«Los padres han delegado demasiado la educación en los profesores”
¿Cómo ha sido posible el tránsito de lo que usted en el libro llama “del niño consentido al adolescente agresivo?
Si uno no pone los primeros peldaños de la reflexión, de la autonomía, de la capacidad de aceptar la frustración, de recibir gratificaciones, de ponerse en el lugar del otro en los primeros momentos de la vida, el niño se acostumbra a que le digan sí a todo. Y a partir de ahí tiene un planteamiento de vida de que todo tiene que ser así, se va haciendo profundamente egocéntrico, su pensamiento no es nada altruista y cuando le dicen que no, no lo admite. Algunos teóricos hablan de frustración-agresión. Si tú vienes de Guadalajara a Madrid en el coche, y hay un atasco tremendo y has calculado una hora y tardas dos horas y media, esa frustración de ir arrancando y parando el coche, te va cargando de agresividad. Y te bajas encabronado si te das un golpe. Muchas veces la frustración revierte en agresividad.
¿Cuáles son los síntomas mas habituales para detectar lo que en el libro califica de tiranía de los niños?
Primero cuando su posicionamiento es de oposición, cuando discute mucho con los padres, no es que no obedezca. Cuando el niño intenta hacer cosas malintencionadamente y se encara con los padres.
Muchas veces se habla de las responsabilidades pedagógicas de los profesores. ¿De quien depende la educación de los niños?
De los padres primero, seguro, y luego del grupo de iguales, de los amigos. Lo que pasa es que a corta edad los amigos podemos elegirlos, pero cuando somos mayores depende de si nos metemos en un grupo de karate, o de campamento. A los 14 o 15 años dependiendo del tipo de horarios y de compañeros se puede disparatar. Influyen también los medios de comunicación, sobre todo la radio y la televisión, la prensa escrita poco porque leen poco, o vía internet. Y luego un ambiente de la sociedad que puede ser muy autoritario o al revés, y resignarse. La sociedad tiene la impresión de que algunas cosas se nos ha ido de la mano y no sabemos como retomarlas. Y la única forma de retomarla es uno a uno. La suma dará una buena solución.
Da la sensación de que los padres han traspasado la responsabilidad en educación a los profesores.
Yo creo que sí, quizá porque estamos en una sociedad más rica, mas evolucionada, donde hoy se exige respuestas. El error es decir ‘socialícelo’, y no ocuparse. Se deriva mucho a los miembros de la seguridad, a la justicia, a que se endurezcan las leyes.
O sea, que el nivel de riqueza y bienestar que tiene hoy España contribuye a generar esta clase de problemas, ¿no?
Tenemos una situación de pais de nuevos ricos que nos salgan estos problemas. si usted viaja a África, con subsistir los niños ya tienen suficiente. Aquí al niño se le da todo, se le sonríe todo para que no llore, para que no sufra. Se los lleva entre algodones.
¿La agresividad de los hijos en el hogar es un problema antiguo o reciente para los españoles?
Yo lo capté hace diez años. En mi libro “Violencia, memoria amarga” ya traté este tema, lo que pasa es que no había aflorado tanto ni la sociedad estaba tan preparada para darse cuenta de que teníamos el problema en casa. Ahora la gente se da cuenta y se pregunta de donde surge esto. De todas formas, los padres no son culpables al cien por cien. Es verdad también que esta sociedad tiene que rearmarse en valores para ayudar a los padres.
¿La sociedad está concienciada de la lacra que suponen los hijos maltratadores?
No, todavía falta. El libro desde que se ha presentado estoy impresionado de las llamadas que eh recibido. Es como que se ha tocado algo que existía ahí, que la gente sabe que existe pero estaba muy tapado, era tabú. En la radio, donde colaboro, colapsan las llamadas cuando se trata este tema. Y muchas veces en televisión no se trata porque falta la percha, faltan el testimonio de las madres, ya que les cuesta denunciar a sus hijos.
Supongo que la fuerza mediática de casos como el de la mendiga quemada en Barcelona ayuda a tomar conciencia.
Poco a poco, sí. El caso de la mendiga de Barcelona ya estaba descrito en otro libro “Jauría humana”, y en una de las páginas recoge un caso en Barcelona en 2002 en que unos jóvenes apalearon a un mendigo. Y dije que este caso se volverá a repetir. La gente se cree que es algo nuevo, pero no es verdad, la única diferencia que ahora se han grabado las imágenes.
¿Qué deben hacer los padres que noten el comportamiento de esta clase de niños?
Lo primero si el niño es muy pequeño, rearmarse, decirse: vamos a dedicar tiempo a valor qué nos está pasando y qué vamos a hacer. Fijar unas normas y hacerlas cumplir, y decirle al niño que si hay que sancionarle, pues se le sanciona. Segundo, pedir ayuda a un profesional que sea experto en la materia o a un amigo que tenga criterio y autoridad ante el hijo. Y si es necesario, recurrir a los servicios sociales que tienen equipos de mediación y superación de conflictos entre los padres, que a su vez tienen problemas entre ellos en ocasiones, y los hijos. Y después, ir a la fiscalía y denunciar si uno no puede con su hijo, es muy duro pero hay que hacerlo. Por el bien de uno mismo y el de todos.
¿A través de quien llegan las denuncias a la fiscalía mayoritariamente?
De los padres pocos, mas bien de los vecinos y de los propios médicos. Las madres no lo denuncian salvo que la situación se ponga muy dura y el padre se ponga entre medias.
¿Los niños violentos se convierten en el futuro en adultos violentos?
Creo que no tenemos elementos de juicio para asegurarlo de manera genérica, un chaval que en la calle es conflictivo el día de mañana puede hacer un trabajo manipulativo, tener su pareja, tener hijos o no y darse cuenta de cómo era de chaval. Ahora bien, un niño que agrede a su madre, que es la forma de conseguir lo que se propone, el día que viva con su pareja y las cosas vayan mal, será un maltratador seguro porque además es una violencia de genero. Los padres tienden a sobreproteger, a creer que no tienen tanto problema y tienen miedo a parecer timoratos y a que alguien les señale como fracasados. Tapan y tapan y cuando se dan cuenta han fracasado.
¿Es adecuada actualmente la legislación en esta materia?
Tenemos los instrumentos legislativos, lo que no sé es si tenemos los medios, las herramientas humanas para trabajar en los hogares.
¿Su vinculación con Guadalajara de donde procede?
Muy sencillo, tengo una casa en Alcolea del Pinar porque mi suegra fue la farmacéutica de este pueblo y mi suegro el medico. Se conocieron y se casaron. Tenemos una casita de pueblo con su bodega, biblioteca y frontón. Yo escribo los libros y todo en el pinar de Alcolea. Allí nos encontramos para hacer almuerzos con amigos de Guadalajara como Manu Leguineche, Pedro Aguilar o Víctor Márquez Reviriego. Y luego me pareció muy bonita la invitación a escribir en NUEVA ALCARRIA, que por cierto leo todos los días, me gusta mucho la provincia, la conozco y visito asiduamente, voy mucho a Sigüenza, Atienza, Cifuentes e incluso en Brihuega me invitaron a dar el pregón.