Los ‘barones’ y el malestar
Anabel Díez, una de las periodistas que más saben sobre la cocina del PSOE, publica hoy en El País una información sobre el supuesto descontento de los ‘barones’ socialistas con el Gobierno a cuenta del ocultismo en la nueva finaciación autonómica. Como José María Barreda es el único ‘barón’ que está en la dirección del PSOE, fue el presidente de Castilla-La Mancha quien dijo en la Ejecutiva: «No puede ser que parezca que el nuevo modelo de financiación sea el que contempla el Estatuto catalán y, los demás, lo acatamos». Siempre Cataluña. Otra vez Cataluña porque hace unos días ya dijo que el dinero de la financiación no se lo iba a gastar en la «creación de embajadas en el exterior o en la implantación de una policía autonómica». Imaginen ustedes a quien se refería.
La semana pasada, Barreda tuvo una reunión muy larga con la vicepresidenta segunda y ministra de Economía. La nota de prensa oficial decía que entró «preocupado» y salió «razonablemente tranquilo» de este encuentro. Pero ahora parece que no estaba tan tranquilo. La pregunta es: Si Barreda, igual que el resto de presidentes autonómicos, salvo Montilla, sigue sin conocer las cifras de la financiación, ¿de qué habló con Elena Salgado? ¿Para qué tanto tiempo con la ministra de los cuartos?
Todo se mueve en una nebulosa ya de insoportable levedad estival. El Gobierno no acelera el ritmo de la negociación (¿para qué se nombró a Chaves vicepresidente de Cooperación Territorial?). La Generalitat mantiene un pulso por cuestiones internas: todos los partidos del tripartito quieren aparecer como triunfadores de este proceso y CiU está con las uñas afiladas. Y el resto de las regiones, que van al rebufo de una negociación que comenzó por las reivindicaciones fiscales de Cataluña, ahora se hacen las víctimas y reclaman que, puestos a repartir el pastel otra vez, ellos quieren una porción mayor.
Lo que ocurre es que mientras a Montilla le he escuchado defender muchas veces que Cataluña necesita más dinero para gestionar las competencias que el propio Estado le ha cedido, a Barreda, en esta película, nunca le he oído decir que quiere más dinero para mejorar las escuelas, los centros de salud y las infraestructuras de los pueblos. A otros presidentes autonómicos, como el de Aragón y Castilla y León, sí se lo he oído. Pero a Barreda no. Habla de atender las necesidades de la región, pero no pone énfasis en aquella variable donde Castilla-La Mancha se juega el futuro: la despoblación. Pagar por renta y recibir por población. En ese escenario, los territorios de la meseta estarían condenados.
Muchos ciudadanos puede que se pregunten, a estas alturas, si todo esto no responde a una tramoya carpetovetónica que acabará con Zapatero saliendo del fondo de la tarta.
Te respondo a esta pregunta que haces hoy: “¿para qué se nombró a Chaves vicepresidente de Cooperación Territorial?”
Con un ejemplo de la época de napoleón (literalmente). Napoleón echó del gobierno hasta dos veces a Fouché, Ministro de Policía y zorro viejo que sabía más que nadie de la familia imperial y sus tejemanejes. Pero, para no enemistarse con él, tuvo que disfrazar el despido de ascenso. Así, le dio una senaduría y lo nombró, luego, Duque de Otranto, con las consiguientes rentas a cambio del Estado. Se le despedía, sí, pero con sueldo de millonario y eso que Napoleón no soportaba a Fouché (luego lo calificaría de “el traidor perfecto”. Sin embargo, había que tenerlo contento, porque sabía demasiado. A mí entender lo de chaves e slo mismo. Había que quitarle de Andalucía ya, pero no se le podía echar sin más, porque sabe mucho ya que lleva muchos años metido en el cotarro socialista. Y para evitar males mayores se ha creado un cargo sin contenido y se la ha dejado ahí a coger polvo, hasta que la gete se olvide de él y puedan prescindir de él definitivamente.
Ahora bien, Fouché volvió con más poder todavía de todos esos destierros. A saber qué pasa con Chaves. Yo no le veo rindiéndose fácilmente y negándose a tener un cargo de más relevancia.