FRAY JOSÉ DE SIGÜENZA

Un fraile y poeta seguntino en la corte de Felipe II

Fray José de Sigüenza, del que se cumple el cuarto centenario de su muerte, es la figura central de las XXXII Jornadas de Estudios Seguntinos que se celebran estos días en la ciudad del Doncel
La figura de Fray José de Sigüenza es el eje central de las XXXII Jornadas de Estudios Seguntinos que se celebran en la ciudad del Doncel hasta el próximo miércoles. Coincidiendo con el IV centenario de su muerte, el doctor Juan Enrique García Sánchez, de la Universidad de Alcalá de Henares y Duke University, ofrece una conferencia sobre este fraile y poeta que llegó a ser uno de los colaboradores directos del monarca Felipe II. Fray José de Sigüenza tuvo personalidad poliédrica: dominó varias lenguas y fue poeta, matemático, músico, teólogo e historiador. Y todo ello en la Sigüenza a caballo de los siglos XVI y XVII.
Nueva Alcarria, 05.08.06
Raúl Conde

Hace muy pocos años que la nueva edición de la «Historia de la orden de San Jerónimo» devolvió a la actualidad a la figura del clásico alcarreño fray José de Sigüenza. Escritor, humanista y monje disidente nacido en la ciudad del doncel en el año 1545 y muerto en 1606, dominó en vida varias lenguas, fue poeta, matemático, músico, teólogo e insigne historiador. Felipe II sentía admiración por su figura hasta el punto de que se puso a leer su crónica de la orden después de cenar y le salió el sol leyéndola. Su atrevimiento a la hora de plantear ciertas diferencias con la doctrina en la Iglesia de la época le convirtió en presa fácil de la Inquisición que le acusó de pregonar el acceso al cielo sin ser cristiano, pero no consiguió condenarle por anatema.

Su nombre de pila era el de José Martínez Espinosa, pero ha pasado a la historia como Fray José de Sigüenza. Nació en la ciudad del Doncel en el año 1545 y murió el 22 de mayo de 1606, fruto de un durísimo ataque de apoplejía. Un contemporáneo suyo, Bartolomé de Santiago, dice de él que «fue universal en todo género de letras, dominó varias lenguas, fue poeta, matemático, músico, gran eclesiástico, famoso en su conversación y discreto, insigne historiador». El monarca Felipe II sentía admiración por su figura hasta el punto de que se puso a leer su crónica de la orden, ”después de cenar, y le salió el sol leyendo en él, sin desnudarse, ni dar el descanso del sueño al cuerpo mortal“, según dejó escrito Baltasar Porreño.

Intelectual sólido

El padre Sigüenza fue un intelectual sólido cuya meta en la vida, después de cursar estudios de Teología, era ingresar en el monasterio de Santa María de El Parral (Segovia). Y lo consiguió. Acogido en un principio por su voz, apta para los cantos del coro, terminó siendo elegido maestro y prior, hecho que aumentó su prestigio en las jerarquías eclesiástica y universitaria. Un poco antes permaneció dos años de profesor en Segovia, seis meses de predicador en San Jerónimo el Real de Madrid y un par de años y medio como catedrático de la Universidad de Sigüenza.

Francisco Vaquerizo, en su libro «Caminos de Sigüenza y Atienza», escribe que Fr. José «llegó a ser reliquero, profesor, archivero, bibliotecario, consejero artístico de Felipe ll, rector del colegio, prior del monasterio y, por supuesto, asiduo predicador».

Pronto pudieron comprobarse las cualidades del padre Sigüenza. El monasterio laurentino de El Escorial le tuvo como rector, bibliotecario y catedrático de Sagradas Escrituras. Está considerado uno de nuestros autores clásicos más brillantes, acaso por su «prosa recia y herreriana», en el decir de Cristóbal Cuevas. Su obra literaria se sintetiza, principalmente, en los siguientes volúmenes: «Historia del Rey de Reyes», escrita entre 1603 y 1606; «Instrucción de maestros y escuela de novicios», publicado en 1712, además de otras poesías, relatos y escritos ascéticos y teológicos. Pero, sin duda, su libro quizá más conocido y que ha llegado a nuestros días con un considerable vigor, es la «Historia de la orden de San Jerónimo», redactada entre 1595 y 1605.

Historia de la orden jerónima

Se trata de una demostración formidable del inconfundible perfil de nuestro autor: sobrio en el pensamiento, elegante en las formas, sugestivo en el léxico. El volumen se divide en tres partes: la primera se ocupa de la biografía del santo y «fundador» de la orden, la segunda desgrana la crónica de ésta desde 1373 (año de su «restauración» en España) a 1473, y la tercera desde ese año hasta 1573. El objetivo era trazar las líneas maestras que marcaron la puesta en marcha de la orden, su estilo exclusivo, herramientas de trabajo, etcétera.

La historia de los jerónimos es, quizá, el trabajo más popular de José Sigüenza. Tanto, que acaba de ser reeditado por la Junta de Castilla y León (Salamanca, 2 vols., 646+735 págs. 15.000 ptas.), acompañado de un riguroso estudio preliminar de Francisco J. Campos. Este acontecimiento editorial ha sido acogido conjúbilo en algunos sectores universitarios y de investigación, especialmente por los estudiosos de la literatura española clásica.

La reedición de esta obra devuelve al estrellato académico a Fr. José de Sigüenza, aunque su figura ha sido glosada por multitud de eruditos. Uno de sus biógrafos, Juan González, escribió en 1853 que fue «consigo mismo inflexible, con los demás bondadoso e indulgente, en el estudio incansable, en la observancia religiosa el primero, de humildad y de las demás virtudes cristianas y monásticas dechado”. Quizá en ciertos momentos el entusiasmo por su figura fue un tanto desmesurado, pero lo cierto es que su encanto permanece intacto con el paso de los lustros. Sigüenza es un ejemplo paradigmático de historiador humanista y escritor refinado, «estilista incomparable -agrega Menéndez Pelayo en su «Historia de las Ideas Estéticas en España»- quizá el más perfecto de los progresistas españoles, después de Juan Valdés y de Cervantes».

El estudio detenido de su bibliografía permite comprobar el afán literario y lingüístico de la misma. No deja nada al azar. El profesor Cuevas asegura que no es un fraile de mentalidad medieval, sino «un hombre de los tiempos nuevos».

Disidente con la ortodoxia

Precisamente su atrevimiento para plantear ciertas diferencias con la doctrina imperante en la Iglesia de la época, le convirtieron en presa fácil de la Inquisición. El Santo Oficio de Toledo le acusó de pregonar la posibilidad de ir al cielo sin ser cristiano, de lamentar el mucho tiempo perdido en los estudios de la escolástica y de poner el estudio directo y el comentario literal de la Biblia muy por encima de los libros de devoción y de las interpretaciones de muchos santos. Estos cargos, unidos a otros de menor importancia, no fueron suficiente para condenar al docto fraile, que fue absuelto el 19 de enero de 1593. Sin embargo, el episodio remarca el carácter «progresista» de nuestro protagonista y su trascendencia en Ia literatura de aquel tiempo.

Fr. José de Siguenza plantó cara al conservadurismo católico de entonces, pese a granjearse así la enemistad de muchos de sus discípulos en la orden y fuera de ella. Algunos monjes difundieron calumnias sobre su persona, pero después de cinco siglos apenas quedan rastros de lo que fueron vanos intentos para desprestigiar la figura de Fray José.

La edición revisada de la Historia de la orden ha puesto de nuevo en el candelero al padre Sigüenza, además de las jornadas culturales organizadas estos días en el centro cultural municipal. La ciudad mitrada le tiene por uno de sus más ilustres hijos, igual que la provincia de Guadalajara. La lectura de sus escritos siempre es recomendable. A veces incluso nos llega a cautivar, más que nada, por su innata capacidad para aunar las virtudes del religioso, el erudito y el humanista. Calificado por algún cronista como el intelectual más conspicuo en el mundo cultural de la provincia arriacense, Unamuno dijo de él que era «una especie de Escorial de nuestra literatura clásica”. Sus avales son una prosa elaborada, un pensamiento hondo y una ética intachable, a pesar de sus leves herejías. Su retrato de 1602, en actitud de escribir, según apunta el profesor José Luis García de Paz, “fue atribuido a Alonso Sánchez Coello, retratista de la Corte de Felipe II. Ahora se sabe que lo realizó Bartolomé Carducho. Está situado en la Biblioteca de El Escorial junto al de Benito Arias Montano y Fray Juan de San Jerónimo. Bien merece su labor esta posición de privilegio, así como nuestro recuerdo en el cuarto centenario de su fallecimiento”.

Fray José de Sigüenza
Escritor. Historiador. Poeta. Teólogo. Monje jerónimo. Nació en Sigüenza (Guadalajara) en 1544, y murió en El Escorial, en 1606. Escribió la «Historia de la Orden de San Jerónimo» y fue consejero áulico de Felipe II dirigiendo la ornamentación de las pinturas de El Escorial.

DETALLE

XXXII JORNADAS ESTUDIOS SEGUNTINOS

20:00 h.
Centro Cultural Municipal (Pº de los Arcos)

Sábado, 5 de Agosto
«Fray José de Sigüenza y su vida en el Escorial»
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Lunes, 7 de Agosto
«Donaciones Reales a la Iglesia Seguntina con los diezmos de las salinas de Imón y La Olmeda»
Por D. Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo
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Martes, 8 de Agosto
«Las Salinas de Sigüenza y Atienza entre los años 1870-1970»
Por Ernesto García-Sotos Mateos