«Madrid tiene más variedad de relojes de sol que Guadalajara”
Seguro que muchos desconocen el término, ¿qué es la gnomónica?
Pues es la ciencia que enseña el modo de hacer los relojes solares. El palito del reloj es el gnomon, que en griego significa algo así como ‘el que sabe’. La gnomónica se ocupa de todo ello, de los relojes, de su clasificación, del cálculo…..
¿Cómo surge la idea de hacer los libros tanto de Guadalajara como de Madrid?
Tengo un enorme cariño por Guadalajara y por eso quise que fuera el primer libro antes de Madrid. Mi relación con Guadalajara procede de mi bisabuela, que adquirió un molino en 1880. Y bueno, con mi amigo Jacinto del Buey fuimos buscando los relojes y al final se convirtió en un libro. La Diputación Provincial lo tomó con cariño y salió a la luz. Y luego elegimos Madrid porque tanto yo como mi familia somos de Madrid.
Por cierto, en Guadalajara tengo unos amigos que me han mandado reseñas nuevas de relojes que no aparecen en el libro, así que al parecer el libro sigue vivo.
¿Qué diferencias encuentran entre los relojes de ambas provincias?
Madrid tiene más riqueza gnomónica que Guadalajara, más variedad. Tiene más enjundia. Guadalajara tiene mucha importancia desde el punto de vista de la antigüedad de sus relojes de sol, los canónigos, etc. Pero en su conjunto Madrid tiene más relojes que Guadalajara y en concreto, un capítulo muy importante son los relojes de museo, que en Guadalajara no hemos detectado ninguno y aquí en Madrid hay bastantes, alguno de ellos muy interesantes.
¿El libro de relojes de Guadalajara fue su ópera prima?
La mía sí, Jacinto había hecho otras publicaciones, pero no como tales, sino artículos, estudios parciales. Desde luego, fue nuestro primer libro. Nos fijamos en Guadalajara por el molino de mi bisabuela pero, mira, esto de los relojes es como una espiral, el círculo se va haciendo más grande, un poquito más grande, otro poquito y al final ya completamos toda la provincia, desde Guadalajara a Molina. Luego seguimos hasta Madrid y seguiremos dando vueltas, seguro, hasta que lleguemos a Helsinki…
Pues nuestra provincia le daría bastante trabajo porque tiene una extensión bastante grande.
La verdad es que sí. Tiene muchos kilómetros. Paso muchos días en Bujalaro pero vivo en Madrid y, claro, había excursiones a la zona de Molina de Aragón, que está lejísimos.
Cuando encuentran un reloj, ¿qué método siguen para inventariarlo?
Ahí interviene el conocimiento. Nos preparamos el estudio, empezamos a ver qué posibilidades tiene ese reloj para ser estudiado, vemos el edificio donde se encuentra porque algo nos va a decir. Vemos también la calidad y la conservación, si se puede se toman una serie de medidas, si no se estiman. Se ve la inclinación de la pared con relación al norte y sur. En definitiva, una serie de datos de campo que van a servir para hacer un informe posterior. También se hacen fotografías varias. En algunos casos hemos quitado algún cable que estaba por medio y otros casos lo hemos dejado para que vean que alguien ha metido un cable por medio del reloj.
Seguro que alguno no sabe ni que se trata de un reloj de sol.
No me extrañaría. Cualquiera que coja el libro de relojes de Guadalajara podrá ver que no sólo más de uno mete un cable sino, créetelo, incluso un farol, con lo cual tendrá la hora solar y la de noche porque, claro, se encenderá la bombilla…
¿Es complejo descifrar un reloj de sol?
El trabajo de gabinete es difícil, sobre todo en Madrid, porque los museos tienen referencias a otros museos fuera de España y son mucho más variados que los de Guadalajara, que están todos en paredes, menos un par de ellos horizontales. En cambio en Madrid los hay muy complejos y difíciles de interpretar. Espero que los amigos gnomonistas no encuentren demasiados defectos y aplaudan el trabajo.
¿Qué tipo de clasificaciones establecen?
Los que se pueden recorrer, que están presentados para que los lectores puedan realizar rutas por los pueblos que tienen reloj de sol, luego los relojes de museo y otros que están en la pintura, que hemos encontrado varios, y luego también un capítulo para los relojes que han desaparecido o que han sido machacados por el restaurador o el dueño del edificio. Por cierto que esto también lo hicimos en Guadalajara y la Diputación Provincial se interesó muchísimo a ver cómo podíamos reconstruir algunos de ellos.
¿Y cómo ha quedado ese tema?
Siempre que hablo con ellos me dicen que no ha quedado en el olvido, pero de momento no ha arrancado todavía. Es difícil porque Diputación puede poner un dinero, pero se tiene que poner de acuerdo con el Ayuntamiento de turno, que es quien tiene que mostrar interés, y tiene que facilitar una serie de cosas que para el Ayuntamiento es barato, como poner un andamiaje, que seguro que en cualquier pueblo de Guadalajara hay, y la mano de obra, siempre hay un herrero cerca. El pueblo puede poner mucho y la Diputación puede poner los conocimientos y el apoyo nuestro por otra parte. Y no es excesivamente caro restaurar un reloj de sol. Requiere un andamio corriente y llevar un canterista o alguien que sepa tratarlo y poner el gnomon, que suele estar roto. Se podría hacer una relación para ver cuales son importantes y cuales no, cuales saldrían caros o no, y a partir de ahí ir atacando este tema.
Qué cambios tiene la vida, ¿no? Ahora estamos pendientes de cada segundo.
¡Y si no que se lo pregunten a Fernando Alonso! Hombre, el reloj de sol no sería exactamente lo más adecuado para la Fórmula 1, y ni siquiera para la gente normal que estamos tan pendientes del reloj. A raíz del ferrocarril y el telégrafo, el reloj de sol dejó de ser útil. Hubo un tiempo que convivieron porque el reloj solar marca la hora de cada lugar. Es decir, el reloj de mi molino marca la hora en mi molino, y así todos. Puede ser mediodía en mi molino pero en Molina de Aragón será un ratito antes porque está más al este. Claro, no pasaba nada. Porque los de Molina comían a las 12 y yo también a mis 12 pero en el momento de que había telégrafo, hablaba con Molina y no se podían poner porque estaban comiendo. Y no digamos nada cuando inventaron el ferrocarril. Los primeros relojes de sol eran babilónicos, luego egipcios, romanos, árabes, medievales y así hasta hoy.
¿Por qué hay que destacar el valle del Lozoya?
Los relojes de sol son un poco como los “corros de brujas”, como las setas, que salen muchas alrededor de donde hay una. Cuando hay un reloj, suele haber media docena alrededor. En el valle del Lozoya hay un reloj de riego, como el que hay en Almonacid de Zorita, hay también otro de horas babilónicas e italianas, y varios verticales es decir, que hay una serie de relojes variados cuya excursión se puede hacer en una mañana. Es un recorrido gnomónico muy interesante y fácil de seguir, que culmina en el Monasterio de El Paular donde se encuentran cuatro relojes de sol en el claustro y otro en la entrada de la Hospedería.