráticos, sino por dar a conocer el testimonio de muchas otras compañeras de fatigas.
Nueva Alcarria, 18.06.07
Raúl Conde

El centro cultural del Gobierno catalán en Madrid está ubicado en un moderno y deslumbrante edificio del número 44 de la calle Alcalá. El primer piso es una librería moderna y plagada de joyas en catalán. El piso bajo es una sala de conferencias, un tanto minúscula, pero moderna y funcional. En este local, cuatro mujeres se reunieron el pasado martes para homenajear a las mujeres que lucharon contra Franco, concretamente, Almudena Grandes, escritora; Isabel Tajahuerce y Mirta Núñez, profesoras de Historia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense; y María de la Fuente, investigadora del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Leonor Bornau murió el pasado 24 de abril y Tomasa Cuevas al día siguiente. “Rendir homenaje a ellas es rendir homenaje a todas las mujeres que siguen luchando por transformar las realidades”, avanzó Tajahuerce. Y prosiguió: “recuperar la historia de estas mujeres es importante. Por alguna extraña razón, la historia está escrita y dicha en masculino. Todas las mujeres que se enfrentaron con esas realidades desaparecen. Por eso es importante recuperarlas y leerlas”. Tajahuerce hizo alusión de esta manera a los dos libros escritos por Tomasa y Leonor, que recogieron testimonios de mujeres que sufrieron las cárceles del franquismo, los campos de trabajo y el exilio.

Obligación política urgente

Por su parte, María de la Fuente hizo un poco de historia sobre el feminismo y las reivindicaciones de la mujer en el ámbito de la memoria histórica: “desde los 70 –explicó- las feministas apuntaron que hacía falta hacer visible, reconocer el mérito de las mujeres en el presente, pero también en el pasado. La historia colectiva de estas mujeres nos ayuda a enfrentarnos críticamente con el presente”. Las mujeres, según este pensamiento, han sido agentes activas de la historia. Hay una cantidad ingente de luchadoras anónimas que han tenido y siguen teniendo poco reconocimiento y han quedado apartadas de los libros de historia. Sin embargo, tal como apunta De la Fuente, en España se están empezando a hacer trabajos para hacer visible a los perdedores de la guerra. En Cataluña, partidos, políticos y sindicatos impulsaron el Memorial Democrático, con dos iniciativas: una asociación de mujeres del 36, de distintos partidos, que fue explicando por los colegios e institutos la memoria de la resistencia antifranquista; y otro proyecto de Iniciativa-Verds de recopilación de testimonios de mujeres del PSUC. “Las mujeres explicaban su lucha a los alumnos, durante la Guerra Civil, el 15% del PSUC eran mujeres”, subrayó De la Fuente. Las mujeres de la resistencia sufrieron prisión, torturas, exilio, campos de concentración en Francia y campos de exterminio en Alemania. “Tomasa y Leonor –matizó- compartieron la lucha con otras mujeres menos conocidas. Recuperar ese patrimonio es una obligación política para las personas de izquierda y hoy podemos decir que es una obligación urgente”.

A la profesora de Historia Mirta Núñez, el libro que escribió Tomasa Cuevas sobre testimonios de mujeres en las cárceles del franquismo le impresionó sobremanera. “Es una historia tremebunda que te impacta, Tomasa sacaba a la luz que no sólo los hombres habían estado luchando. Son ecos de una mujer que había evolucionado. Luego, después de la República, los derechos adquiridos se perdieron y el proyecto de mujer, madre y esposa de la derecha acabó triunfando”. Según esta experta, “muchas mujeres lucharon en la clandestinidad porque no se resignaban a ese papel. Esa mujer con convicciones es una mujer perseguida, encarcelada, humillada”.

Las mujeres que lucharon contra Franco dieron con sus huesos en cárceles infectas. Para el régimen, una mujer preocupada por la política era una mujer de dudosa moral. “Lo que hizo Tomasa –recalca Mirta Núñez- da cauce a lo que hicieron tantas mujeres. Queda huella y no se rompe el eslabón entre el pasado y el futuro. Lo importante en este tema es que se ha callado y se han roto los eslabones. Gracias al testimonio de Tomasa, nos hace llegar el dolor y no se rompe la cadena”.

“La cola del cometa”

Núñez acabó su intervención citando un verso de María Teresa León (la mujer había sido la cola del cometa) y un pensamiento: “las mujeres han sido cometas que han logrado ser espejo para los restantes”. La novelista Almudena Grandes, siempre comprometida con la memoria histórica, también comenzó con una cita de la que fuera esposa de Rafael Alberti. Luego leyó un texto que traía escrito, “porque yo soy escritora y las cosas importantes prefiero escribirlas a contarlas”. Grandes declamó: “antes de morir, antes de que la cabeza le empezara a fallar, María Teresa León dejó a las mujeres de España, según escribió, el entusiasmo que tengo. Nada más. Quiso rescatar su entusiasmo por la vida. Hablaba del valor, de luchar por la vida”. La novelista madrileña subrayó que “pocas cosas hay más perversas que esta tendencia a frivolizar la lucha de estas mujeres, como si hubiesen sido niñas eternas que no sabían lo que hacían. No eran niñas. Eran más maduras que nosotras. Eran más modernas. Fueron las que más perdieron. A pesar de sufrir un tiempo de hierro, no perdieron su esperanza. No puedo compadecerlas. Sólo puedo admirarlas”.

Almudena Grandes salpicó su intervención con notas que causaron emoción entre algunas de las personas congregadas, entre ellas, Miguel Núñez, marido de Tomasa Cuevas y también luchador antifranquista. “Estoy emocionado con este acto, habría que hacer muchos más como este”, dijo Miguel. “Fui un joven republicano y puedo decir que siempre a lo largo de la vida, el elemento extraordinario de la participación de la mujer es inseparable. No hubiese sido posible la resistencia sin las mujeres”. Almudena Grandes recordó que muchas de estas mujeres, como Tomasa Cuevas, han escrito sus memorias o nos han legado sus fotografías. “En todas las fotos –concluyó- sonríen. Somos los herederos de esas sonrisas entreabiertas y profundas”.

Una luchadora desde el PCE de Guadalajara

Fue tenaz, coherente y bregadota hasta su muerte. Tomasa Cuevas Gutiérrez, miembro del Partido Comunista y luchadora antifranquista, nació en Guadalajara en 1917 y murió el pasado 25 de abril en Barcelona, víctima de una larga enfermedad. Con nueve años entró a trabajar en una fábrica de tejidos. Apenas cinco años después comenzó a militar en las Juventudes Comunistas. En 1931, Tomasa, como tantas otras mujeres, se convirtió en una activa y comprometida defensora de la República y de sus ideas. Terminada la Guerra Civil, la detuvieron y la condenaron a pasar 30 años en prisión, de los que cumpliría cinco. En esta primera estancia en las humillantes cárceles de Franco, conocería la historia de muchas mujeres presas. No tardó en decidir que había que contar la verdad de lo que sucedió. En 1945 la volvieron a apresar y, después de sufrir torturas y vejaciones, ingresó de nuevo en prisión y reafirmó su voluntad. En 1974, con 57 años cumplidos, decidió coger una grabadora y recorrer España en busca de sus antiguas compañeras de cárcel. Cuando las encontraba, las animaba para que contaran lo que vivieron, lo que hacía siendo plenamente consciente de la importancia de la denuncia y de la injusticia del silencio que pesaba sobre la naciente transición española. Durante años, logró reunir más de trescientos testimonios de otras tantas mujeres. Con la ayuda de Vázquez Montalbán y Teresa Pàmies, se publicaron en tres tomos. La obra, actualmente agotada, no tardó en convertirse en un referente para todos los estudiosos de la Guerra Civil española. Por otra parte, en 2004, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, entregó la Creu de Sant Jordi (Cruz de Sant Jordi) a Tomasa Cuevas y su marido, Miguel Núñez, en quienes ejemplificó las virtudes cívicas que acompañan a este galardón. La lucha antifranquista de Tomasa y de Miguel, según Maragall, simbolizan la lucha por la democracia y “el esfuerzo por mantener vivo el país y su lengua, aunque ambos nacieran fuera de Catalunya”, destacó en el acto de entrega de la distinción.