López de los Mozos profundiza en la Carrera del Cabro de Membrillera
El investigador alcarreño José Ramón López de los Mozos, colaborador de Nueva Alcarria, ha publicado un artículo sobre la fiesta de la carrera del Cabro de Membrillera en el último número de la Revista de Folklore, publicación que edita Caja España y la Fundación Joaquín Díaz de Valladolid. El título del ensayo es: “Acerca de la Carrera del Cabro, de Membrillera: posibles paralelismos”. Se trata de una de las fiestas ancestrales de la provincia de Guadalajara, recuperada recientemente, que se celebra en la localidad de Membrillera a finales del mes de octubre y se divide en dos partes. La primera, según el director de la revista Cuadernos de Etnología de Guadalajara, es la propia carrera: “en un corral que se tiene por secreto, un grupo de mozos engalana un macho cabrío que se ha alquilado en algún pueblo de la Sierra. Allí lo adornan con mantillas de colores llamativos (rojo sobre blanco, con puntillas), un espejo en el frontal, un pretal lleno de cascabeles, un cencerro al cuello y cintas de diversos colores, así como borlas llamativas en la cornamenta”.
En ese momento, el que desempeña el papel de alcalde da la orden de soltar al cabro, que corre acosado por los mozos del pueblo. Así hasta la noche, donde comienza la segunda parte de la fiesta, que consiste en cenar una caldereta, pero siguiendo un ritual: “se dibuja en el suelo de la plaza un gran círculo en cuyo exterior deben situarse los comensales. A su vez, dicho círculo se divide en cuatro cuadrantes –con capacidad para quince comensales cada uno- y en el centro se coloca el caldero que contiene las patatas o blanco con la carne o negro, y en cada raya divisoria el alcalde y tres concejales. La cena debe transcurrir en completa armonía y seriedad”.
El resto del artículo, López de los Mozos establece paralelismos entre la fiesta de la Carrera del Cabro de Membrillera y otras tradiciones de Guadalajara y de fuera de nuestra provincia. Concretamente, encuentra similitudes en los aguinaldos de Santa Águeda en la fiesta de los mozos de Ruguilla, también en Guadalajara, en el mocerío “que representa una especie de ayuntamiento ficticio durante determinado espacio de tiempo”. Otros aspectos que subraya el estudioso alcarreño se centran en la “machorra” de Valverde los Arroyos, en Guadalajara, o en el pueblo de Quintanilla de Tres Barrios, provincia de Soria. El autor demuestra con ejemplos concretos “lo interrelacionadas que pueden estar estas fiestas de este tipo, en las que se encuentran distintos elementos que, si aparecen en unas, pueden no hacerlo en otras, aunque considerando casi siempre que suelen estar constituidas por elementos diversos que se han venido ajustando y adaptando con el paso del tiempo”.