“La prensa rosa en televisión es la apoteosis de la vulgaridad”
¿Hasta qué punto la prensa rosa es un reflejo de nuestra sociedad?
Evidentemente, de una parte de la sociedad, puesto que tiene un éxito grande y es muy peculiar, es decir, que en otros países, aunque hay prensa rosa, es una peculiaridad española. En cambio, aquí no hay prensa amarilla, que es típica de Inglaterra, de Alemania o de Japón. Aquí lo característico es la prensa rosa. Ya digo que existe en otros país pero es muy típica de España, incluso desplaza a la prensa amarilla en cuanto a popularidad. Es un género extraordinariamente popular, en el sentido de audiencias masivas.
¿Que la información rosa tenga muchos adeptos significa que buena parte de la población española no tiene una formación académica adecuada, como sostienen algunos expertos?
Me parece demasiado decir porque creo que hay que distinguir en la prensa rosa. Hay que distinguir entre la prensa rosa de revistas y de radio incluso, y la prensa rosa de televisión. La primera, por ejemplo, es muy digna, en el sentido literario y de imágenes, no es tan vulgar como puede parecer. En cambio, la de televisión es la apoteosis de la vulgaridad, es una especie de degeneración del género de la revista. Es difícil hablar de la prensa del corazón sin distinguir entre medios. Son estilos distintos. Las revistas de colorines también se están contagiando de esa falta de estilo o mal gusto del corazón en televisión.
Pero siempre se ha manejado el tópico, no sé hasta qué punto acertado, de que los seguidores de este tipo de prensa no son precisamente lumbreras.
Ya, efectivamente, porque es una prensa popular. Pasa igual que con la prensa amarilla de Inglaterra. Los tabloides ingleses tiran 4 o 5 millones de ejemplares. No se puede pretender que los seguidores sea gente muy sofisticada o instruida. Es gente popular.
¿Por qué interesa a la gente este tipo de revistas?
Por muchas razones. En general, porque da noticias amables, y en cambio los telediarios o los noticiarios serios todo son malas noticias. También da noticias relajantes. Y, por otro lado, la curiosidad de la vida íntima de los demás, de las personas famosas, a todo el mundo le ha interesado a lo largo de toda la historia. Eso es universal. Le ha interesado a mucha gente, desde los romanos a los griegos, y en el siglo XVIII, y en todos los países, o sea, de la vida de las princesas, de los nobles, de personas que parecen lejanas.
¿Todo vale en este mundo de corazón y cotilleos?
Hay una degeneración, al pasar de las revistas a la televisión, se está produciendo una degradación moral, en el sentido de que se atenta ya contra la intimidad, la verdad y los principios elementales de la honradez periodística. Pero quizá también podamos hacer esa crítica a otros géneros periodísticos. A veces los telediarios resultan de una manipulación atroz, y las noticias políticas son tendenciosas y están llenas de mentiras, y eso también es condenable.
¿Cuál debería ser el límite?
El respeto a una cierta intimidad. Lo que ocurre es que es un círculo vicioso porque los famosos viven, algunos, de esto y ellos mismos se quejan de los “paparazzi” y pero viven de ellos y poco menos que les alimentan. Es un círculo vicioso que a veces es un poco hipócrita.
El modelo de la revista Hola es un género periodístico que España ha exportado al mundo. ¿Es posible hacer crónica social sin caer en lo cutre y en la bajeza moral?
El ejemplo de Hola es el clásico al que me refiero. Yo creo que sí es posible hacer crónica social, en la revista “Hola” no se ha llegado a esa bajeza, ha evolucionado pero en principio es un clásico.
Da la impresión que ahora ya no se hacen programas de televisión con la gente famosa, sino con gente que la propia televisión hace famosa.
Claro, claro. Los famosos no son estrictamente, objetivamente, famosos. Por ejemplo, un eminente cirujano no está ahí o un director de orquesta. Es decir, que no aparecen en esta prensa estrictamente famosos, sino famosos que deciden los que participan en ese género periodístico. A veces son hijos de los primeros porque es curioso cómo la sociedad se hereda.
Algunos periodistas de la prensa rosa han querido unir la audiencia fiel que tiene en España esta clase de productos con nuestra tradición, un tanto literaria, de los pícaros o del cotilleo. ¿Es eso cierto?
Con la picaresca española tiene muy poco que ver. Los personajes de la picaresca tienen una nobleza literaria que no tiene esta literatura. Por mucho que haya pícaros en uno u otro sitio… Con el cotilleo sí que tiene que ver, antes era oral y ahora a través de los medios de comunicación.
¿Existe la prensa rosa porque los empresarios de la comunicación la venden a buen precio o porque la gente la compra al precio que sea?
Pues es un círculo vicioso. Hay una demanda y como hay una demanda pues hay una oferta, y todos contentos, ¿no?
Quizá los periodistas no están tan contentos porque algunos de los periodistas del corazón, aunque no todos, no dignifican demasiado su profesión.
Pero ya digo que hay otras funciones de los periodistas que también resultan poco dignas, por ejemplo, cuando se venden a patronos políticos o empresariales. Hay de todo. Pero en general hay periodistas muy dignos en la prensa rosa y en la otra prensa. No se puede generalizar.
¿El caso de la gallega retenida en Cancún que después se ha hecho famosa paseándose por todas las televisiones y posando desnuda para Interviú le parece un paradigma de esta situación?
Ese es un caso en el que los mismos famosos cultivan sus apariciones y ser empresarios de sí mismos, y por lo tanto, ser famosos porque ellos lo cultivan, aunque a veces se quejan de que son asediados por los periodistas y los fotógrafos. Eso es mentira, más bien ellos hacen todo lo posible para que suceda eso.
En el pueblo de esta peluquera gallega se agotaron las revistas y luego la mayoría criticaba la actitud de su vecina en público.
Es compatible, ¿no?, la curiosidad con la crítica. El caso de la Pantoja es muy parecido. Hay bastante hipocresía en eso. Por un lado, se admira, se queda extasiado ante estas figuras y, por otro lado, se las denigra y se las insulta.
¿Los periódicos de información general deben incluir secciones dedicadas al famoseo?
Casi todos lo hacen ya, visto el éxito. Es raro el periódico general que no meta sus revisitillas, sus páginas dominicales y la radio lo mismo. El éxito de público es extraordinario, eso no se puede dudar.
En alguno de sus artículos y libros ha estudiado el uso de los insultos en el lenguaje. ¿Los periodistas del corazón son maestros de este arte o más bien aprendices?
(Sonrisas). La verdad es que son un poco deslenguados, pero es que viven de eso, tienen que hacer espectáculo.