«Se ha perdido la ilusión en esta profesión»
-Nació en Villamanta (Madrid) en 1947
-Licenciado en Ciencias de la Información
-Redactor de Cambio 16 y Revista Dinero
-Periodista de El País desde 1976 hasta 2000
-Autor de «Toda España era una cárcel» y un libro de poemas
Pregunta: Veinticinco años en El País y habla usted en su libro de plagio, corrupción, manipulación, presiones políticas… ¿Todo eso ha visto en su periódico?
Respuesta: Bueno, no exactamente en mi periódico porque no trato de personalizar. Lo he visto a lo largo de la profesión. Es una reflexión sobre la ética, la honestidad, la imparcialidad… en el periodismo en España.
P: ¿Es la profesión periodística tan sucia?
R: No, es muy bonita, pero en el periodismo contamos lo que está mal, lo que es noticia, y yo cuento las cosas que están mal en la profesión. La noticia es lo anormal, los excesos de la sociedad y eso es lo que denuncia el libro.
P: ¿Por qué ha titulado su libro “Un oficio de fracasados”?
R: Por dos cosas: es una frase de Marc Twain, que después de haber fracaso en todos los oficios se metió a periodista, y además porque el periodista no cambia la sociedad aunque lo piensa así al acabar su artículo y se siente así, frustrado por no haber conseguido lo que pretendía.
P: ¿Ha cambiado mucho el periodismo desde que usted empezó en El País allá por 1976?
R: Ha cambiado por la rapidez de la publicación de las noticias y porque cada vez se pisa menos la calle. Se hace periodismo de butaca y teléfono. Lo que antes necesitaba 24 horas para llegar al lector ahora tarda unos minutos. El periodismo de antes no era mejor ni peor. Era distinto. Ahora está muy mediatizado por la cantidad de información que llega, aunque sí hay alguna deficiencia como la falta de rigor y de selección.
P: ¿Es el periodismo una profesión que permite escribir sin necesidad de leer, como decía el director de Le Monde Louis Pauwells?
R: Hay mucha gente que escribe sin leer y esto es grave porque no permite la reflexión sobre la noticia.
P: Denuncia usted los excesos y las estupideces que se cometen en torno a la prensa. Y parece que son muchos…
R: Sí, hay muchos, por ejemplo creer que tenemos la verdad de las cosas y actuar como verdugos o jueces, cuando en realidad sólo somos profesionales que deberíamos hacer nuestro trabajo con honestidad.
P: ¿Deja el periodismo de ser buen periodismo cuando se encuentra tan posicionado?
R: Es inevitable que los medios nos posicionemos porque los periódicos los hacemos las personas. Nuestra ideología influye a la hora de escoger las noticias y escribirlas. Coincido con Cebrián cuando dice que más que periodistas imparciales lo que hace falta son periodistas honestos. El posicionamiento en sí no es malo. Yo echo en falta en algunos periódicos una definición de sus principios porque a la hora de comprar el periódico acudiré al que cubra mis demandas. Cuando un periódico te dice que es liberal y sus páginas están llenas de conservadurismo, está engañando al lector.
P: ¿Pensaba en esos lectores engañados cuando escribía el libro?
R: Pensaba en todos: en periodistas, estudiantes de periodismo y público en general. Hablo de los errores que no hay que cometer. La gente podrá saber de nuestra angustia al sentarnos frente a una hoja en blanco… Es para todos.
P: ¿Está pensando en enfrentarse al primer folio en blanco de otro libro?
R: La respuesta por parte de amigos y compañeros ha sido buena, pero todo depende del editor.
P: Apunta es “Un oficio de fracasados” que El País es un periódico exitoso, pero dice que no todo ha ido necesariamente a mejor…
R: Los medios han cambiado. El País y el resto. No se puede decir que el periódico de hoy sea mejor que antes, porque las circunstancias eran diferentes y los periodistas teníamos ese afán de cambiar una sociedad que venía de una dictadura. Eso aportaba mucha ilusión a nuestro trabajo. Yo noto que se ha perdido la ilusión en esta profesión.