Badel, «el ninot»
Conocí a Jordi Badel, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Guadalajara, en su casa de soltero. Le hice una entrevista informal para la revista Siglo XXI y le fotografiamos junto a su impresionante colección de discos. Se le veía orgulloso entre tanto material roquero, quizá porque identifica la música con una personalidad que algunos califican de buena y otros de mala, aunque a nadie deja indiferente.
Lo primero que quizá cabe decir es que si hoy es el primer teniente de alcalde y único concejal de Izquierda Unida es porque tuvo la habilidad suficiente para colocarse de número uno en la lista. Se las prometían muy felices en la coalición, creyendo incluso que de dos concejales iban a pasar a tres. Un análisis avalado por su excelente gestión en la oposición, pero no por un electorado que tragó con el mensaje del voto útil y el efecto Bono/Alique. Así que mi querida Ángeles Yagüe –una de las dirigentes políticas más serias, trabajadoras y discretas de Guadalajara- se quedó sin acta de concejal ni de diputada en las Cortes regionales. Fue un palo, pero la vida sigue. Cuatro años después, la batalla de las listas para las próximas municipales promete.
Lo segundo es que si hoy el amigo Jordi (y no Jorge, voy a apelar a nuestra catalanidad para mantener las cosas por su nombre) ejerce la primera tenencia de alcaldía de la ciudad es porque Izquierda Unida firmó un pacto de legislatura con el Partido Socialista. Se trata de un pacto legítimo. Es necesario repetirlo porque todavía hay quien da la murga presentando el acuerdo entre Alique y Badel como una oscura conspiración judeomasónica para desbancar al bueno de Román, que fue el candidato más votado. Y no es eso: se trata de democracia, de diálogo y, por qué no, de intereses comunes. Si acumula concejalías no es porque las haya ocupado ilícitamente y si ha conseguido no sé cuantos liberados, tampoco creo que sea un delito. A unos –casi siempre los que se sitúan a la izquierda- se les pone la lupa de la honestidad y a otros –casi siempre los que están más cerca de los ‘pelotazos’- se les perdona casi todo porque casi todo se da como normal en ellos. Curioso ejercicio de cinismo.
En todo caso, pienso que Jordi Badel tiene un problema mayúsculo: en multitud de ocasiones actúa como si aún estuviera en la oposición. Hay políticos que, frente al insulto, se callan y redoblan su habilidad. He ahí Zapatero. Otros se crecen y acaban por perder los papeles. Jordi los pierde a veces. En Guadalajara Dos Mil llamó “paletos” (textual) a los concejales del Partido Popular y eso es tanto como llamárselo a sus votantes. Algo sencillamente impresentable en un político que desarrolla un cargo de gobierno. Pero, al margen de su talante, que no siempre es mesurado, está su trabajo. La colega Sonia Jodra relataba sus méritos en esta legislatura en un artículo reciente en Nueva Alcarria y yo me sumo a su opinión: el Alcázar, la Casa de los Músicos en el Fuerte, la presencia de Guadalajara en la Red de Ciudades AVE, el cine de verano en el auditorio de Aguas Vivas, el parque activa en el Barranco, el Festival de Teatro Urbano y, en general, la sensación de que algo se mueve en lo cultural en Guadalajara. Todo ello, a pesar de que la Junta de Castilla-La Mancha invierte menos en las concejalías izquierdistas que en las socialistas, y a los datos me remito. Podrán decir lo que quieran, y precisamente por lo que lo dicen, es por lo que algo se mueve. ¿Quién hablaba en la anterior legislatura de los proyectos que hoy llevan entre manos las concejalías que controla Izquierda Unida?
Me da la impresión –por lo que leo y oigo- que se ha cogido a Badel como el ‘ninot’ del equipo de gobierno, entre otras razones, porque no para quieto. De otros concejales no podemos ni siquiera hacer un análisis, ni positivo ni negativo. Parecen invisibles. Mientras que criticar a Jordi Badel resulta fácil. Ofrece la materia prima adecuada: no se corta, es la salsa de muchos perejiles y tiene una lengua de doble filo. Lo difícil es analizar con rigor su ejecutoria política. No son de recibo algunas de sus salidas de pata de banco, ni que se produzcan enfrentamientos como los del Patronato. Sin embargo, tampoco me parece justo que siempre se ataque al segundo capitán del equipo y se deje al primero indemne, como si nada tuviera que ver. ¿Por qué será?