Sí, los periodistas no saben escribir
¡Qué queréis que os diga, compañeros!, a mi esto de que nos digan que no utilizamos bien nuestra principal herramienta de trabajo y que encima sea verdad, me llega al alma. Y no sólo porque lo diga Fundéu, que algo sobre el tema sabe, sino porque sé que casi todos nosotros ya lo sabemos, pero no lo remediamos. Yo de momento asumo mi parte de responsabilidad en eso que nuestro colega, Alex Grijelmo, llama «despreocupación por el idioma».
Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española y presidente de la Fundación, aseguró que esa falta de compromiso del profesional es:
«un pecado ‘contra natura’ porque los medios de comunicación escritos y orales son nada más y nada menos que lengua, están hechos de palabras».
Yo no quiero corregir a nadie, a nadie más que a mi mismo para obtener un mayor compromiso con nuestro idioma y sobre todo con nuestros lectores, oyentes o telespectadores. No es una cuestión de «piques» entre compañeros porque una vez más debemos aunar nuestras fuerzas para corregir errores. El informe muestra algo curioso y es que, según dicen, los profesionales de la comunicación tenemos cierto miedo o tapujo de corregirnos mutuamente. Yo no tengo miedo a ser corregido, de hecho, lo deseo firmemente. Tratémonos con cortesía, al menos entre nosotros, pero no lleguemos al «perro no come perro» porque eso no favorece a nadie. Esto resta la credibilidad de nuestro trabajo.
Otro dato curioso que apunta el informe es éste:
«el idioma se utiliza peor en los medios hablados que en los escritos y, dentro de los primeros, son los informativos de las televisiones los que peor lo hacen».
Si algún medio pudiese escapar a esta exhaustiva búsqueda de errores lingüísticos y disculparse por las características de su soporte es, sin duda, el medio audiovisual. Pero esto tampoco es una excusa válida si los contenidos y su forma no se preparan a conciencia.
En los medios escritos, el error ortográfico, sintáctico o el abuso de anglicismos es quizá más imperdonable. Tenemos a personas dedicadas a ello, al menos en la prensa escrita. Y en los digitales no cabe la errata si en décimas de segundo puede estar corregida.
Así que démonos cuenta de que somos una cultura potente y de nuestro idioma es hablado en 20 países para aprovechar esta suerte. Ya lo dicen aquellos que saben…
«Las empresas que mejor escriben y hablan son los que muestran una mayor
inteligencia.»
CORRECCIÓN EN LA RED
Existen multitud de páginas web que nos pueden echar más de una mano en lo que a pulcritud y civismo profesional se refiere. Las bitácoras sin ir más lejos pueden tener esta misión correctora del lenguaje. Un ejemplo de ello es la de Ramón Tamames , todo un paradigma del correcto uso del castellano.
O un velador del idioma como pueda ser también Fran J. Girao en su diario personal castellanoactual.
Otro foro de debate a seguir en esta empresa del uso preciso del vocablo es Crónicas Bárbaras de Manuel Molares do Val, corresponsal que ha publicado crónicas durante casi dos décadas en decenas de periódicos de la veintena de naciones hispanohablantes.