Los teleclubs, 50 años de TVE en Guadalajara
Un aparato de televisión en aquella época salía carísimo: costaba 25.000 pesetas. El salario mínimo era de 36 pesetas al día. El radio de acción de la señal de televisión no sobrepasaba los límites de Madrid. La fecha de nacimiento de TVE no es casual: se celebraba el día de Cristo Rey. Francisco Rodríguez Pastoriza, autor de varios ensayos sobre la televisión en España y profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, apunta el contexto de dictadura del momento: “el ministro Gabriel Arias-Salgado anuncia en directo los dos principios básicos del nuevo invento: la ortodoxia religiosa y moral que la Iglesia católica dicte al respecto y la intención del servicio mismo a los principios fundacionales del Movimiento Nacional”.
Idea del régimen
Paralelamente a la expansión de la televisión en nuestro país, en la década de los sesenta, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, propuso crear los teleclubs. Eran locales, normalmente de propiedad municipal, en los que los vecinos, en torno a un aparato de televisión, pagado por el Gobierno, veían la tele y se entretenían. Llegaron a existir cerca de 4.000 por toda la geografía española, aunque los más numerosos estaban en Extremadura, las dos Castillas, Asturias y Galicia. Algunos eran algo más que meros teleclubs: servían para alguna que otra reunión de vecinos, representaciones teatrales, aulas de Formación Profesional… En uno de los recientes Telediarios, con motivo de la conmemoración del cincuenta aniversario que Televisión Española realiza desde principios de año, se emitió un reportaje sobre los teleclubs, disponible en la página web de RTVE.
El crítico de televisión, Carlos Boyero, relata: “A finales de los años 50 y principio de los 60 la mayoría de los españoles no se podía permitir el lujo de comprarse un televisor, por lo que todo cristo se reunía en los democráticos, abarrotados y pintorescos bares y teleclubes para compartir el placer entre cerveza y cerveza de ver las más trascendentes maravillas, comenzando por el fútbol y siguiendo por las series norteamericanas y los dibujos animados (¿recuerdan la impagable expresividad de frases míticas como «¡Qué bueno que viniste, Rin-Tin!») doblado en Miami a un exótico y neutro lenguaje latinoamericano mucho más reconocible para los hijos subdesarrollados del Imperio que para los súbditos del inolvidable Caudillo de las Españas”. (El Mundo, 3.05.00)
Los pueblos, entretenidos
La televisión sólo estaba al alcance de los más afortunados a finales de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado. La época del desarrollismo no lograba reducir las diferencias entre las ciudades y el campo. Los teleclubs irrumpieron con mucha fuerza porque el interés de los españoles por la televisión fue creciente y la capacidad adquisitiva de los ciudadanos que vivían en los pueblos resultaba escasa para comprar un televisor.
Los teleclubs se crearon pensando exclusivamente en los núcleos rurales. Guadalajara fue un buen ejemplo de su aceptación porque numerosos pueblos de la geografía provincial pudieron comprobar el milagro de enchufar un aparato y observar imágenes que estaban ocurriendo en directo en otro lugar distinto. Parece una minucia, pero entonces este hecho impactaba. La popularización de los teleclubs llegó con las Copas de Europa del Real Madrid, las faenas de ‘El Cordobés’ y los concursos de entretenimiento.
Manuel Fraga tenía entonces fama de político aperturista dentro de los jerifaltes del régimen franquista. Los teleclubs fueron un rotundo éxito y representó una dinamización colectiva de primer orden. El veterano periodista Juan Jesús Rodero explica en un artículo titulado “Los telecentros”: “se instalaron en locales municipales, adecuados o no a las circunstancias, con un televisor presidiendo la sala y sillas y mesas, o sillas solas, donde acudía la población a ver la tele y a hacer causa común con el invento. Más adelante, en muchos teleclubs se instalaron pequeños bares, en los que a las horas en los que el aparato de televisión permanecía apagado, se jugaba la partida al tute o al dominó. Y hasta Información y Turismo se encargaba de enviar un funcionario, con un proyector y una película, para poner cine, en vivo y en directo, una vez a la semana” (La Opinión de Zamora, 24.06.06).
Versión oficial
Una estudiosa soriana, afincada en Barcelona, Isabel Goig Soler, autora de numerosísimos artículos y ensayos sobre la provincia de Soria, escribe: “El visionado en los teleclubs de películas, reportajes o anuncios donde la mujer sólo tenía que girar un grifo para que el agua saliera por él, y no digamos lo de apretar un botón para lavar la ropa, debía resultar la gloria prometida” (Cuadernos de Etnología Soriana, núm.7). Las imágenes que se retransmitían en la época eran las consignas del régimen, así que eran fiel reflejo de la realidad oficial.
El primer programa en directo, cuando todavía no existían los teleclubs, fue una misa, luego un discurso del ministro Arias-Salgado y después un reportaje titulado “España hoy”, que por supuesto ofreció una versión edulcorada del momento. La emisión continuó después con la programación de dos No-Dos (Noticiario Documental que elaboraba el Gobierno), un documental sobre la Orden de la Merced, otro sobre el arte de El Greco, una actuación de Coros y Danzas y, finalmente, se cerró con la entonación del himno nacional. Todos los programas eran en directo –no existía el vídeo- incluso los anuncios publicitarios.
Años más tarde, la televisión llegó a todos los hogares y los teleclubs dejaron de tener sentido. Los restos de estos locales todavía se conservan en muchísimos pueblos de Guadalajara y de otras provincias, con sus clásicos letreros. Incluso en muchos casos se conserva en el mismo sitio donde se ubica el primer teleclub. Ahora, medio siglo después, el Gobierno nacional y algunos ejecutivos autonómicos están intentando poner en marcha un nuevo invento: los telecentros. En teoría, están dirigidos a familiarizar a la población, especialmente las de las zonas más despobladas, con las nuevas tecnologías: los ordenadores, la informática y la conexión a internet. En la provincia de Zamora, por ejemplo, ya existen ochenta y dos telecentros de estas características. No tienen el encanto y la popularidad de los teleclubs, pero cumplen su función.
Cincuenta aniversario
La empresa Televisión Española (TVE) fue fundada el 28 de octubre de 1956 y pertenece al grupo Radiotelevisión Española, una corporación que engloba tanto a la propia Televisión Española como a Radio Nacional de España, la Orquesta y Coros de RTVE y el Instituto Oficial de Radio y Televisión (IORTV). Forma parte de la Unión Europea de Radiodifusión. TVE es hoy en día el buque insignia del mayor grupo audiovisual del mundo en español. Está presente con sus emisiones en los cinco continentes vía satélite y a través de los principales operadores de cable de Europa, América y Asia. RTVE también participa en la cadena Euronews y en el apoyo a la producción de cine español.
La televisión comenzó con solo tres horas de emisión diaria, que se ven en Madrid. En 1958 hay en España 30.000 receptores de televisión, a través de los cuales llegan las primeras emisiones de teatro de Juan Guerrero Zamora, con actores como José María Rodero, Maruchi Fresno, Fernando Rey, Luis Sala, Luis Prendes y Pastor Serrador. Victoriano Fernández Asís presenta y dirige el programa La figura de la semana. La primera serie es Patrulla de Tráfico. Los primeros locutores, María José Valero, Jesús Álvarez y Laura Valenzuela. Juan Eslava Galán recuerda que “los primeros telefilmes americanos llegan doblados en México o Puerto Rico, lo que amplía considerablemente el léxico hispano de los teleespectadores de la época, que saben perfectamente que cuando Perry Mason dice: “Hay que meter el occiso en la cajuela” lo que quiere decir es: “Hay que introducir al difunto en el ataúd”.
Al principio no había programación de televisión los lunes “por descanso del personal”. Tampoco en agosto, por vacaciones. ¿Por qué? Porque todo se hacía en directo y se requerían profesionales. Poco a poco se fue ampliando la cobertura de televisión hasta llegar a cubrir todo el territorio nacional y se iban vendiendo más aparatos. La programación se amplió de 3 a 5 horas. David Cubedo, locutor de Radio Nacional de España, trasladó los informativos a la televisión. Fue el origen de los telediarios, que TVE fue ampliando progresivamente: primero uno (el de la noche), luego dos (mediodía y noche) y, finalmente, tres (mediodía, tarde y madrugada), a las 15 horas, a las 20 horas y a las 23,30 horas.
La integración de Televisión Española en Eurovisión propició la entrada de España en su famoso festival. La primera participación corrió a cargo de Aurora Bautista, pero no consiguió ningún voto. La celebración propagandística de los “25 años de paz” por parte del régimen, la profesionalización de los servicios informativos, la entrada del teatro en la televisión y la retransmisión de acontecimientos impactantes como el fútbol o la boda del rey Balduino de Bélgica con la española Fabiola de Mora y Aragón terminaron por apuntalar un invento de proyección extraordinaria. El franquismo se dio cuenta y orientó TVE hacia sus intereses.
La llegada de la democracia aumentó la calidad de la programación, pero continuó su uso político. Hasta la fecha. El 11 de mayo de 2006 se aprobó en las Cortes una nueva ley de la radiotelevisión pública en España. Al mismo tiempo hay en marcha un polémico plan de reestructuración de RTVE que pretende reducir en 4.150 trabajadores la plantilla mediante jubilaciones anticipadas. Frente a los 9.212 empleados de RTVE, la RAI italiana ocupa a 11.800 trabajadores; France Télévision a 13.500; la británica BBC supera los 20.000, mientras las alemanas ARD y ZDF suman 40.000. Sin embargo TVE es la televisión que más se ha endeudado de todas ellas porque desde 1984, el Gobierno incumplió la ley de radiotelevisión y el Ente Público RTVE dejó de recibir ayudas del Estado. España es el único país de la Unión Europea donde los ciudadanos no pagan un canon para subvencionar de manera parcial o total la radiotelevisión pública.
DETALLE
“Vida en los teleclubs”, la película
El director de cine Alfonso Ungría (Madrid, 1946) nació el 30 de marzo de 1946 en Madrid. Cursó estudios de Economía. Se dedicó al principio al teatro y después al cine. Formó parte de la ‘Escuela de Arguelles’, y durante esta etapa rueda el corto Querido Abraham (1963). Dirige más de cien monográficos de tres minutos para NO-DO aunque en 1969 encargaron el mediometraje “La vida en los teleclubs”, que no fue del agrado de los directivos y supuso su salida de NO-DO. Su primer largometraje, “El hombre oculto”, se presentó en el Festival de Venecia, donde recibió buenas críticas: en España se censuró y tuvo problemas para estrenarse. Tirarse al monte, su segunda película, fue igualmente censurada y no llegó a estrenarse, por lo que dejó hasta 1975 la dirección, cuando se produce la muerte de Franco. Su último trabajo Cien metros, basado en la novela de Ramón Saizarbitoria, narra los últimos minutos de la vida de un etarra herido de muerte. Ha realizado algunos trabajos para televisión entre los que están: Don Yllán, el mágico de Toledo (1973), Museo vivo (1975), Cervantes (1931), Raimon hoy (1965) y Gatos en el tejado (1966).