Autobuses
Resulta que la Junta de Castilla-La Mancha, en coordinación con quince municipios del Corredor del Henares, diseña e implanta un nuevo sistema de servicio público de autobuses en el área urbana de Guadalajara. Resulta que el ayuntamiento de la capital no está de acuerdo con la concepción de este plan y entonces, una vez que se pone en marcha, se dedica a torpedearlo poniendo como escudo a los policías locales, a los que pide multar o amenazar con multar a los autobuses puestos en marcha por la Junta con la excusa de que las paradas no están habilitadas. Entre medias, 166.000 potenciales usuarios. O sea, personas. O sea, ciudadanos que pagan impuestos.
No voy a entrar en el fondo de este sainete, quizá otra escenita más de la superproducción de chapuzas y desavenencias con que nos está obsequiando en esta legislatura tanto la Junta (es decir, el PSOE), como el Ayuntamiento de Guadalajara (es decir, el PP). Sin embargo, sí me ha parecido especialmente bochornoso y peripatético todo lo que, al parecer, ha ocurrido hoy. Triste. Y ridículo. Pero claro, también es verdad que el ciudadano medio puede llegar a pensar que si Zapatero y Rajoy no son capaces de ponerse de acuerdo para sacarnos de la crisis, ¿por qué iban a ponerse de acuerdo Barreda y Román por unos autobuses? La bajeza de la clase política española no conoce límites.