Las ermitas de Galve resurgen del olvido provincial
Presentado por José Luis Marina Serrano y prologado por el prestigioso estudioso José Ramón López de los Mozos, Ángel de Juan-García, hijo del que fuera brillante director de NUEVA ALCARRIA durante más de veinte cinco años, José de Juan-García, es el autor y editor del libro “Ermitas de Guadalajara”. En él, el lector podrá descubrir numerosas joyas que se yerguen, algunas con más pena que gloria, por la geografía provincial, repleta de templos religiosos. Ángel de Juan-García ha recorrido, descrito y fotografiado las casi mil ermitas que se encuentran en la práctica totalidad de los pueblos de Guadalajara, y son más de cuatrocientos. Y he de señalar que lo ha hecho de una manera amena y distendida no exenta de rigor y precisión. Con todo lujo de detalles, si bien la obra decepciona en las fotos, ninguna de ellas en color, siendo este detalle mínimo y que no mina la importancia y calidad del libro.
Por orden alfabético podemos encontrar analizadas todas y cada una de las ermitas de la provincia, repartidas por las cuatro comarcas: La Alcarria, La Campiña, El Señorío de Molina y las Serranías. La página 185 está dedicada íntegramente a las de Galve de Sorbe, encuadradas en la zona de la Sierra Norte. Cada texto viene acompañado de una pequeña fotografía en blanco y negro. Las ermitas de Galve son tres: la de la Virgen del Pinar, patrona de la localidad, la de San Antón y la de la de la Virgen de la Soledad. El autor las describe a modo de una breve ficha explicativa bajo los siguientes epígrafes: situación, acceso, descripción, fiestas y romerías. La ermita de la Virgen del Pinar está situada a poco menos de un kilómetro de los chalets de la parte alta del caserío, en la carretera que conduce a Valverde. “Es una ermita de amplias proporciones, de planta alargada y con dos cuerpos; el primero de ellos tiene el acceso a la ermita que consta de un sencillo y pequeño atrio sujeto por dos columnas de piedra. La puerta es así mismo muy sencilla con arco de piedra semicircular. En el interior se conserva una talla de Nuestra Señora del Pinar, patrona de la villa”. Breve descripción pero suficiente para dar al lector una más que ligera idea de lo que significa esta simbólica y mítica ermita galvita. Y no la adjetivo de esta manera por casualidad o por caprichos de quien firma la presente crónica, sino por la explicación que se encuentra en el apartado de Fiestas y Romerías, en la que el autor narra la celebración de la procesión de los Danzantes. Éstos manifiestan su satisfacción por comprobar que esta tradición, durante muchos años postergada y relegada a un puesto irrelevante en las actividades folclóricas de Galve y la provincia, y condenada al olvido por las instituciones, va adquiriendo cada año que pasa mayor protagonismo –justo el que se merece- en los libros que se publican de la actualidad referente a los aspectos folclóricos o etnográficos de Guadalajara. Vaya por delante, por tanto, nuestra más sincera felicitación por la labor realizada. No es esto último óbice para que, con todos los respetos, y con todo afecto, hagamos dos aclaraciones al lector sobre el texto. En primer lugar, esta fiesta no se celebra el primer fin de semana de octubre sino durante los días de fiestas patronales de agosto, si bien es cierto que antiguamente, cuando por estos lares no azotaba la despoblación, se realizaba en el día indicado en primer término. Por otra parte, los danzantes no son nueve y el zarragón, sino ocho y el zarragón.
Sin embargo, no puedo pasar por alto el enorme acierto que ha tenido al autor a la hora de comentar la segunda ermita de Galve, la de San Antón o también llamada de San Antonio Abad. Situada en el antiguo camino de Condemios de Arriba, a un par de kilómetros del casco urbano. El autor se hace eco de la “la festividad de San Antón, el día 17 de enero, con la bendición de los animales en la puerta de la ermita, siempre y cuando el tiempo lo permita”.
La Virgen de la Soledad está presente en casi todas las villas de Guadalajara. Tampoco en Galve podía faltar. La descripción que traza es acertada y concisa.
Antes de finalizar esta crónica hemos de constatar una serie de medidas que han llevado a cabo el Ayuntamiento, párroco y voluntarios de Galve en las ermitas de la Virgen del Pinar y la Soledad. En la primera se restauró el tejado de la nave principal y del atrio de entrada y en la segunda se efectuó idéntica operación además de la construcción, manteniendo la imagen general histórica de la ermita y su aspecto tradicional, de un atrio de entrada para guarecer la doble puerta de la ermita de las inclemencias climatológicas. Según indicó nuestro párroco a este corresponsal, está previsto la consecución de diversas mejoras en el interior de la ermita del Pinar.