OPINIÓN

La oferta que Barreda rechazó

Moratilla pretende dejar atada la reforma de los 1.700 kilómetros que conforman la red viaria de la provincia antes de que acabe la legislatura. El viejo sueño de decenas de pueblecitos de ver arregladas sus carreteras de acceso se puede hacer realidad si, finalmente, la Institución provincial aprueba el procedimiento del ‘peaje en la sombra’ o si Fanir cumple –que no lo va a hacer- los seis requisitos que el propio Moratilla le impuso.
Henares al día, 30.10.06
Raúl Conde

El presidente de la Diputación de Guadalajara, José Carlos Moratilla, y el diputado de Vías y Obras, Luis Padrino, anunciaron el mes pasado la posibilidad de que los presupuestos de 2007 recojan el arreglo de todas las carreteras de la red provincial mediante un sistema inédito hasta la fecha en Guadalajara: el ‘peaje en la sombra’. Este método, utilizado por la Comunidad de Madrid para la construcción de algunas de sus cinturones de circunvalación, consiste, según nota oficial, “en adjudicar a una o varias empresas los arreglos que la Diputación estime oportunos para la red para ejecutarlos en conjunto en un espacio de tiempo próximo a los cuatro años a cambio de un pago diferido al adjudicatario o adjudicatarios, que muy probablemente quedarían obligados a hacer frente también a la conservación de las vías durante ese tiempo”.

Con este sistema, la Diputación parece descartar definitivamente la oferta presentada por Fanir para arreglar todas las carreteras provinciales. Gente cercana a esa operación me asegura que el presidente de la Junta de Castilla, José Mª Barreda, rechazó una oferta de esta misma empresa para ejecutar el proyecto de la Autovía de la Alcarria. Se trata de una firma prácticamente desconocida en Madrid y Guadalajara y de escasa relevancia en el sector en el que pretende operar. La autovía de la Alcarria, que enlazará Guadalajara con Tarancón conectando la A-2 con la A-3, es uno de los principales proyectos en materia de vías de comunicación en Castilla-La Mancha. El Gobierno central asumió su titularidad después de la firma de un protocolo, el 24 de octubre de 2005, entre la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, y el presidente castellano-manchego.

Moratilla pretende dejar atada la reforma de los 1.700 kilómetros que conforman la red viaria de la provincia antes de que acabe la legislatura. El viejo sueño de decenas de pueblecitos de ver arregladas sus carreteras de acceso se puede hacer realidad si, finalmente, la Institución provincial aprueba el procedimiento del ‘peaje en la sombra’ o si Fanir cumple –que no lo va a hacer- los seis requisitos que el propio Moratilla le impuso. De momento, según él mismo ha revelado, la empresa ha superado cinco. Le falta uno, quizá el más importante: garantizar la financiación de las obras. El presidente de la Diputación de Guadalajara afirma que “estamos ante una oportunidad histórica”.

Lo que sí parece claro es que el presidente de la región no se mostraba especialmente entusiasmado por la iniciativa de Fanir. Más bien al contrario. En la reunión, celebrada en Toledo, en la que José Carlos Moratilla y Luis Padrino le presentaron el proyecto, Barreda lo rechazó y aconsejó a los responsables de la Diputación alcarreña no fiarse de este tipo de propuestas heterodoxas. Moratilla ha calificado la propuesta de Fanir de “anómala” y “novedosa” en el ordenamiento jurídico español. Las polémicas surgidas en Castilla-La Mancha en torno al sector inmobiliario, tanto el caso de Paco “el Pocero” como la urbanización del barrio de la Vega Baja en Toledo, han hecho aparecer en la prensa nacional al presidente de la Junta vinculado a la especulación del suelo en las últimas semanas. Quizá de ahí las precauciones de Barreda. En el fondo del asunto subyacen las luchas internas que el propio Moratilla mantiene desde hace tiempo con el secretario provincial del PSOE, Jesús Alique. El actual presidente de la Diputación ignora si a partir del próximo mes de mayo, fecha de las elecciones municipales, seguirá presidiendo la Casa Palacio. De lo que sí está convencido, tanto él como sus colaboradores, es que la propuesta de las carreteras puede salir adelante. Y sin riesgo. Como dice Miguel Ángel Aguilar en sus columnas: continuará.