Exilio
La Fiscalía de Toledo ha actuado contra la página web Periodista Digital por los insultos anónimos que se vertieron en este medio contra la portavoz del Gobierno regional, Isabel Rodríguez. Vejaciones graves, injustificables, como decir que esta señora es «totalmente violable para que sangre y le duela», y cosas de esta ralea. Es la primera vez que desde instancias judiciales de la región se persiguen los insultos anónimos y me atrevería a decir que ya era hora porque la cantidad de basura gratuita que se extiende por internet rebasa las cotas de lo que la libertad de opinión puede aguantar. Una es cosa es opinar y otra cometer un delito.
La condena a los insultos a Rodríguez fue casi unánime, sobre todo, de asociaciones ligadas a la defensa de la mujer y contra la violencia de género. No es que la noticia tuviera demasiada profusión, más que en El País (que lo adelantó) y Castilla-La Mancha Televisión. Pero la sorpresa saltó cuando la portavoz en las Cortes del PP, la molinesa Ana Guarinos, trató de razonar estas deleznables expresiones porque, a su juicio, Cospedal también es víctima de humillaciones en los comentarios anónimos. Guarinos vino a decir que como hay personas indeseables que machacan a su jefa en los foros de internet, es lógico y hasta comprensible que haya otras personas indeseables que hagan lo propio con la portavoz de Barreda. De esta forma, los dos principales partidos de este país y de esta región acaban asumiendo la justificación de unos improperios que no les corresponden y por los que sólo deben responder sus autores y, según la lectura que el juez haga del artículo 212 del Código Penal, los responsables de los medios en los que se difunden. Por no mencionar, claro, la obligación de respetar la ética periodística.
Pienso que las declaraciones de Guarinos son inadmisibles y merecen una reprobación de sus superiores. Hay rayas que no se pueden traspasar en política y el insulto nunca debería obtener ninguna velada explicación. Venga de donde venga el insulto y vaya adonde vaya. La precampaña en Castilla-La Mancha está emponzoñada por la falta de ‘fair play’ entre los candidatos y por el interés de la prensa de Madrid, sobre todo la digital, en airear las trapos más sucios. Algún medio en internet lleva mucho tiempo jugando en el límite de la libertad de expresión y es normal que algunos de sus lectores desvaríen. Lo que no es normal es que el propio medio lo permita.
Vivimos en la sociedad del insulto y de la exageración y parece que todo vale. En la televisión, pero también en el Parlamento. No es un problema exclusivo de Castilla-La Mancha, pero la batalla por las elecciones regionales se ha encrespado de tal modo que va a ser difícil mantener un tono de cordura de aquí hasta el mes de mayo. De hecho, la reacción del PP de Castilla-La Mancha a todo este caso ha sido la de pedir a la Fiscalía de Toledo que actúe también contra los comentarios anónimos amenazantes que Cospedal y su hijo de cuatro años han recibido en un medio digital, El Plural, que está en sus antípodas ideológicas. O sea, más madera y más fango para el barrizal. Y todos felices en este silogismo de las dos Españas que nos han de helar en el corazón. Ambas.
El puesto que ejerce Cospedal y la posición de Barreda dentro del PSOE han dado relieve nacional a la refriega en Castilla-La Mancha. Y esto creo que perjudica el interés del debate interno. Porque los candidatos, en vez de discutir sobre los problemas del Señorío de Molina, la Sierra de Guadalajara, la comarca de la Sagra o el valle de Alcudia, se enzarzan en bajezas que sobrepasan el agravio personal. Que si tú cobras tanto, que si tú tienes una finca en Ciudad Real, que si tu marido es consejero de CCM, que sí tú vives en Madrid o en Albacete, que si tienes un piso al lado de la Puerta del Sol… El resultado de todo ello es el caldo de cultivo perfecto para abonar la mediocridad política y la descalificación personal. Y no es que al ciudadano no le interese el patrimonio de los candidatos o sus relaciones con el poder económico. Es la forma que tienen de tirarse los trastos a la cabeza lo que determina la abstención y el desencanto del personal.
Un ambiente político encanallado. Una crisis económica brutal que hace crecer el desprecio por las élites. Una prensa digital desatada. Un abuso permanente del anonimato para jalear la participación del lector. Y un estilo de hacer periodismo que riega el debate de gritos en lugar de plantear preguntas y reflexiones. Esto es lo que tenemos ahora. En Castilla-La Mancha y, por desgracia, en el resto de España. Y si esto es todo lo que nos espera hasta las elecciones de 2011, quizá conviene ir pensando seriamente en el exilio.