JAVIER SANZ

Socio del año de la Casa de Guadalajara

Su último libro, “Las Facultades de Cánones y Leyes de la Universidad de Sigüenza”, pertenece a la colección Arriaca que edita la Casa de los alcarreños en Madrid
Pasa de los cuarenta, pero conserva un aire juvenil que le distingue del resto de profesores. Da clases de Odontología en la Complutense, pero no es aburrido, ni viejo, ni lleva cuartillas amarillentas por el paso de los años. Más bien al contrario. Habla con ímpetu, gesticula lo justo y utiliza ordenador de pantalla plana. Un ejemplo que le caracteriza: dice que es amigo de Juan José Asenjo, obispo natural de Sigüenza, pero confiesa estar “casi en las antípodas” de su forma de pensar. Esto quiere decir dos cosas. Que Javier Sanz es un hombre cultivado que habla con todos y que hay una cosa en su historia particular muy por encima de diferencias personales: Sigüenza, su pueblo, su patria chica, su refugio de verano y de fines de semana.
Nueva Alcarria, 11.05.06
Raúl Conde

En su página web sobre alcarreños ilustres, Antonio Herrera Casado le define como “médico, historiador de medicina y periodista”. Por las mañanas trabaja ejerciendo de médico y por las tardes acude a la facultad. Los ratos libres los dedica a escribir y a hacer cosas por Guadalajara. Que no es poco. Es un entusiasmado de su tierra y se molesta cuando otros que se llenan la boca hablando de su pueblo, “luego nunca hacen nada”. Pero no destila rencor. La gente que lee se distingue entre otras cosas por su capacidad para relativizar las cosas, para filosofar en los momentos de raza, para tomarse las cosas, como Javier dice, “con deportividad”. Javier Sanz es de esa clase de personas. Humanista hasta las cejas. Lector voraz de libros y de periódicos. Y, por encima de todo, un enamorado de Guadalajara.

Quizá por esta pasión que desprende hacia la tierra de sus orígenes, la Casa de Guadalajara en Madrid le ha nombrado Socio del Año. En un acto antes de verano le entregarán este galardón que, según dice, “no me merezco”. Ha publicado varios libros, de diversa temática, sobre Guadalajara. Ha colaborado activamente con la Junta Directiva y con los socios, codo con codo, de la Casa de los guadalajareños en la capital y siempre está dispuesto a dar el callo por su pueblo. Así que no es extraño que José Ramón Pérez Acevedo, presidente de la entidad, y el resto de miembros, se hayan acordado de él este año.

Trabajo riguroso

Precisamente, el último libro de Javier Sanz tiene como epicentro a la antigua universidad seguntina, “Las Facultades de Cánones y Leyes de la Universidad de Sigüenza”, fue editado por la inmobiliaria Alvargómez dentro de la colección Arriaca de la Casa de Guadalajara en Madrid. Es un volumen de 261 páginas cuajado, como todos los ejemplares de esta estupenda colección, de un sinfín de vericuetos por los que ha transcurrido la historia de nuestra provincia y, en este caso, la historia de la Universidad de Sigüenza. Luis Herranz, delegado diocesano de Patrimonio, escribe en el prólogo: “ha buceado el autor en archivos, especialmente en el Histórico Nacional y en el del Cabildo catedralicio de Sigüenza, y se ha servido de una nutrido bibliografía. Lo que ofrece es el resultado de muchas horas de trabajo –riguroso, callado y apasionante- aderezado con un rico bagaje de conocimientos y de amor por su ciudad de origen y de afectos como es Sigüenza”.

El autor cree que “Sigüenza se presenta históricamente como una ciudad importante a costa de su preeminencia eclesiástica. Sede episcopal desde antiguo, se erigió en referente importantísimo de la vida castellana”. Fruto del peso de la mitra seguntina, en la época del llamado Gran Cardenal de España, don Pedro González de Mendoza, surge el Colegio Grande de San Antonio de Portaceli. Fue fundado por Juan López de Medina, y pronto se convertirá en universidad. La investigación de Sanz se centra en las Facultades de Derecho canónico y civil de la vieja universidad seguntina, hoy por desgracia cerrada.

Javier Sanz considera que “es difícil publicar libros así que es un privilegio cuando se consigue”. Él escribe por placer. Quizá también por compromiso con la provincia y con su pueblo, que le preocupa y del que está al tanto de la actualidad. “No se puede hacer en poco tiempo lo que no se ha hecho en muchos años”, dice en referencia a un macroproyecto urbanístico recientemente presentado. Pero, por encima de todo, lo que le gusta es pasear por la Alameda, disfrutar en las travesañas o, para ser más prosaicos, tomarse un cañita en el Ficus a la salud de los amigos.

PERFIL

Hombre de ciencias y letras

No es fácil encontrar alguien así en la tierra de Guadalajara, pero Javier Sanz es, desde su formación académica, un hombre que une las ciencias con las letras. Es médico de profesión, da clases de Odontología en la Complutense pero confiesa un impulso natural por el periodismo. Y lee mucho, primer requisito para cualquier persona íntimamente ligada con la prensa. Sanz es doctor en Medicina y Cirugía y doctor en Odontología, es profesor de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid desde 1991. También es presidente de la Sociedad Española de Historia de la Odontología, de la que fue miembro fundador. Su actividad en este campo le ha llevado a editar algunas obras como “Diccionario histórico de Dentistas españoles”, “Historia de la Odontología Escolar en España”, “Bibliografía odontológica española, etc.”

En 1986 obtuvo el premio Layna Serrano de Investigación Histórica, que otorga la Diputación de Guadalajara, por su trabajo “Historia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sigüenza”. Dentro de la colección de la Casa de Guadalajara en Madrid, en 1998, publicó “Los antiguos Hospitales de la provincia de Guadalajara”. En la actualidad escribe sobre Sigüenza, piensa en Sigüenza, pasea por Sigüenza y firma una columna en el periódico “Guadalajara Dos Mil”.