Mario González
A Mario González le conozco desde hace años, igual que le conoce media Guadalajara. Entre la política, sus ocupaciones varias y sus responsabilidades todavía más varias ha conseguido instalarse definitivamente en el espacio público de Guadalajara. Ahora es concejal en el Ayuntamiento de Hiendelaencina y portavoz del PP en la Diputación. Le tengo respeto y afecto porque en el trato personal resulta cortés y hasta simpático. Es trabajador, constante y uno de los políticos que más se ha pateado la Sierra en los últimos años. Ha recorrido la comarca entera, de punta a punta y suele mantener una buena relación con todos los alcaldes, no sólo con los de su partido, quizá porque sabe que a río revuelto, ganancia de pescadores. Su labor como diputado de zona no se la puede negar nadie y conviene reconocérselo.
Sin embargo, desde que la presidenta de la Diputación fue elegida líder provincial del PSOE, Mario emprendió una dura estrategia de oposición basada en el exceso verbal y, sobre todo, en agarrar asuntos que no son trascendentales para la provincia y convertirlos en monólogos de esas ruedas de prensa en las que sus compañeros quedan relegados a estatuas de sal.
Pese a ello, de entre todas las críticas atrabiliarias y faltonas que ha realizado en los últimos tiempos ninguna supera a la chorrada que ha soltado hoy. Sobre la creación del Premio Internacional de Periodismo Manuel Leguineche, ha dicho que responde a una iniciativa de la Diputación para contrarrestar el efecto positivo de un premio que ha creado el Ayuntamiento de Guadalajara. Surrealista. Francamente surrealista. Y ridículo. Y absurdo. Y bastante inverosímil teniendo en cuenta que son premios que no se anulan ni se superponen. Ambos son compatibles y, además, bastante alejados en sus objetivos.
El premio del Ayuntamiento me parece una excelente iniciativa que viene a enriquecer el panorama de galardones periodísticos en Guadalajara. El premio de periodismo que lleva el nombre del escritor vasco es un reconocimiento de primer nivel y con proyección internacional. Y que servirá, de paso, para divulgar la vinculación que existe entre el autor y la provincia de Guadalajara.
Son dos buenas ideas, tanto la del Ayuntamiento como la de Diputación. Diferentes, pero ambas muy buenas. Por tanto, creo que supone una torpeza mayúscula buscar con todo esto un enfrentamiento político que causaría risa si no diera pena.