Artículos en El Decano

1 febrero 2010

SOMOS EL TIEMPO QUE NOS QUEDA

¿Por qué lo dejaron votar en nombre del PP?

"Dentro de una estructura orgánica, como es un partido político, abrir un expediente es igual a nada. Máxime si se hace después de haber tomado una decisión de estas proporciones".
El Decano de Guadalajara, 29.01.10
Raúl Conde

Si este país hubiera afrontado un debate en serio, profundo, sobre la energía nuclear es muy probable que el Gobierno ya hubiera decidido a estas alturas la ubicación del futuro Almacén Temporal Centralizado (ATC), o sea, el basurero de residuos de alta actividad. Pero aquí siempre hemos preferido la disputa de sal gruesa. El PSOE se engancha a la pegatina antinuclear, pero no ve ilógico estar pagando a nuestros vecinos franceses el alquiler de los residuos que generamos nosotros. El PP se dice pronuclear, pero fue Rodrigo Rato el que decidió cerrar Zorita y fue el PP, en ocho años, el partido que no impulsó ninguna central nuclear. Ni siquiera fue capaz de animar a alguno de sus empresarios amigos a lanzarse a esta aventura.

Y ahora llega el momento culminante del ATC. Mañana termina el plazo legal abierto por la Secretaría de Estado de Energía para que los municipios presenten sus candidaturas. Mientras se dilucida el ganador (o el perderdor, según se mire), Guadalajara ya puede decir que ha vivido uno de los capítulos más funestos de su historia reciente. Yebra se ha convertido en un pueblo roto y la pelea entre partidarios y detractores de la energía nuclear, o del ATC, se ha llevado por delante la convivencia de una población que hasta ahora no había vivido nada similar. No existe una discusión razonada sobre la energía nuclear. No existe en Castilla-La Mancha, pero tampoco en el resto del país. Y quizá esto ocurre por la hipocresía de los partidos políticos, pero también por el hermetismo con el que la industria atómica suele afrontar este tipo de proyectos. El procedimiento elegido para decidir el emplazamiento del almacén nuclear, promovido por Industria y avalado por el Congreso, quizá no es el más adecuado. Adolece de falta de información, de transparencia y de la capacidad suficiente como para generar consensos. ¿Cuántas veces ha presentado el proyecto del almacén a sus vecinos el alcalde de Yebra? ¿Qué actividades de comunicación ha llevado a cabo Enresa a nivel nacional, que es quien pilota el proceso, para hacer pedagogía de una instalación tan importante? ¿Es justo que el voto de cinco concejales, que además no llevaban la decisión en su programa electoral, comprometa a todo un pueblo para varias generaciones y, más aún, a toda una provincia?

Pienso que el Partido Popular regional y provincial ha exhibido una actitud sibilina y condescendiente con Juan Pedro Sánchez, alcalde de Yebra, y el resto de su grupo municipal. Hace ya muchos días que este señor se había posicionado a favor del almacén nuclear. Los dirigentes del PP alcarreño sabían que iba a elevar la propuesta a un Pleno municipal. ¿Por qué lo dejaron votar en nombre del PP de Guadalajara a favor del almacén nuclear si el mismo PP de Guadalajara ya había dicho que estaba en contra de esta infraestructura? Dentro de una estructura orgánica, como es un partido político, abrir un expediente es igual a nada. Máxime si se hace después de haber tomado una decisión de estas proporciones. Por tanto, cabe deducir lo siguiente: si existe desautorización del alcalde de Yebra hacia María Dolores de Cospedal, malo. Pero si existe connivencia de ésta con el primer edil, entonces casi peor. Cospedal dice que no quiere esta instalación y su subordinado Arenas la desoye. Román pasa de soslayo sobre el asunto y, mientras, algunos de sus alcaldes se posicionan claramente a favor del vertedero nuclear. Primero con el simulacro de consulta popular en Almonacid y luego en el Ayuntamiento de Yebra. ¿Pero no fue Rajoy el que dijo en la campaña de las últimas generales que el PP es un partido que piensa y hace lo mismo en todo el territorio nacional? Pues ya lo hemos visto…

Al otro lado de la “trinchera”, tampoco la coherencia asoma como su mayor virtud. La discusión entre el ministro Sebastián y el presidente Barreda demuestra hasta qué punto el proceso elegido por el Ejecutivo para escoger la ubicación del ATC es confuso y opaco. De esta forma, se llega a la paradoja de que el mismo político que impulsó el almacén nuclear cuando era ministro de Industria (léase José Montilla), ahora rechaza que se construya en Cataluña. En fin, todo un ejemplo de cómo algunos entienden el interés general. 

En todo caso, al margen de la trifulca política, es posible que al final se impongan los criterios técnicos, físicos y de seguridad. Es cierto que las competencias para adjudicar el ATC recaen en el Gobierno y que los encargados de presentar candidaturas son los municipios. Pero también es verdad que uno de los puntos básicos que exige el procedimiento para la materialización del proyecto es el consenso institucional, además de cumplir una serie de requisitos técnicos y políticos sin los cuales es casi imposible que un ATC salga adelante. Y digo casi porque no son requisitos ineludibles. Por ejemplo, se supone que primará el emplazamiento que tenga un fuerte apoyo político en su territorio (Zapatero y De la Vega lo han corroborado); que disponga de buenas comunicaciones, sobre todo por ferrocarril; o que no se sitúe en alta montaña ni en un territorio propenso a movimientos sísmicos. Quizá por ello Francisco Castejón, de Ecologistas en Acción, recordó el terremoto que hubo en Escopete hace algunos años. Pues ojalá que cuele, sobre todo por el bien de Guadalajara. Sin embargo, lo cierto hasta ahora es que la imagen de país que se está dando, en conjunto, invita a la desmoralización. 

PD.: Una acotación curiosa: he escuchado muchas opiniones en Guadalajara alabando el frustrado intento de Almonacid de Zorita de decidir su candidatura al ATC a través de una consulta popular. Y me da que coinciden mucho con las que hace cuatro días censuraban a algunos catalanes por organizar consultas sobre la autodeterminación . ¿En qué quedamos, queridos paisanos, las consultas son un instrumento no vinculante pero democrático o son una pantomima para descargar responsabilidades en la población?

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