“Se ha perdido libertad y no se ha ganado seguridad después de las Torres Gemelas”
“Los diez años que fui diputado por Guadalajara fueron los más felices de mi vida, tanto política como personalmente”
“La Fiscalía General del Estado goza de la independencia que se quiera tomar. Yo no sufrí ninguna presión, aunque fue una etapa muy dura”
“EE.UU. siempre ha actuado de forma unilateral, pero nunca tanto como ahora. No tienen solución para Irak”
“Cuando se produce el atentado del 11-M, el PP ya estaba en declive y las mentiras convirtieron ese declive en caída libre”
“Al ciudadano medio estadounidense le importa un bledo lo que pasa fuera de su país y la mayoría de periódicos, excepto los tres o cuatro serios, no se ocupan de la política exterior. El candidato que garantiza seguridad, sale reelegido”.
“Soy de izquierdas. Creo en las ideologías. Entre el carácter que le da a los servicios públicos la izquierda y la derecha, no sólo hay matices sino grandes diferencias”
“La Audiencia Nacional ha archivado la querella de la viuda y el hermano de José Couso, de los que soy abogado, porque el imperio de EE.UU. manda mucho”
¿Cuándo entra en contacto con Guadalajara?
En vísperas de las elecciones de 1979. Había problemas en el Partido Socialista de Guadalajara y decidieron que encabezara la lista, y así aterricé en Guadalajara. De todo esto tiene la culpa, lo digo con cariño, Pablo Llorente, que era entonces el secretario provincial. Fue el que pidió a la dirección del partido mi candidatura.
¿Cuántos años fue diputado por esta provincia? ¿Qué recuerdos tiene?
Diez años, desde 1979 hasta 1989. Luego ya me pidieron que viniera a las listas de Madrid. Fueron los diez años más gratos de mi vida política y personalmente. El partido en el 79 era muy embrionario y luego con el esfuerzo de mucha gente, como Pablo Llorente, Javier de Irízar, José Luis Ros, Alfonso Trillo y ahora Jesús Alique, pues ha habido un cambio importante y a mejor. Entonces era un partido que no acababa de salir de la clandestinidad: poca proyección, muchas rivalidades internas, pocos afiliados. Hoy es un partido sólidamente instalado en la provincia.
Usted era diputado por Guadalajara el día del golpe del 23-F. ¿Cómo lo vivió?
Lo viví dentro del Congreso, estaba sentado al lado de Pepe Bono. Teníamos mucha inquietud, no sólo por nosotros, sino por lo que pudiera suceder fuera, como la pérdida de libertades, la represión del régimen fascista que se avecinaba. Yo temí en algún momento por nuestra integridad física. Cuando Tejero disparó, busqué refugio en el parapeto de madera que tenía delante de mí porque las balas no se sabia en qué dirección se encaminaban. Luego la libertad de movimientos era escasa, para ir al lavabo íbamos acompañados.
¿Sabemos toda la verdad?
Puede que haya gente que respaldase el golpe sin haber intervenido directamente en la trama, pero hay una verdad judicial incuestionable. La trama, en lo esencial, se desveló suficientemente. Ahí están las sentencias.
Y luego llega 1982, y ustedes los socialistas sacan mayoría absoluta. ¿Se la esperaban?
Sí, todos los sondeos daban ese resultado. Es más, hubo quien predijo exactamente el número de diputados que resultaron. La gente votó un partido que no ofrecía ningún riesgo de que se reprodujese el golpe, sumado a la crisis interna de UCD.
Mirado con la distancia del tiempo, ¿el balance de aquél Gobierno socialista es positivo?
Creo que sí. Las expectativas fueron enormes, quizá desproporcionadas por el ansia de libertades, de progreso y de bienestar. Luego se produjeron cosas que hicieron perder esa ilusión inicial, pero estoy convencido que el sistema democrático se consolida con la alternancia.
Mañana lunes viene a hablar en Guadalajara sobre derechos humanos. ¿Qué va a decir?
Hablaremos sobre seguridad y libertad, en esa pugna donde los poderes públicos cargan el acento. A mayor libertad, se produce una pérdida de seguridad. Y viceversa. No hay más que ver cualquier régimen dictatorial, que garantizan la seguridad pero fingen las libertades empíricas. En este tema hay un antes y un después tras el atentado de las Torres Gemelas. Después de la 2ª Guerra Mundial se estructuró todo un sistema de garantías de libertades para que no se volvieran a producir todos los crímenes del nazismo, que se ha consolidado a lo largo de estos años a través de Naciones Unidas, el convenio contra la tortura y el genocidio. Esto ha repercutido en la legislación interna de los países más civilizados, entre los que, al menos teóricamente, Estados Unidos es el modelo, como receptor de la herencia de la Revolución francesa. Después de las Torres Gemelas, EE.UU. empieza a tomar una serie de medidas restrictivas de la libertad para supuestamente ganar en seguridad. Lo cierto es que ha tenido reflejo en la acción exterior de EE.UU. y en otros países de nuestra zona cultural, como Inglaterra, Francia, Italia, Alemania. Conclusión: se ha perdido libertad y no se ha ganado en seguridad.
El presidente de Estados Unidos no es muy partidario del multilateralismo en la toma de decisiones internacionales. ¿Esto perjudica la defensa de los derechos humanos?
Están actuando con un unilateralismo absoluta, lo peor es que repercute sobre el resto de países. Siempre lo han hecho pero nunca de forma tan acusada como ahora. Hombre, EE.UU. han llegado a invadir un país para detener a una sola persona, que es el caso de Panamá. Y lo de Irak, no han restablecido las libertades ni tampoco garantizan la seguridad porque tenemos de 50 muertos diarios como mínimo. Todo ese aparato de seguridad cuesta una millonada hasta el punto de que si se produce una catástrofe natural como la de Nueva Orleáns, no hay medios para atender las necesidades elementales de vivienda y alimentos. Tienen la prioridad presupuestaria de Irak.
Sin embargo, aquí Aznar perdió las elecciones, Blair parece que se encamina a la dimisión pero a Bush lo han reelegido por mayoría. ¿Cómo se explica?
Por una mentalidad muy primaria del pueblo norteamericano. El aparato propagandístico es tremendo. No hay más periódicos serios que tres o cuatro, como el Washington Post, The New York Times, Los Angeles Times, y casi para de contar. Los periódicos de provincias no se ocupan de la política exterior. Entonces después del atentado de las Torres Gemelas, el ciudadano medio de Estados Unidos lo que exige es que se le garantice seguridad. No padece restricciones de libertades, salvo cuando le empiezan a inquietar como que hay un control masivo de las comunicaciones, millones de intervenciones telefónicas. Al ciudadano medio estadounidense le importa un bledo lo que pasa fuera. Y por tanto, quien garantiza seguridad, sale reelegido. Bush ha demostrado que no tiene salida para el problema de Irak.
¿Qué responsabilidad tiene la comunidad internacional en la creación de ese egocentrismo de la sociedad norteamericana?
Si dices que la acción militar tiene que ser multilateral y autorizada y no hacen caso, no puedes dar una respuesta equivalente.
¿Naciones Unidas es una organización desprestigiada?
Ha quedado muy tocada después de Irak, sí. No sé si tiene solución.
¿Por qué no hubo veto en el Consejo de Seguridad a la intervención en Irak?
Porque no llegó a plantearse la petición de autorización. Naciones Unidas se acogió al arreglo pacífico y la amenaza de sanción, pero Bush, Blair y Aznar interpretaron la amenaza de sanciones como la autorización de sanciones. Colin Powell ha reconocido que mintió como un bellaco en la ONU. EE.UU. es un país muy potente y poderoso y claro, la sanción adecuada hubiese sido su expulsión de Naciones Unidas. ¿Y al día siguiente que haces con los EE.UU. fuera? Eso lo hace otro país y se le expulsa de Naciones Unidas.
¿Es posible repetir ese error en Irán?
No es imposible, todos los indicios apuntan a que hay una amenaza latente, no tanto de invasión tipo Irak, sino como bombardeo selectivo.
¿El PP perdió las elecciones el 11 de marzo o del 11 al 14 de marzo, o antes?
Yo creo que la acumulación visible de engaños entre el 11 y el 14 vino a reforzar algo que ya venía de atrás. Este país ha demostrado varias veces desde el restablecimiento de la democracia, que no es partidario de la bronca, que no le gusta que le regañen, que la vida política la prefieren distendida y consensuada en lo esencial entre los diferentes partidos. Cuando se produce el atentado del 11-M, el PP ya estaba en declive y las mentiras convirtieron ese declive en caída libre.
Usted fue vicepresidente del Congreso en la legislatura 1986-1989. ¿Era más llevadero el debate parlamentario que ahora?
Ahora me resulta insoportable seguir por televisión las sesiones parlamentarias porque da la sensación de que hay una provocación permanente no sólo al adversario, al que se trata como enemigo, sino al presidente del Congreso, cuya autoridad no se respeta. Insultar al presidente del Gobierno en la forma que se hace es algo insólito, yo no lo he vivido. Y con insultos muy poco sutiles como hijo de puta, cabrón… Nunca en la historia parlamentaria española se han producido follones como los de ahora. Hay una diferencia entre decir: “usted miente” o “usted no dice la verdad”. Estás diciendo lo mismo, pero de diferente manera.
¿Se considera de izquierdas? ¿Cómo debe comportarse un hombre de izquierdas en el siglo XXI?
Sí, soy de izquierdas. Lo esencial es ser honesto.
¿Cree que quedan ideologías?
Sí, no hay más que ver el distinto significado de los proyectos educativos, de los proyectos sanitarios. Normalmente, un gobierno de izquierdas sale más caro que uno de derechas. La cuadratura del círculo es dar más y mejores servicios sociales bajando los impuestos. Mire usted, entre el carácter que le da a determinados servicios públicos la izquierda y la derecha, no sólo hay matices sino grandes diferencias. Entre escuela pública y privada o sanidad pública y privada hay diferencias.
¿El Gobierno actual es de izquierdas?
El país es, mayoritariamente, de centro-izquierda, al menos según la demoscopia, que es muy sabia salvo para pronosticar resultados electorales, que no dan una. Este Gobierno se corresponde con esa mayoría social. Falta un centro centro y probablemente una izquierda izquierda, que está menguante.
Usted es guerrista dentro del PSOE, ¿no?
Soy muy amigo de Alfonso Guerra y de Felipe González también, si eso restablece el equilibrio. Siguen habiendo guerristas pero sin estar organizados.
¿Qué le parece Bono?
En Castilla-La Mancha ha hecho un gran trabajo, tiene mucho mérito y ahí queda la herencia. Y posteriormente ha cumplido una etapa y yo le deseo mucha suerte. Políticamente, es un compañero de partido, ¿qué más quiere usted que le diga?
¿Qué resulta más difícil en este país, ser fiscal general del Estado o presidente del Gobierno?
No lo pondría en la misma balanza. Para mí, la Fiscalía General del Estado me resultó un reto apasionante, pero una etapa dura. La carrera fiscal es un cuerpo muy cualificado, que se dedica a funciones de protección que no se puede valer por sí misma. En su conjunto es un trabajo apasionante. Yo llegó un momento que tuve una serie de conflictos que me obligaron a pedir el relevo. No fue la etapa más feliz de mi vida. Te ves sometido a la lupa y la crítica permanente porque las decisiones siempre disgustan a alguiente.
¿Sufrió presiones del entonces presidente, Felipe González, y del Gobierno que presidía?
En absoluto, asumo totalmente mis decisiones. Las que fueron criticadas y las que pasaron desapercibidas. No tuve una sola llamada pidiéndome nada.
Corríjame si me equivoco, pero usted se querelló contra el diario El Mundo en aquellas fechas. ¿Por qué?
Porque se publicó que en el Consejo de Ministros se había adoptado una decisión, que yo consideraba que era una acusación de prevaricación. Los jueces no lo consideraron así y yo también asumo el costo de aquello. A Pedro Jota Ramírez le dije en una ocasión en público que si tuviera que volver a hacerlo, lo haría porque estaba convencido de que actuaba correctamente.
¿La Fiscalía General del Estado goza de independencia del Gobierno de turno?
Sí, la independencia que se quiera tomar. Es decir, ha habido algún fiscal general, del que casi nos hemos olvidado, que era público y consabido que complacía al PP.
¿Cree que el Partido Popular se está cebando con Cándido Conde-Pumpido?
Como en todo, está practicando una desmesura y una exageración que le tiene que pasar factura en algún momento. La gente tiene sus propias percepciones y sabe lo que es exagerado y lo que no.
Es un debate abierto después del alto el fuego de ETA: ¿la justicia debe aplicarse de forma estricta con arreglo a la ley, o se deben tener en cuenta otros factores?
Si fuera estricta, sería suficiente un ordenador, no un juez, ni abogados ni fiscales. Es necesaria una valoración caso por caso, teniendo en cuenta las circunstancias.
Usted fue abogado de los diputados socialistas en el caso Gescartera. ¿Cómo ha quedado este asunto?
Mal. No se ha ido al fondo del asunto y a depurar las responsabilidades, como mínimo de negligencia, por parte de algunas autoridades. Además el resarcimiento ha quedado incompleto en la medida que no se ha reconocido la responsabilidad patrimonial del Estado por falta de funcionamiento adecuado de los mecanismos de supervisión, como la comisión nacional del mercado de valores.
También es abogado de la viuda y el hermano de José Couso. ¿Cómo está el caso ahora mismo?
Está pendiente de un recurso de casación en el Supremo, después de que la Audiencia Nacional archivase la querella. El imperio manda mucho.
¿Qué pide la familia?
Una investigación independiente, que no se ha hecho, y después el resarcimiento de los daños producidos, que se conceden hasta para un accidente de circulación. Fue un atentado, pero si es un accidente, deben indemnizar.
¿Las autoridades judiciales españolas son competentes para juzgar a los tres militares estadounidenses acusados?
Sostengo que sí con la ley orgánica del poder judicial en la mano y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, ratificada en casos como el de Pinochet. No es indispensable que haya una víctima española para que sea competencia, lo contempla la legislación internacional.